Un terapeuta sexual es el profesional que ayuda a las personas y parejas a superar problemas sexuales, mejorar su intimidad y sentirse más cómodos con su sexualidad.
No, la terapia sexual no es solo para quienes tienen problemas. También es útil para:
Así como alguien puede ir al psicólogo para mejorar su bienestar emocional sin estar en crisis, también se puede acudir a un terapeuta sexual para mejorar la relación con la sexualidad sin que haya un problema grave.
No, en absoluto. Un terapeuta sexual nunca participa físicamente en la terapia. Todo el trabajo se hace a través de conversación, ejercicios psicológicos y educación.
En algunos casos, se pueden dar tareas para practicar en casa (como ejercicios de comunicación, exploración personal o técnicas específicas), pero nunca hay contacto físico entre el terapeuta y el paciente.
Si algún "terapeuta" sugiere o realiza contacto físico, eso no es terapia sexual profesional y es una señal de alerta.
Algunas señales de que puede ser útil acudir a un terapeuta sexual incluyen:
Las sesiones pueden ser tanto individuales como en pareja.
Por tanto, no es necesario tener pareja para acudir a terapia sexual. Muchas personas van solas para trabajar en su relación con su cuerpo y su sexualidad.
Mucha gente se imagina que es algo incómodo o raro, pero en realidad es una conversación profesional en la que puedes hablar abiertamente sobre tus inquietudes. El terapeuta te escucha sin juzgar y te guía en el proceso de entender y solucionar lo que te preocupa. No hay contacto físico, ni demostraciones, ni nada fuera de lo ético.
Depende del problema y de cada persona. Algunas dificultades pueden mejorar en pocas sesiones, mientras que otras pueden precisar de un trabajo más profundo. En promedio, puede tomar entre unas pocas semanas y varios meses, pero siempre depende de tu progreso y necesidades.
Los terapeutas sexuales no recetan medicamentos, a menos que sean médicos especializados en el área. Si el problema tiene una causa física, pueden recomendarte que consultes a un urólogo, ginecólogo o endocrinólogo.
Es completamente normal sentir vergüenza al principio, pero los terapeutas sexuales están entrenados para hacer que te sientas cómodo y puedas hablar sin miedo. No van a juzgarte ni hacerte sentir mal por lo que te preocupa.
El costo varía según el país, la experiencia del terapeuta y si las sesiones son presenciales o en línea. Algunas aseguradoras cubren parte del tratamiento si está dentro de la terapia psicológica general.
Es importante que tenga formación en psicología, sexología o terapia de pareja y que esté acreditado por alguna institución reconocida. Si en algún momento te sientes incómodo con su trato o te hace sugerencias inapropiadas, no es un profesional ético y deberías buscar otro especialista.
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