En el lugar de trabajo, pasamos muchas horas trabajando con otros compañeros de equipo. Hay que tener en cuenta que cada uno tiene una personalidad y unos valores únicos, por lo que al interactuar con los demás es muy fácil generar discusiones. Por ello, es importante aprender a gestionar adecuadamente los conflictos en el trabajo, ya que son bastante habituales en una empresa.
Los conflictos en el trabajo son discusiones entre dos o más personas, que tienen lugar en el lugar de trabajo y pueden tener su origen en cualquier motivación.
Por tanto, pueden ser discusiones entre personas o grupos de personas, que interactúan para lograr el objetivo planteado por la empresa. Estas disputas son muy frecuentes y, cuando surgen, es necesario saber cómo tratarlas para resolverlas lo más rápido posible.
Para aprender a prevenir y resolver estas disputas desagradables, es necesario conocer las razones más comunes por las que ocurren, por lo que aquí hay una lista de las causas más comunes de conflictos en el trabajo:
Falta de recursos: Los empleados necesitan ciertos recursos como computadoras, hojas de papel, espacios de reunión, etc. para realizar sus funciones. En una empresa, donde estos son escasos, puede llevar a los trabajadores a competir por estos recursos y así causar algunos desacuerdos.
Diferentes percepciones: Los empleados pueden tener diferentes puntos de vista sobre una situación determinada; Esto puede llevar a discusiones e incluso a problemas legales.
Objetivos diferentes: la empresa debe definir sus objetivos con la mayor claridad posible. Pueden surgir malentendidos si cada empleado realiza sus funciones para lograr un objetivo personal y no el objetivo común de la empresa.
Mala distribución de tareas: cada empleado debe tener detalladas y por escrito cuáles son sus tareas, ya que si realiza funciones que no se corresponden con las requeridas en su trabajo, puede generar conflictos laborales por las tareas realizadas por otros compañeros.
Mala comunicación: la mala comunicación puede provocar malentendidos entre trabajadores o entre trabajadores y directivos. Por lo tanto, es importante que los empleados estén informados sobre las políticas de la empresa.
Hemos citamos una serie de sugerencias, que pueden ser aplicadas para minimizar la posibilidad de malentendidos en la empresa:
Comunicación adecuada: Los empleados siempre deben tener información clara y completa sobre las tareas que deben realizar. Esto incluye plazos y cómo realizar las tareas. Es muy importante que la comunicación se base en el respeto mutuo y la educación.
Definir la política de empresa: los empleados deben saber, en todo momento, quién está al mando o cuál es el organigrama de la empresa. También necesitan tener claro los objetivos y responsabilidades que se les exigen, así como saber cuáles son los canales de comunicación.
Responsable Punto: Para ayudar a prevenir estos problemas, es fundamental designar a una o más personas responsables de prevenir estas discusiones y gestionar los conflictos. Estas personas deben encargarse de detectar los posibles malentendidos que puedan surgir para poder actuar con antelación.
Los pasos a seguir para la gestión de conflictos en el trabajo son:
Detectar Conflicto: Hay que detectarlo lo antes posible, para evitar que se convierta en un problema más grave.
Identifique a las personas involucradas en la discusión.
Estudie la situación: averigüe la causa de la disputa y escuche a todas las partes de manera neutral.
Establecer el objetivo a alcanzar para resolver el malentendido.
Crea las condiciones necesarias para resolver el conflicto: para ello, reúnete con personas en un lugar agradable y tranquilo. Por eso, escucha todos los puntos de vista, sé optimista e insiste en objetivos comunes para que sea más fácil llegar a un acuerdo.
Discusión entre las partes: Después de escuchar todas las versiones, que discutan el problema que tienen. Pero guíalos a través de este diálogo y muéstrales que, para llegar a una solución, deben estar dispuestos a resolver el problema.
Búsqueda de soluciones: entre todas las soluciones posibles, hay que identificar aquellas con las que las partes implicadas están de acuerdo. Se deben anotar las acciones que cada uno debe tomar para resolver el conflicto.
Seguimiento de acciones: hay que comprobar si se han llevado a cabo las acciones propuestas y medir los resultados para ver si se ha conseguido el objetivo, en caso contrario hay que hacer correcciones.
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