La contabilidad es un sistema ordenado de recopilación, registro y generalización de información en términos monetarios sobre los bienes, las obligaciones de la organización y su movimiento mediante una contabilidad continua, permanente y documentada de todas las operaciones económicas.
La gestión contable, de acuerdo con la ley de contabilidad, puede ser realizada por: el jefe de contabilidad, designado por la empresa en virtud de un contrato de trabajo, el director general en ausencia de un experto contable, un contador que no sea de la organización principal o de terceros (apoyo contable).
Los objetos de la contabilidad son propiedad de la organización, sus obligaciones y las operaciones económicas realizadas por las organizaciones en el curso de su actividad.
La labor principal de la contabilidad es la elaboración de información completa y fiable (estados financieros) sobre la actividad de la organización y su situación patrimonial, que es necesaria para los usuarios internos de los estados financieros (gerentes, fundadores, participantes y propietarios de bienes de la organización), así como para los externos (inversores, acreedores y otros usuarios de los estados financieros), sobre la base de la cual es posible:
Las tareas de contabilidad se resuelven mediante el uso de diversos procedimientos y técnicas, un conjunto de los cuales se denomina método de contabilidad, que incluye los siguientes elementos principales:
Los siguientes principios pueden considerarse como los más importantes en materia de contabilidad:
El principio de autonomía: cualquier organización existe como una entidad legal independiente. Sólo se reflejan en la contabilidad los bienes reconocidos como propiedad de esa organización o empresa en particular.
El principio de doble entrada: todas las transacciones económicas se reflejan simultáneamente en el débito de una cuenta contable y en el préstamo de otra cuenta por el mismo importe.
El principio de la organización actual: en funciones y planes para mantener su posición en el mercado económico en el futuro, dentro de un plazo especifico y de conformidad con el procedimiento establecido, reembolsando las obligaciones a sus socios.
El principio de objetividad: es que todas las operaciones comerciales deben reflejarse en la contabilidad, registrarse en todas las etapas de la misma y estar respaldadas por documentos justificables, sobre cuya base se lleva la contabilidad.
El principio de prudencia: exige cierto grado de cuidado al hacer los juicios necesarios para realizar los cálculos en condiciones de incertidumbre, a fin de evitar la exageración de los activos o los ingresos y la subestimación de los pasivos o los gastos. La prudencia impide la creación de reservas ocultas y el exceso de estas.
El principio de acumulación: todas las transacciones se registran a medida que se realizan, no en el momento del pago, y se refieren al período de presentación de informes en el que se realizó la transacción. Este principio puede dividirse convencionalmente en:
Principio de periodicidad: es la preparación periódica de un balance y presentación de informes para los siguientes períodos: año, medio año, trimestre, mes. Este principio garantiza la comparación de los datos contables y permite calcular los resultados financieros después de determinados períodos de tiempo.
El principio de confidencialidad. El contenido de la información contable interna es un secreto comercial de la organización, para la divulgación y el daño a sus intereses existe una responsabilidad legal.
El principio de medición monetaria: la unidad de medición monetaria cuantitativa de la actividad económica es la moneda del país.
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