Si estás pensando en empezar un proyecto, ya sea pequeño o grande, hay algo que no puedes dejar de lado: el análisis de viabilidad. Frecuentemente, la emoción de tener una idea te empuja a querer ejecutarla de inmediato, pero ¿realmente sabes si va a funcionar? Hacer un análisis de viabilidad no es perder el tiempo ni matar tu creatividad, es simplemente asegurarte de que tu proyecto no sea un fracaso desde el minuto uno. Este paso te da un juicio certero de lo que estás por enfrentar y si realmente tienes todo lo necesario para llevar tu idea a buen puerto. No querrás estar a la mitad del proyecto y darte cuenta de que has pasado por alto cosas importantes.
El análisis de viabilidad es básicamente un chequeo completo de tu idea antes de ponerla en marcha. Es como preguntarse: "¿Tiene sentido lo que quiero hacer? ¿Tengo los recursos para llevarlo a cabo? ¿Me va a traer beneficios o va a ser un agujero negro de tiempo y dinero?"
El propósito es simple: identificar si tu proyecto tiene sentido económico, si es posible ejecutarlo con los recursos que tienes, y si las personas que van a trabajar en él o beneficiarse de él lo ven como algo viable.
El análisis de viabilidad es fundamental porque, sin él, estás operando prácticamente a ciegas. Un proyecto puede parecer prometedor a simple vista, pero sin una evaluación que te permita medir si realmente puedes ejecutarlo con éxito, estás tomando riesgos innecesarios.
Asimismo, un análisis de viabilidad te ayuda a detectar y prever obstáculos que en otras circunstancias no se notarían. Esto no significa que puedas prever absolutamente todo, pero te da una base para saber si el proyecto es viable y, lo más importante, si tiene sentido que sigas adelante.
También, este análisis te da la oportunidad de ajustar el proyecto antes de que sea demasiado tarde. Tal vez descubres que hay aspectos que necesitan ser replanteados, o que la estructura inicial debe modificarse.
Si ves que te faltan recursos, puedes replantear el alcance del proyecto para que sea más realista. Si detectas riesgos, crea un plan de contingencia para enfrentarlos si se presentan. Si descubres que la rentabilidad no es tan alta como esperabas, busca formas de hacer el proyecto más eficiente.
En pocas palabras, el análisis de viabilidad no solo te dice si debes seguir adelante o no, sino que te ayuda a mejorar tu proyecto desde el principio.
Un análisis de viabilidad incluye varios componentes que, en conjunto, te permiten obtener una imagen nítida de las posibilidades de éxito de un proyecto. Así, se debe hacer una evaluación minuciosa de múltiples factores que afectan directamente el resultado del proyecto.
Recursos disponibles: Aquí se analizan tanto los recursos financieros como los humanos y materiales. ¿Es suficiente el presupuesto para cubrir todas las fases del proyecto? ¿El equipo asignado tiene las habilidades necesarias para llevarlo a cabo? ¿El tiempo estimado es realista considerando la magnitud del proyecto? Estos factores son esenciales someterlos a evaluación para evitar futuros cuellos de botella.
Factores técnicos y operativos: Se evalúa si existen las herramientas, tecnologías o infraestructuras necesarias para ejecutar el proyecto de forma eficiente. Es pertinente, por tanto, verificar que los sistemas operativos, plataformas tecnológicas y procesos internos sean compatibles con las necesidades del proyecto. Si algún aspecto técnico no está alineado, se convierte en un riesgo potencial.
Viabilidad financiera: Es fundamental determinar si el proyecto generará los rendimientos esperados o si, al menos, será autosuficiente. Ello implica proyectar los costos involucrados y compararlos con los posibles beneficios. Se trata de garantizar que el esfuerzo y los recursos que se inviertan tendrán un buen retorno de la inversión.
Evaluación de riesgos: Todo proyecto tiene incertidumbres que deben ser previstas. Aquí se identifican posibles riesgos, tanto internos como externos, que puedan afectar el desarrollo. Pero no es solo identificar estos riesgos, sino también establecer un plan de contingencia para minimizarlos si llegan a materializarse.
Partes involucradas: Se analiza cómo afectará el proyecto a quienes están a tu alrededor: clientes, equipos, proveedores, etc. Es importante saber si el proyecto cuenta con el respaldo necesario de quienes lo van a ejecutar y de quienes se beneficiarán de él, y cómo gestionarlos apropiadamente para evitar cualquier tipo de conflicto.
Lo mejor es hacerlo antes de cualquier otra cosa. Si ya has empezado a gastar dinero o asignar recursos sin haber hecho un análisis, podrías estar caminando hacia un gran problema. Y no te estoy diciendo que te tomes meses para hacer este análisis, pero sí que te asegures de que tienes toda la información necesaria antes de arrancar.
Antes de asignar roles, antes de presupuestar a lo grande, antes de presentar el proyecto a alguien más. En definitiva, antes de cualquier acción importante, tómate el tiempo para hacer este chequeo.
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