La dislalia es un término médico en el que se describe un trastorno del lenguaje que se caracteriza por la incapacidad de pronunciar palabras o de hablar correctamente. Es un síntoma, no un diagnóstico.
Las causas de la dislalia son muchas, como por ejemplo: la discapacidad auditiva, la anormalidad estructural de los órganos del habla, el retraso mental o los problemas de aprendizaje. Debe hacerse un diagnóstico y consultar a un experto (un logopeda o a un otorrinolaringólogo) cualificado antes de iniciar cualquier tratamiento.
Se trata de un tipo de trastorno del lenguaje que se clasifica por el cambio, la ausencia o la sustitución de algunos fonemas por otros incorrectos.
Existen diferentes tipos de dislalias:
Normalmente, a partir de los cinco años, los niños pueden pronunciar bien y sin dificultad todos los fonemas, aunque a veces puede costar un poco más la "R". A su vez, a partir de los cinco años, la dificultad grave para pronunciar ciertos fonemas o palabras es un síntoma clave de la dislalia.
En función de la causa, un logopeda u otorrinolaringólogo ofrecerá una terapia o tratamiento adaptado al paciente, que se basará en la realización de ejercicios para mejorar los músculos utilizados para la pronunciación y para mejorar la articulación, así como ejercicios de respiración y expresión. En el caso de que la causa del habla sea un defecto de desarrollo, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para corregirlo.
El tratamiento de las deficiencias del habla incluye ejercicios que crean un desarrollo armonioso de las diferentes áreas:
Dichos ejercicios son sólo para la fase inicial, previa a la pronunciación de los sonidos; después, sólo se utilizan los ejercicios necesarios para realizar el sonido.
Como has visto antes, los trastornos del lenguaje afectan a más de una parte del habla y, en consecuencia, no hay una única forma de ayudar a tu hijo a mejorar sus dificultades de habla.
La terapia del lenguaje puede ser prescrita al paciente para ayudar a restaurar el habla normal y mejorar la comunicación. Algunos de los objetivos de la logopedia individual pueden ser el ajuste del ritmo del habla, el fortalecimiento de los músculos, el refuerzo del apoyo respiratorio, la mejora de la articulación y el apoyo a los familiares para que se comuniquen con el paciente.
El logopeda puede recomendar que se prueben otros métodos de comunicación si la logopedia no es eficaz. Estos métodos de comunicación pueden incluir señales visuales, gestos, un tablero alfabético o tecnología informática.
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