El cumplimiento normativo es básicamente un conjunto de reglas que cualquier negocio debe seguir, y no, no es solo para las grandes multinacionales. Cuando hablamos de compliance (como también se le llama), estamos hablando de estar al día con todo lo que implica operar un negocio legalmente: permisos, licencias, impuestos, y un montón de otras cosas que, si bien suenan aburridas, son cruciales para evitarte problemas.
En los negocios pequeños, es común pensar que "como somos pequeños, nadie nos va a revisar", pero la realidad es otra. Las autoridades pueden ser igual de exigentes contigo que con una gran empresa. Y, seamos honestos, un negocio pequeño tiene mucho más que perder si recibe una multa o enfrenta problemas legales. Así que, prepárate, porque aquí vamos a repasar todo lo que necesitas saber para que el compliance no te agarre desprevenido.
Ver también: ¿Qué es un oficial de cumplimiento o compliance officer?
Vamos a empezar por lo esencial. En este apartado te quiero contar sobre los requisitos más básicos que cualquier negocio pequeño debe tener en cuenta:
Sin las licencias y los permisos correspondientes, tu negocio ni siquiera debería estar operando. Dependiendo del país, región, o ciudad en la que te encuentres, hay una serie de licencias que debes obtener antes de empezar a vender, fabricar, o prestar cualquier tipo de servicio.
Licencias municipales o locales: En la mayoría de los lugares, necesitas una licencia municipal que te permita operar legalmente. Ello comprende una variedad de permisos que van desde licencias comerciales generales hasta permisos concretos si tu negocio implica la manipulación de alimentos o bebidas. Por ejemplo, una cafetería requerirá permisos sanitarios extras, mientras que un taller de reparación de automóviles necesitará licencias relacionadas con la seguridad ambiental y el manejo de productos químicos.
Permisos de zonificación: Dependiendo del tipo de negocio y su ubicación, podrías necesitar un permiso de zonificación que te autorice a operar en ciertas áreas. Estos permisos son fundamentales, particularmente si estás pensando en abrir un negocio en casa o en un área que no está designada para actividades comerciales.
Permisos de salud y seguridad: Si operas un negocio que involucra el contacto con el público, como un restaurante, una guardería, o un salón de belleza, necesitarás cumplir con estrictos requisitos de salud y seguridad. Las inspecciones regulares serán parte de tu rutina, y cualquier incumplimiento podría resultar en sanciones o, peor aún, en el cierre temporal de tu negocio.
Cada sector tiene sus propios requerimientos. Mi consejo es que, antes de lanzarte, hagas una investigación o consultes con un experto en regulaciones locales. Nada peor que recibir una multa porque no sabías que necesitabas un permiso especial.
Los impuestos son una realidad ineludible. En el mundo de los negocios, nadie puede evitar al "Tío Sam", como se dice en los Estados Unidos, o a la autoridad fiscal que corresponda en tu país. Pero más allá del chiste, es vital entender qué impuestos aplican a tu negocio y cómo manejarlos.
Impuestos sobre ventas o IVA (Impuesto al Valor Agregado): Si vendes productos o servicios, es probable que necesites recaudar impuestos sobre las ventas o IVA y entregarlo a la autoridad fiscal correspondiente. Aquí no hay lugar para errores; debes saber cómo calcular, cobrar y presentar estos impuestos mensualmente, trimestralmente o según lo estipule la ley. Un error común es no mantener registros de estas transacciones, ya que ello podría resultar en auditorías y penalizaciones.
Impuesto sobre la renta: Como dueño de un pequeño negocio, no solo debes preocuparte por los impuestos de ventas, sino también por los impuestos sobre la renta. A diferencia de un empleado que recibe una nómina con impuestos ya descontados, tú serás responsable de calcular y pagar los impuestos sobre las ganancias netas de tu negocio. No hacerlo correctamente puede llevarte a tener problemas con las autoridades fiscales que resulten en costosas multas.
Impuestos locales y propios del sector:
Dependiendo de la actividad económica de tu negocio, podrías estar sujeto a otros impuestos específicos. Por ejemplo, los negocios relacionados con el alcohol, el tabaco, o el transporte pueden estar sujetos a impuestos extras. No es raro que muchos emprendedores no estén al tanto de estos impuestos extras y terminen con problemas más adelante.Mi consejo aquí es: busca un buen contador. Además de ayudarte a cumplir con tus obligaciones, también te podrá asesorar sobre deducciones fiscales que podrías estar pasando por alto.
Si tu negocio tiene empleados, hay un conjunto de normas adicionales que necesitas seguir, y no, no es nada más pagarles un salario cada mes. Las leyes laborales son estrictas, y su incumplimiento puede llevar a sanciones graves, litigios, o en casos más extremos, al cierre del negocio.
Contratos claros y justos: Todo empleado debe tener un contrato laboral que estipule claramente las condiciones de trabajo, las responsabilidades, los horarios, los beneficios, y las políticas de la empresa. Un contrato claro protege tanto a los empleados como a ti como empleador. Evitar los contratos o usar contratos verbales puede ser un error muy costoso.
Contribuciones a la seguridad social y otros beneficios: En muchos países, los empleadores están obligados a realizar contribuciones a la seguridad social por cada empleado, además de proporcionar seguros médicos, fondos de pensiones, y otros beneficios estipulados por la ley. No realizar estas contribuciones puede llevarte a problemas legales muy serios y a multas que podrían quebrar tu negocio.
Cumplimiento de normativas de seguridad y salud ocupacional: Dependiendo del tipo de trabajo y el ambiente en el que se realice, hay requisitos de seguridad que debes seguir. Ya sea que tu negocio sea una oficina, una fábrica, o un restaurante, es esencial brindar un entorno seguro, ya que un accidente en el trabajo debido a la falta de medidas pertinentes puede llevarte a enfrentar demandas y sanciones.
Como dueño de un negocio pequeño, tienes que estar al tanto de todas estas normativas básicas. Aunque pueda parecer mucho trabajo, el esfuerzo inicial de poner todo en orden te ahorrará mucho dolor de cabeza y recursos a largo plazo.
No es solo cumplir por cumplir; es proteger tu inversión, tu reputación y, lo más importante, tus sueños de emprendedor.
Aquí es donde las cosas se ponen interesantes, porque la mayoría de los errores que cometen los negocios pequeños al manejar el cumplimiento normativo no son por falta de conocimiento, sino por exceso de confianza o, a veces, pura negligencia. Vamos a ver algunos de los más comunes:
“Eso no aplica para mí” (La falsa sensación de inmunidad por ser pequeño): Este es un error clásico. Pensar que ciertas regulaciones no aplican porque tu negocio es pequeño es un grave error. La ley es la ley, y, aunque no tengas cientos de empleados o millones en ingresos, las normativas te afectan igual.
No mantener en orden tus archivos, el desorden que puede salir muy caro: Otro error muy común es no llevar un registro detallado de todos los documentos, transacciones y procedimientos. “¿Para qué guardar todo eso?” pensarás. Bueno, cuando la autoridad fiscal o cualquier ente regulador venga a tocar tu puerta, querrás tener todos esos papeles listos y organizados.
No mantenerse actualizado y la trampa de quedarse en el pasado: Las leyes cambian, y lo que era válido el año pasado puede que ahora ya no lo sea. Muchos dueños de negocios pequeños asumen que, una vez que han cumplido con ciertos requisitos, ya no tienen que preocuparse más. Craso error. Estar desinformado puede costarte caro.
Delegar sin supervisar o confiar ciegamente en terceros: Muchos pequeños empresarios delegan el cumplimiento normativo a un tercero, como un contador o un consultor legal, y luego asumen que todo está bajo control. Aunque contar con expertos es una gran ventaja, confiar ciegamente y sin supervisión puede no ser la mejor idea. Delegar no significa desentenderse. Es crucial que, como dueño del negocio, entiendas al menos los aspectos básicos del cumplimiento normativo que afectan a tu empresa. Además, no está de más hacer una revisión periódica del trabajo de tus asesores o colaboradores.
Subestimar la importancia del compliance (verlo como un gasto en lugar de una inversión): Este error es el resultado de una mentalidad a corto plazo. Muchos negocios pequeños consideran que los esfuerzos en cumplimiento normativo son un gasto innecesario en lugar de una inversión que protege su negocio a largo plazo. Es cierto que cumplir con todas las normativas puede implicar gastos en términos de tiempo, recursos, y, a veces, en contratar personal o servicios especializados. Sin embargo, los costos de no cumplir, como multas, demandas, o pérdidas de reputación, son significativamente mayores y pueden llevar a la ruina del negocio.
Vamos a ponernos prácticos aquí. ¿Qué puedes hacer ya mismo para proteger tu negocio y dormir tranquilo? Aquí tienes algunos consejos que, aunque parecen simples, pueden hacer la gran diferencia.
Sí, parece un término de grandes empresas, pero una auditoría no es más que revisar que todo esté en orden. Esta no tiene que ser un proceso tedioso o costoso. De hecho, puede ser tan simple como un check-list que revises cada tres o seis meses para asegurarte de que tu negocio cumple con todas las normativas aplicables.
Empieza por lo básico: licencias y permisos, declaraciones fiscales, registros de empleados, y procedimientos de seguridad. Asegúrate de que todos los documentos están actualizados y archivados correctamente. Puedes utilizar una herramienta digital o una hoja de cálculo para mantener un seguimiento preciso.
Si eres un pequeño empresario, probablemente no tendrás un equipo de compliance, así que el encargado de esta tarea puedes ser tú mismo o alguien de confianza en quien delegar esta responsabilidad. Lo importante es que la persona tenga claro lo que necesita revisar y que siga un proceso sistemático.
La cuestión aquí no es tratar de convertir a tus empleados en expertos legales, pero sí de asegurar que todos tengan un conocimiento básico de las reglas y procedimientos que deben seguir.
No tienes que hacer largas jornadas de capacitación. Organiza sesiones breves, de 30 minutos, donde se toquen temas importantes como procedimientos de seguridad, manejo de datos personales, o cualquier otro aspecto relevante para tu tipo de negocio. Puedes apoyarte en material teórico en el tema o traer a un experto para sesiones más completas.
Utiliza herramientas digitales: automatiza y simplifica tus procesos
Existen muchas herramientas digitales que te ayudan a mantenerte organizado, reducir errores humanos, y asegurarte de que no se te escape ningún detalle.
Utilizar un software de contabilidad, por ejemplo, te ayudará a llevar un control financiero preciso, a automatizar las declaraciones fiscales y a recordarte las fechas claves de pago de impuestos. Herramientas como QuickBooks, Xero, o FreshBooks son bastante intuitivas y pueden adaptarse a las necesidades de un pequeño negocio, como el tuyo.
Aunado a esto, tener un sistema de archivo digital organizado te permitirá acceder de forma rápida a cualquier documento que necesites. Plataformas como Google Drive, Dropbox, o sistemas de gestión documental para negocios pueden ayudarte a tener todo ordenado a la vez que seguro.
Asimismo, es bastante útil configurar recordatorios automáticos para pagos de impuestos, renovación de licencias, o actualizaciones de capacitación. De esta manera, evitarás tener olvidos costosos.
No temas en buscar ayuda. Un asesor legal o un contador no son un gasto, sino una inversión. Un experto en el área te podrá orientar sobre los puntos críticos en los que tu negocio debe prestar más atención. Si te cuesta mucho hacerlo todo por ti mismo (y si te lo puedes permitir), no dudes en contratar a un profesional. Su conocimiento especializado te ayudará a evitar errores caros y a mantener tu negocio en buen camino, asegurando que cumpla con todas las regulaciones necesarias.
Además, te permitirá concentrarte en lo que realmente importa: hacer crecer tu negocio y ofrecer un excelente producto o servicio. Al final del día, el costo de un experto es mínimo comparado con las potenciales multas, sanciones o problemas legales que podrías enfrentar sin su ayuda.
Y ahora, vamos al grano: ¿qué pasa si decides ignorar todo esto? Bueno, amigo, las consecuencias no son un juego. Aquí te doy un resumen rápido de lo que podrías enfrentar:
Multas: Pueden ser pequeñas o astronómicas, dependiendo del incumplimiento y de las leyes locales. Imagina perder una gran parte de tus ganancias solo porque olvidaste renovar una licencia. Doloroso, ¿verdad?
Cierre temporal o permanente: En algunos casos, las autoridades podrían cerrar tu negocio hasta que cumplas con las normativas. Peor aún, si el incumplimiento es grave, podrías enfrentarte al cierre definitivo.
Problemas legales: Aparte de las multas y cierres, podrías enfrentar demandas civiles o, en casos extremos, penales. Tener empleados sin la debida seguridad social, por ejemplo, puede llevarte a tribunales.
Daño a la reputación:
En esta era digital, un mal paso puede volverse viral rápidamente y manchar tu reputación. Una infracción puede terminar siendo el chisme del momento y ahuyentar a los clientes.
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