¿Sabías que muchos negocios pagan más IVA del que deberían solo por desconocimiento? Hacienda no te va a decir cómo pagar menos, pero hay ciertas estrategias totalmente legales que te pueden servir para aminorar el impacto del IVA en tu empresa.
Pero antes de decirte cómo pagar menos IVA trimestralmente, primero hay que entender qué es el IVA y cómo funciona. Muchas personas tienen ideas erróneas sobre este impuesto, así que vamos a clarificarlas primero.
El IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) es un impuesto indirecto que se aplica a la venta de bienes y servicios. Lo paga el consumidor final, pero las empresas y autónomos son los encargados de recaudarlo y entregarlo a Hacienda. O sea: tú no pagas el IVA de tu bolsillo (en teoría), sino que simplemente lo cobras en tus facturas y luego se lo das al gobierno.
Cada vez que vendes algo con IVA, cobras ese impuesto a tu cliente. Pero también pagas IVA cuando compras productos o servicios para tu negocio. La cuestión aquí está en la diferencia entre el IVA que cobras y el IVA que pagas:
IVA a pagar = IVA repercutido - IVA soportado
Si cobraste más IVA del que pagaste, debes pagar la diferencia a Hacienda. Si pagaste más IVA del que cobraste, puedes compensarlo o inclusive solicitar que te devuelvan dinero (aunque en la práctica esto no siempre es inmediato).
Hay mucha confusión con el IVA, así que aclaremos algunos puntos:
No es un gasto como tal. Tú solo eres un intermediario que lo recauda y lo entrega a Hacienda. Lo que sí te afecta es si pagas más IVA del que cobras, porque entonces te tocará adelantar dinero hasta que puedas compensarlo.
Si no emites facturas, efectivamente no cobrarás IVA, pero eso no implica que estés exento de pagarlo en ciertas circunstancias (por ejemplo, en algunos regímenes de autónomos o si realizas operaciones intracomunitarias).
El IVA no es tuyo. Si lo cobras y no lo declaras, estás cometiendo una infracción fiscal que puede salirte cara.
Dicho todo lo anterior, veamos ahora cinco estrategias accionables y fáciles de implantar para reducir tu carga fiscal de IVA trimestral:
Uno de los errores más comunes al fijar precios es no tener en cuenta el IVA desde el principio. Muchos empresarios y autónomos calculan cuánto quieren cobrar por su producto o servicio, pero olvidan que una parte de ese dinero no es realmente suyo, sino que deberá entregarlo a Hacienda.
Si no tienes esto en cuenta, puedes terminar vendiendo más barato de lo que pensabas y reducir tu margen de beneficio sin que te des cuenta.
Digamos, por ejemplo, que quieres vender un producto o servicio por 1,000 euros porque consideras que ese es un precio justo para tu trabajo. Pero, si no incluyes el IVA en el cálculo y sencillamente le sumas el 21% después, el precio final que verá el cliente será 1,210 euros.
¿Qué pasa aquí? Bueno, dos cosas. Primero, que el cliente verá el producto más caro (y puede que ya no quiera comprarlo porque al principio ha visto un precio y luego ha visto otro), y segundo, si decides dejarlo en 1,000 euros para que el cliente no se eche atrás, en realidad estarás cobrando menos. ¿Por qué? Porque dentro de esos 1,000 euros estará incluido el IVA, y tú solo recibirás 826,45 euros (el resto, 173,55 euros, se lo llevaría Hacienda).
Para evitar este error, siempre calcula tus precios teniendo en cuenta el IVA.
La forma correcta de hacerlo es: Precio sin IVA = Precio final / (1 + Tipo de IVA)
Si el IVA es del 21%, el cálculo sería:
1,210 / 1.21 = 1,000 euros (este es el verdadero precio sin IVA).
Por eso, al negociar con clientes, siempre es mejor ofrecer el precio ya con IVA incluido y no dejarlo como una sorpresa final. Mira los siguientes dos ejemplos para que lo tengas más claro:
De esta manera te aseguras de que el precio que recibes es realmente el que necesitas para cubrir tus costos y obtener el beneficio esperado.
A la hora de pensar en cómo pagar menos IVA trimestral uno de los puntos más importantes y que suele pasarse por alto es este.
Muchos empresarios y autónomos pierden dinero sin darse cuenta por estar pagando el IVA bajo un régimen que no les conviene. La mayoría simplemente se queda con el Régimen General sin cuestionarse si hay otra opción más beneficiosa para su actividad.
Lo cierto es que no todos los negocios tienen que pagar el IVA de la misma forma. Existen distintos regímenes y cada uno tiene sus ventajas y desventajas según el tipo de actividad que realizas. Con lo cual, elegir el correcto puede hacer una gran diferencia en cuánto pagas a Hacienda cada trimestre.
Veamos a continuación los regímenes más comunes y en qué casos pueden ser más beneficiosos:
Este es el régimen en el que entran la mayoría de empresas y autónomos por defecto. Funciona con la fórmula estándar del IVA:
IVA a pagar = IVA repercutido (el que cobras) - IVA soportado (el que pagas en tus compras).
Ejemplo de a quién le conviene:
Si tienes una tienda y vendes productos sin transformarlos (ropa, calzado, accesorios, etc.), es probable que este sea tu régimen a adoptar, pues aquí no tienes que presentar declaraciones trimestrales de IVA, sino que, a cambio, pagas un recargo adicional en tus compras.
Ejemplo de a quién le conviene:
Este régimen es también conocido como régimen de módulos, y está pensado para autónomos que tienen ingresos y gastos relativamente estables, ya que, en vez de pagar el IVA según facturas reales, Hacienda estima cuánto deberías pagar en función de ciertos parámetros (metros cuadrados del local, consumo eléctrico, número de empleados, etc.).
Ejemplo de a quién le conviene:
Si trabajas con clientes que tardan meses en pagarte, entonces este régimen puede ser tu salvavidas. En el Régimen General debes pagar el IVA en cuanto emites la factura, aunque todavía no te hayan pagado. Pero en el Régimen de Caja solo pagas el IVA cuando efectivamente cobras la factura.
Ejemplo de a quién le conviene:
Para seleccionar acertadamente es fundamental examinar a fondo la operativa de tu empresa y plantearte las siguientes interrogantes:
¿Tienes muchos gastos con IVA que puedas deducir?
¿Vendes productos sin transformarlos?
¿Tus clientes tardan en pagarte?
Si no estás seguro de cuál te conviene más, consulta con un asesor antes de tomar una decisión. Cambiar de régimen puede suponer un ahorro importante en el IVA que pagas cada trimestre.
Ahora vamos con una de las mejores formas de pagar menos IVA: no pagar nada en absoluto. Pero, ojo, esto no significa que estés haciendo trampa, sino que algunas actividades están legalmente exentas de IVA, y esto muchas personas no lo saben.
Si tu negocio entra en una de estas categorías, no tendrás que incluir IVA en tus facturas ni pagarlo a Hacienda, lo que es bastante ventajoso, ya que tus precios serán más bajos para los clientes sin que tu margen de beneficio se vea mermado.
No todas las empresas ni autónomos tienen que cobrar IVA en sus facturas. La ley establece que ciertas actividades están exentas de IVA, lo cual implica que no deben incluir este impuesto en sus operaciones. Algunos ejemplos de sectores que pueden beneficiarse de esta exención son:
Uno de los errores más costosos que cometen muchos autónomos y empresarios es no llevar un buen control de sus facturas. Cada factura que pierdes es dinero que regalas a Hacienda, porque significa que estás dejando de deducir gastos que podrían reducir tu IVA a pagar.
Para explicarlo mejor: si no tienes una factura válida, Hacienda no te dejará descontar el IVA que pagaste en esa compra. Y si no puedes descontarlo, terminas pagando más IVA del necesario.
El IVA que pagas en tus compras (IVA soportado) solo se puede restar del IVA que cobras a tus clientes (IVA repercutido) si puedes demostrarlo con una factura válida.
Si pierdes o no guardas correctamente una factura, no podrás justificar ese gasto ante Hacienda y estarás pagando más IVA del necesario.
Ejemplo:
Ahora imagina esto con decenas o cientos de compras al año: puede suponer, en efecto, una diferencia importante en lo que pagas a Hacienda.
Para llevar un buen control de tus facturas y no perder deducciones, sigue los consejos a continuación:
Para que una factura sea válida a efectos fiscales, debe contener ciertos datos obligatorios:
Si te dan solo un ticket simple (como los de supermercado), en muchos casos no sirve para deducir IVA. Por ello, en su lugar, pide siempre una factura completa con tus datos fiscales. Por ejemplo, si compras material de oficina en una papelería y te dan un ticket sin tus datos, ese IVA no lo puedes deducir. En contraste, si pides una factura con tu NIF/CIF, sí podrás descontar el IVA en tu declaración.
Además de tener las facturas, es súper importante organizarlas bien para que no se pierdan. Algunas estrategias que te ayudarán, son:
Si a final de año Hacienda te pide justificar un gasto de hace 10 meses y no encuentras la factura, te tocará pagar más IVA y posiblemente una sanción.
Si compras algo para tu negocio, págalo con la cuenta de empresa y guarda bien la factura. Mezclar gastos personales con los profesionales puede traerte problemas al justificar deducciones. Por ejemplo, si compras un móvil y lo usas para trabajar, pero lo pagas con tu cuenta personal sin pedir factura con tus datos fiscales, no podrás deducir ese IVA.
No esperes hasta el último momento para revisar tus facturas. Antes de cada declaración trimestral de IVA, revisa que tienes todas las facturas necesarias y que no falta ninguna. Consejo: haz esto una vez al mes para evitar sorpresas que perfectamente se pudieron evitar.
Si hay un buen truco para pagar menos IVA es este: deducir todo el IVA que legalmente puedas. Cada gasto que puedas justificar como necesario para tu negocio reduce el IVA que tienes que pagar a Hacienda.
El problema es que muchos empresarios no aprovechan todas las deducciones posibles o, por el contrario, intentan deducir gastos que no corresponden, lo cual puede traerles problemas en una inspección.
Cuando compras algo para tu negocio, pagas IVA por esa compra (IVA soportado). La ley permite que te descuenten ese IVA del que tú cobras a tus clientes (IVA repercutido). Por ejemplo:
Si no guardas la factura o el gasto no es deducible, esos 210 euros los pierdes y terminas pagando más impuestos.
Para que un gasto sea deducible, debe cumplir con tres requisitos:
A continuación te presento una lista con los gastos más comunes que puedes deducir:
Hay algunos gastos que Hacienda mira con lupa, y si intentas deducirlos sin justificarlos bien puedes tener problemas en una inspección:
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