La inteligencia artificial se define como la simulación de diversos procesos humanos por parte de sistemas informáticos. En su esencia, existen diversas tipologías de inteligencia artificial, que van desde máquinas básicas, hasta entidades tan complejas como el comportamiento humano.
En este artículo se hace énfasis en la clasificación que propone Arend Hintze, una clasificación de máquinas inteligentes para categorizar su nivel de sofisticación y complejidad.
Las máquinas reactivas son el modelo de inteligencia artificial más básico y simple. Están fundamentadas en las eventualidades del presente, es decir, que sus decisiones y acciones son ejecutadas en base a lo que sucede en el “ahora”.
Funcionan así debido a que son incapaces de operar a partir de datos históricos, no pueden mirar hacia atrás para aprender de sus errores, ni inspeccionar las experiencias pasadas de otras máquinas.
Además, debido a su naturaleza (incapacidad de crear recuerdos), no pueden progresar por sí mismos y mejorar como sistemas inteligentes, lo que les impide convertirse en un modelo más sofisticado.
Son aquellas que pueden actuar en base a experiencias pasadas, pero bajo una memoria limitada. Son capaces de crear pequeñas bases de datos y aprender en función de lo que almacenan. Son igualmente reactivas, pero su comportamiento está sujeto al contenido de su memoria.
Si bien sus decisiones están limitadas por el tamaño de su memoria, son realmente útiles para ejecutar y automatizar diversos tipos de actividades.
Además, la información que guarda es de carácter transitorio, es decir, son incapaces de acumular una gran cantidad de información a través del tiempo.
En este punto se encuentran las máquinas cuyo modo de actuación es más avanzado. Es un esquema en el que aún se trabaja, pero que promete mucho.
En psicología, la teoría de la mente se define como la capacidad de poseer consciencia de las discrepancias que existen entre las ideas, pensamientos y puntos de vistas del individuo mismo y el de otros.
Es decir, es la capacidad de interpretar el pensamiento de otros sin condicionar dicha percepción por el pensamiento propio.
Extrapolando este concepto a los agentes inteligentes, se refiere a que las máquinas con teoría de la mente poseen “empatía” sobre los individuos con los que convive. Esto es, tienen consideración con los sentimientos e ideas de otros.
Es una concepción para enseñarle a las máquinas la forma en cómo deben actuar y tratar a los demás, esto con el objetivo de lograr un ecosistema saludable y equilibrado entre máquinas y seres vivos.
Las máquinas con autoconciencia son aquellas con conocimientos de su propia existencia. Es, por lejos, la tipología de inteligencia artificial más compleja de todas y, por lo tanto, la más difícil de alcanzar.
Cómo presunción, un agente con autoconciencia implica que tiene la capacidad de percibir la realidad que le rodea e interactuar con ella. Comprende con inmediatez los actos que realiza y entiende empáticamente los sentimientos de otros. Además, posee capacidad analítica para reflexionar sobre sus actos y el comportamiento de los demás.
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