La gestión de proyectos se ha vuelto últimamente muy recurrente y tiene una explicación. Aunque la actividad actual de la empresa se basa en un proceso, el desarrollo de la misma debe basarse en el principio de un proyecto.
Un proyecto es una acción con un plazo determinado y resultados claramente definidos. Hay proyectos que pueden dividirse en proyectos actuales y de desarrollo. La empresa obtiene beneficios de los proyectos actuales. Con la ejecución de proyectos de desarrollo, la empresa incurre en costes para desarrollar su capacidad con el fin de obtener beneficios en el futuro y aumentar su valor mediante el uso de esta capacidad.
Por tanto, todos los proyectos pueden dividirse en dos grupos:
Ambos tipos de proyectos tienen objetivos esencialmente distintos. La ejecución de los proyectos actuales es la principal actividad (operativa) de la empresa, mientras que la implementación de los proyectos de desarrollo son la inversión de la empresa.
De entre los indicadores que describen la eficacia de ambos tipos de proyectos, puede haber formalmente un indicador como el "beneficio del proyecto". Debe entenderse claramente que los proyectos actuales deben tener siempre un beneficio, o mejor dicho, debe haber un indicador de este tipo, pero este beneficio puede resultar negativo en algunos proyectos. En cuanto a los proyectos de desarrollo, en primer lugar, no todos los subtipos de estos proyectos pueden tener una cantidad de beneficios y, en segundo lugar, esto depende en gran medida del momento en el que el proyecto de desarrollo se considera terminado.
Por ejemplo, si hablamos de un proyecto de desarrollo como la entrada en un nuevo mercado de ventas (regional), la conclusión de los contratos con los distribuidores puede considerarse el final del proyecto. Si es así, no se obtendrá ningún beneficio como resultado del proyecto. Evidentemente, en el futuro surgirá un beneficio al trabajar con los distribuidores de la nueva región, pero no habrá un beneficio directo como resultado de la puesta en marcha de dicho proyecto.
Si se considera el mismo proyecto, pero el criterio para su realización es la finalización del programa de ventas de prueba, entonces, por supuesto, la ejecución directa de este proyecto ya generará el primer beneficio.
Se puede decir, en cualquier caso, que el objetivo principal de los proyectos de desarrollo es aumentar el potencial de la empresa. Y esto se reflejará en el hecho de que en el futuro la parte de los ingresos de la empresa aumentará o disminuirá la parte de los gastos. Sin embargo, estos cambios pueden producirse fuera del proyecto, aunque, de nuevo, hay que tener en cuenta que depende mucho de dónde trazar la línea, es decir, de determinar cuándo se ha completado el proyecto.
Así, el primer tipo de proyecto se refiere a la forma en que se organizan las actividades actuales en la empresa: por procesos o por proyectos. La principal diferencia entre todos los tipos de proyectos y los procesos empresariales es que un proyecto está limitado en el tiempo y tiene un objetivo claramente definido.
El proceso empresarial puede repetirse durante mucho tiempo, pero un proyecto es una acción única, es decir, un proyecto es más concreto que el proceso empresarial. Aunque, por supuesto, los proyectos también pueden ser más o menos genéricos. También la fase de planificación y control de los procesos empresariales es mucho más corta que la fase de implantación. En el caso de los proyectos, la fase de planificación y control puede ser comparable a la fase de ejecución.
Conviene destacar la reciente tendencia de las empresas a difuminar la distinción entre procesos de negocio y proyectos. En otras palabras, los procesos empresariales son cada vez más singulares, mientras que los proyectos avanzan hacia la estandarización. No obstante, existe tal distinción, por lo que al implantar y utilizar un sistema de gestión, estos dos tipos de objetos deben separarse, ya que los principios de la gestión de procesos empresariales y de proyectos son diferentes.
Los proyectos de desarrollo están diseñados para aumentar el potencial de la empresa para obtener más beneficios y aumentar el valor de la empresa en el futuro. Con el fin de lograr una gestión eficaz de las inversiones, se deben identificar y gestionar proyectos de desarrollo específicos con presupuestos de inversión. Los proyectos de desarrollo deben representar al menos el 85-90% de la inversión total. Está claro que no todos los costes de inversión deben considerarse necesariamente como proyectos de desarrollo.
Por ejemplo, la compra de mobiliario de oficina o de ordenadores también es un gasto de inversión, pero difícilmente se puede considerar este trabajo como un proyecto de desarrollo, aunque por supuesto todo depende de la escala. Lo más importante es que todos los trabajos de desarrollo significativos se asignen como proyectos de desarrollo. Debe elaborarse un presupuesto de inversión para cada uno de estos proyectos de desarrollo.
Para identificar con mayor claridad los proyectos de desarrollo, la empresa debe desarrollar criterios adecuados. La decisión final de dar a un proyecto el estatus de proyecto de desarrollo o no debe ser tomada por el comité estratégico de la empresa. La empresa debe contar con una normativa adecuada (por ejemplo, el Reglamento de Proyectos de Desarrollo o el Reglamento de Gestión de Proyectos) que defina toda la secuencia de actividades para la gestión de proyectos de desarrollo, desde el inicio del proyecto hasta su finalización.
Podemos concluir que un proyecto actual es un aquel cuyo objetivo principal es obtener beneficios utilizando el potencial existente en la empresa y que un proyecto de desarrollo es un aquel cuya finalidad principal es crear o desarrollar el potencial de la empresa.
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