Todos, en algún momento, hemos necesitado que alguien nos dé un buen consejo. Las empresas también. Por eso existen los consultores: personas que saben mucho sobre algo y que están ahí para ayudar a otros a hacer las cosas mejor.
Un consultor es alguien que conoce mucho sobre un tema específico y pone ese conocimiento al servicio de otros. A veces forma parte de la empresa y otras veces es alguien que viene de afuera solo por un tiempo.
Dado que el ámbito empresarial es bastante amplio y comprende muchas áreas diferentes, también existen muchos tipos de consultores, cada uno especializado en su correspondiente rama.
No, aunque muchos suelen confundirlos o usar ambos términos como si fueran iguales, en realidad no lo son.
Un consultor y un asesor no hacen exactamente lo mismo, a pesar de que ambos se dedican a ayudar a otros con sus conocimientos.
La principal diferencia está en el tiempo y en el tipo de ayuda que ofrecen.
El consultor es alguien que trabaja con la empresa por un tiempo corto o limitado, y se focaliza en solventar un problema específico o mejorar algo muy concreto. Por ejemplo, si una empresa quiere mejorar su proceso de entregas porque hay muchas demoras, puede contratar a un consultor logístico que analice el problema, proponga una solución, y después de un tiempo se retire. Su participación tiene un inicio y un final claro. Va, analiza, recomienda y se va.
En contraste, el asesor suele tener una relación más larga y estable con la empresa o la persona que lo contrata. Su papel no es únicamente resolver un problema puntual, sino acompañar en el tiempo, dar seguimiento y ayudar a tomar decisiones en el día a día. Un asesor puede estar presente durante meses o, inclusive, años, trabajando como una especie de guía o consejero de confianza.
Un ejemplo de asesor es un asesor contable, que está siempre en contacto con la empresa para ayudarla a llevar bien sus cuentas. No viene solo por un problema, sino que trabaja de forma continua, mes a mes.
Hablar de las habilidades que un consultor debe tener, es complicado, ya que, como hemos comentado, existen muchos tipos de consultores, y evidentemente las habilidades varían dependiendo del ámbito en el que trabajen.
Por eso, no hay una única lista de habilidades que sirva para todos los casos. Sin embargo, sí existen algunas habilidades generales que casi todos los consultores deben tener, sin importar su especialidad.
Estas habilidades generales son:
Todas estas habilidades tienen algo en común, y es que son del tipo blandas, lo cual implica que tienen más que ver con la forma de ser, de pensar y de relacionarse con los demás.
Estas habilidades se diferencian de las habilidades duras, que son aquellas que sirven para desempeñar un trabajo en específico.
Por tal razón, es difícil hacer una lista universal de habilidades duras que apliquen a todos los consultores. Por ejemplo, un consultor en marketing necesitará habilidades diferentes a las de un consultor en logística o un consultor financiero.
El camino para convertirse en consultor no es único. De hecho, es bastante variable, porque todo depende del área en la que quieras especializarte.
Por ejemplo, no es lo mismo alguien que quiere ser consultor en temas legales, que alguien que quiere ser consultor en marketing digital, en logística o en recursos humanos. Cada tipo de consultoría precisa de conocimientos distintos, y por eso no hay una sola “receta” para llegar a ser consultor.
Lo que sí es común entre muchos consultores es que, antes de empezar a trabajar ayudando a otros, primero pasaron varios años aprendiendo y ganando experiencia en un área específica. Muchos trabajaron dentro de empresas ocupando distintos puestos, y con el tiempo desarrollaron tantas habilidades y conocimientos que comenzaron a ofrecer sus servicios de manera externa, ya como consultores.
Otra característica importante es que, además de tener conocimientos técnicos (hard skills), un buen consultor suele ser alguien con muchas habilidades blandas, ya que para dedicarse a este mundo alcanza solo con saber mucho sobre un tema, también es esencial saber cómo relacionarse y transmitir ese conocimiento de forma útil.
Ahora bien, si te estás preguntando qué deberías estudiar o por dónde empezar, veámoslo en el siguiente apartado.
Como ya dijimos, el tipo de estudios dependerá del área en la que quieras especializarte. Pero hay algo que sí se repite en muchos casos: gran parte de la consultoría está relacionada con el mundo de las empresas. Por eso, muchos consultores tienen formación en áreas vinculadas a los negocios.
Algunas carreras universitarias que suelen ser una buena base para trabajar como consultor son:
Estas son solo algunas opciones. También hay consultores que vienen de otras disciplinas como la psicología (en el caso de consultoría organizacional), la ingeniería (para temas técnicos o industriales), la informática (para consultoría tecnológica o de sistemas), entre muchas otras.
Además de la carrera universitaria, muchos consultores siguen formándose con posgrados y cursos. Y, como mencionamos antes, muchas veces el verdadero conocimiento viene después de trabajar varios años en el campo, enfrentando problemas reales y aprendiendo cómo darles solución.
Por ende, no hay un único camino. Lo importante es:
Así empieza la mayoría: sabiendo mucho sobre algo y queriendo ayudar a otros a mejorar.
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Comentarios 1
Muy bien estructurado el programa