Brindar una buena experiencia a los clientes a través del ofrecimiento de productos o servicios que cumplan con las expectativas de estos, es una meta que muchas organizaciones persiguen con anhelo.
Entre tantas opciones que existen en el mercado, un consumidor tiene la suficiente flexibilidad de probar ciertos productos hasta optar por aquel que finalmente satisfaga sus necesidades reales. Por lo que, la subsistencia de una empresa depende en gran medida en lograr que sus consumidores alcancen o superen sus expectativas.
La satisfacción del cliente es qué tan contento queda un cliente después de comprar un producto o usar un servicio. Si lo que recibe es igual o mejor de lo que esperaba, estará satisfecho. De lo contrario, se sentirá decepcionado o incluso molesto.
El objetivo esencial de medir la satisfacción del cliente es saber si el consumidor está feliz con el producto o servicio que adquirió. De esta forma, la empresa puede saber si está haciendo o no un buen trabajo.
Si el nivel de satisfacción es positivo, la empresa puede estar tranquila sabiendo que su trabajo está siendo bien ejecutado y, por tanto, es más probable que los clientes regresen y recomienden sus productos a otras personas.
Por el contrario, si el nivel de satisfacción es bajo, la empresa debe analizar en qué está fallando y hacer mejoras para evitar perder clientes y mantener una buena reputación.
Por último, si la satisfacción es neutra, significa que “pudo haber sido mejor". Este es el cliente que no se queja, pero tamp Dado que los mercados están muy saturados de opciones, ofrecer una oco se emociona ni se fideliza. Y las empresas no deben descuidarse si reciben este tipo de feedback, ya que estos fácilmente se van con la competencia sin pensarlo mucho en caso de encontrar algo mejor.
La satisfacción del cliente depende de que el producto funcione bien, la atención sea amable, el precio tenga sentido, la compra sea fácil y lo recibido cumpla sus expectativas. Si todo esto se cumple, es más probable que el cliente se sienta feliz, vuelva y recomiende la marca.
Veámoslo con ejemplos:
Imagina que compras unos audífonos porque dicen que tienen un sonido increíble. Pero cuando los pruebas, suenan bajito o se rompen a la semana. Te sentirías engañado y nada feliz con la compra. Sin embargo, si cumplen lo prometido y duran mucho, te quedarás contento y hasta podrías recomendar la marca.
Supón que vas a un restaurante y el mesero te trata mal, tarda en atenderte y hasta olvida lo que pediste. Aunque la comida sea rica, te quedarás con una mala impresión. Pero si te atienden con amabilidad, rapidez y te hacen sentir bienvenido, la experiencia será mucho mejor y querrás volver.
Si compras una camiseta cara y, al primer lavado, se destiñe o se rompe, sentirás que tiraste tu dinero. Por el contrario, si pagaste un precio justo por una prenda que se ve bien y dura mucho, te sentirás satisfecho. Con lo cual, no siempre es cuestión de que algo sea barato, sino de que realmente valga lo que cuesta.
Digamos que compras algo en línea, pero el proceso es complicado, te piden muchos datos innecesarios y la página se traba. O que vas a un supermercado y hay filas eternas porque solo tienen una caja abierta. Esos detalles frustran muchísimo al cliente. Pero si todo es ágil y sin demasiadas complicaciones, la experiencia es infinitamente mejor.
Si un hotel en su página muestra fotos de habitaciones grandes y modernas, pero cuando llegas te dan un cuarto viejo y pequeño, indudablemente te decepcionarás. Esto pasa cuando lo que la empresa promete no coincide con la realidad. Pero si lo que recibes es igual o mejor de lo que esperabas, te irás feliz y con ganas de volver.
La satisfacción del cliente es una sensación o emoción que experimenta un cliente después de haber utilizado un producto o servicio. Si lo que recibe cumple con sus expectativas en ese momento, se siente satisfecho. Pero la satisfacción puede ser temporal y no necesariamente significa que volverá a comprar.
Por otro lado, la lealtad del cliente va más allá de la satisfacción. Es cuando un cliente sigue eligiendo una marca o empresa repetidamente, incluso si en algún momento no está completamente satisfecho. La lealtad se basa en una relación a largo plazo, donde el cliente confía en la marca y percibe más beneficios (como un buen servicio al cliente, una calidad constante, o buenas ofertas). La lealtad se construye con el tiempo y no depende solo de una experiencia puntual.
Entonces, un cliente puede estar satisfecho en una compra, pero no ser leal si decide cambiar a otro competidor por alguna razón. La lealtad es más profunda y duradera que la satisfacción.
La satisfacción del cliente depende tanto de la empresa como de las expectativas del cliente. Si la empresa cumple o supera lo que el cliente espera, estará satisfecho. Si las expectativas son muy altas, puede ser difícil que la empresa las cumpla, incluso si hace todo bien.
La satisfacción del cliente es importante por varias razones:
Estos indicadores son una serie de parámetros para medir individualmente ciertos datos que tienen relación e incidencia con la satisfacción del cliente.
Mide la lealtad de los clientes y su disposición para recomendar la empresa a otras personas. Este indicador ayuda a entender si los clientes están satisfechos al punto de promover el negocio.
Se realiza con la siguiente pregunta a los clientes: “En una escala del 0 al 10, ¿qué tan probable es que recomiendes nuestro producto o servicio a un amigo o familiar?”
NPS = % de Promotores - % de Detractores
Donde:
Si de 100 personas, 60 son promotores (dan puntuaciones de 9 o 10), 30 son pasivos (dan 7 u 8) y 10 son detractores (dan 0 a 6), el NPS sería:
NPS = (60%) - (10%) = 50%
Este resultado indica que el 50% de los clientes son promotores, lo que es un buen signo de lealtad.
Mide qué tan satisfechos están los clientes con un producto, servicio o interacción con la empresa. Generalmente se utiliza para conocer la satisfacción inmediata después de una compra o una experiencia específica.
Se pregunta a los clientes: “¿Qué tan satisfecho estás con nuestro producto/servicio?” Las respuestas suelen estar en una escala del 1 al 5 o del 1 al 10.
CSAT = (Número de respuestas positivas / Total de respuestas) × 100
Si 80 de 100 clientes califican su experiencia como positiva (4 o 5 en una escala de 5), el CSAT será:
(80/100) × 100 = 80%
Por tanto, dado que la mayoría de los clientes (80%) han calificado la experiencia como buena (con 4 o 5 en una escala de 1 a 5), eso indica que están satisfechos con lo que recibieron.
Mide cuánto esfuerzo tuvo que hacer un cliente para resolver su problema, realizar una compra o utilizar un servicio. El objetivo es saber si la empresa hizo todo lo posible para que el cliente tuviera una experiencia fluida y fácil.
Se mide con una pregunta como: “¿Qué tan fácil fue resolver tu problema con nuestro servicio?” Las respuestas suelen ser en una escala del 1 al 7, donde 1 significa “muy fácil” y 7 “muy difícil”.
CES = (Suma de todas las puntuaciones) / (Número total de respuestas)
Si 100 clientes responden y sus puntuaciones son:
El CES sería:
CES = (30×1 + 50×2 + 20×3) / 100 = 2.1
Este resultado muestra que la mayoría de los clientes encontraron el proceso fácil, aunque todavía hay margen de mejora.
Mide la satisfacción del cliente con el servicio proporcionado por un proveedor o socio comercial. Este indicador es importante cuando la experiencia del cliente depende no solo de la empresa, sino también de sus socios o distribuidores.
Se mide con una pregunta como: “¿Qué tan satisfecho estás con el servicio que recibiste de nuestro proveedor o socio?”. Las respuestas suelen ser de 1 a 5 o de 1 a 10.
SPS = (Suma de todas las puntuaciones) / (Número total de respuestas)
Si 100 clientes responden a la encuesta y las puntuaciones son:
El SPS sería:
SPS = (40×4 + 40×5 + 20×3) / 100 = 4.2
Este puntaje indica que los clientes están generalmente satisfechos con el servicio brindado, pero aún hay espacio para mejorar.
Mide la cantidad de problemas o consultas que se resuelven en el primer contacto que tiene el cliente con la empresa. Es un indicador útil para evaluar la eficiencia del servicio al cliente y la capacidad que tiene la empresa para solventar problemas rápidamente.
Se calcula observando la cantidad de casos que fueron resueltos en el primer intento de contacto, sin necesidad de seguimiento. La pregunta que guía esta medición es: “¿El problema del cliente se resolvió en el primer contacto?”
FCR = (Número de casos resueltos en el primer contacto / Número total de casos) × 100
Si 100 casos fueron atendidos y 85 se resolvieron en el primer contacto, la fórmula sería:
FCR = (85 / 100) × 100 = 85%
Esto indica que el 85% de los problemas se resolvieron en el primer contacto, lo que es un buen indicador de eficiencia.
Mide el tiempo promedio que tarda la empresa en dar su primera respuesta a una consulta o problema presentado por un cliente. Se trata de un indicador esencial para evaluar la rapidez de la atención al cliente.
Se mide calculando el tiempo transcurrido entre que el cliente hace la primera consulta o reclamo y cuando la empresa responde por primera vez.
FRT = (Suma de los tiempos de respuesta de todos los casos) / (Número total de casos)
Si en 10 casos el tiempo de respuesta fue de 5, 10, 8, 6, 4, 9, 7, 6, 5 y 8 horas, la fórmula sería:
FRT = (5 + 10 + 8 + 6 + 4 + 9 + 7 + 6 + 5 + 8) / 10 = 6.8 horas
Esto indica que, en promedio, la empresa tarda 6.8 horas en dar una primera respuesta.
Mide el porcentaje de clientes que dejan de usar los productos o servicios de una empresa durante un período determinado. Es un indicador importante para saber cuántos clientes están perdiendo.
Se mide observando cuántos clientes dejan de utilizar los servicios o se cancelan sus suscripciones en un período específico, y se compara con el total de clientes al inicio de ese período.
Churn Rate = (Número de clientes perdidos / Número total de clientes al inicio del período) × 100
Si en un mes tenías 200 clientes y 20 de ellos dejaron de ser clientes, la fórmula sería:
Churn Rate = (20 / 200) × 100 = 10%
Este resultado indica que el 10% de los clientes dejaron de utilizar los servicios durante ese mes.
Mide el tiempo promedio que un agente de atención al cliente tarda en resolver una solicitud o atender a un cliente. Es principalmente útil para evaluar la eficiencia del equipo de servicio al cliente.
Se mide observando cuánto tiempo toma cada interacción entre el cliente y el agente, desde que el agente comienza a atender hasta que se resuelve el problema o se cierra la consulta.
Tiempo Promedio de Servicio = (Suma de todos los tiempos de atención) / (Número total de interacciones)
Si el tiempo de atención en 5 casos fue de 10, 12, 15, 9 y 11 minutos, la fórmula sería:
Tiempo Promedio de Servicio = (10 + 12 + 15 + 9 + 11) / 5 = 11.4 minutos
Esto indica que, en promedio, el agente tarda 11.4 minutos en atender a un cliente.
Mide el tiempo que un cliente tiene que esperar antes de ser atendido por un agente de servicio. Es fundamental para evaluar la rapidez con la que una empresa responde a sus clientes.
Se calcula observando el tiempo que transcurre entre que un cliente solicita atención y el momento en que realmente es atendido por un agente.
Tiempo Promedio de Espera = (Suma de todos los tiempos de espera) / (Número total de clientes que esperaron)
Si 5 clientes esperaron 2, 4, 3, 5 y 1 minutos, la fórmula sería:
Tiempo Promedio de Espera = (2 + 4 + 3 + 5 + 1) / 5 = 3 minutos
Esto significa que, en promedio, un cliente tiene que esperar 3 minutos para ser atendido.
Mide qué porcentaje de los problemas o consultas de los clientes se solventan en su primer intento de contacto. Es importante porque refleja la efectividad y rapidez del servicio al cliente.
Se mide observando cuántos casos o problemas se resolvieron en el primer contacto, sin necesidad de que el cliente vuelva a contactar.
Tasa de Resolución en el Primer Contacto = (Número de problemas resueltos en el primer contacto / Número total de casos) × 100
Si 100 clientes se comunican con la empresa y 90 de ellos ven sus problemas resueltos en el primer contacto, la fórmula sería:
Tasa de Resolución en el Primer Contacto = (90 / 100) × 100 = 90%
Esto indica que el 90% de los problemas se resolvieron sin necesidad de más contactos, lo cual es un buen resultado.
A grandes rasgos, podemos clasificar los niveles de satisfacción del cliente en tres niveles: baja, neutra y alta.
El cliente siente que su experiencia fue mala. El producto o servicio no cumplió con sus expectativas y puede que incluso se sienta engañado o frustrado. Probablemente no vuelva y, si la experiencia fue muy mala, hablará mal de la marca.
Ejemplo: Vas a un restaurante y pides una pizza. Cuando llega, está fría, con ingredientes de mala calidad y el mesero es grosero. No disfrutas la comida y está más que claro que no volverás.
Otro ejemplo: Compras unos zapatos en línea, pero cuando llegan son incómodos y diferentes a la foto. Intentas hacer un cambio, pero el proceso es complicado y tremendamente lento.
El cliente no está del todo insatisfecho, pero tampoco satisfecho. Su experiencia tuvo puntos buenos y malos, dejando una sensación de “podría haber sido mejor”. Puede que vuelva, pero solo si no encuentra otra opción mejor.
Ejemplo: Vas a una cafetería y pides un café con leche. Te lo sirven rápido, pero la leche está más caliente de lo que te gusta y el sabor es normal. No es terrible, pero tampoco lo disfrutarás tanto. No te quejas, pero tampoco tienes ganas de volver.
Otro ejemplo: Compras una chaqueta en una tienda. La tela es un poco más delgada de lo que esperabas y el color no es exactamente el mismo que viste en la foto. No es un desastre, pero no era lo que imaginabas. Decides quedártela porque no está tan mal, pero no comprarías otra vez en esa tienda.
Este es el nivel más alto. El cliente recibe más de lo que esperaba y la experiencia es tan buena que lo deja encantado. Esto hará que indudablemente quiera repetir la experiencia y recomendar la marca a otros.
Ejemplo: Vas a un hotel y, además de la habitación que reservaste, te reciben con una bebida de cortesía, te ofrecen una mejor vista sin costo y el personal es súper amable. Te sientes bien atendido y volverías sin pensarlo.
Otro ejemplo: Compras un teléfono y, además de funcionar bien, la batería dura más de lo que imaginabas, te regalan una funda y el servicio al cliente es muy amable. Te sientes contento y seguro volverás a comprar de esa marca.
Sí, un cliente puede estar satisfecho pero cambiar de empresa si encuentra una mejor oferta, un servicio más conveniente o un valor adicional que le atrae más, aunque esté feliz con lo que tiene.
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