Ante las decisiones que hay que tomar todos los días de la vida, no siempre es fácil ver con claridad. ¿Cómo desarrollar un correcto discernimiento? Algunos consejos para leer atentamente antes de tomar una decisión.
¿Deberíamos plantearnos un cambio de colegio para nuestro hijo cuyos resultados no siguen? ¿Cuál sería el mejor lugar para relajarse con su familia? ¿Es apropiado que mi esposo acepte un nuevo trabajo?
Nos gustaría mucho ver el resultado, para tomar inmediatamente la decisión correcta. Pero, ¿existe realmente una decisión correcta? Y si es así, ¿solo hay uno? ¿Cómo tener el discernimiento correcto?
El discernimiento es la capacidad de valorar las cosas sanamente, con inteligencia, consciencia y sentido crítico, para tomar la mejor decisión. Decidir es elegir, es decir renunciar.
La decisión tomada después del discernimiento requiere, por tanto, un acto libre y consciente que comprometa nuestra responsabilidad. Mucha gente da la impresión de aguantar la vida: “Yo no elegí”, “No es mi culpa”. Menos son los que asumen sus responsabilidades: “Soy responsable de esta elección que hice libremente”. Decidir requiere valentía y discernimiento.
Todos los días tenemos que tomar decisiones, grandes o pequeñas, ya sea en nuestra vida social, emocional o profesional. Cada una de estas opciones plantea la cuestión del discernimiento, es decir: ejercitar la capacidad de nuestra mente para juzgar las cosas clara y sólidamente.
El reto es tomar decisiones que contribuyan a nuestra felicidad y que respeten los valores a los que estamos apegados.
Existen cinco pasos necesarios para hacer una elección en consciencia, para discernir correctamente.
Observando la energía que brota en nosotros
Durante las diferentes etapas de discernimiento, es importante escucharnos a nosotros mismos, para descifrar lo que sucede dentro de nosotros, especialmente a nivel emocional.
Esto puede ser una buena guía en la elección de preguntar. Ver lo que me da más bien, más energía, es un muy buen criterio de medida. Ver en un acto de libertad, la energía que brota en nosotros, por tanto, permitir que la libertad no sea mental o superficial, sino desde las profundidades de nosotros mismos.
Las reacciones del cuerpo también son interesantes de observar, porque como dice el refrán “el cuerpo no miente”. Nuestra voluntad, está inscrita en nuestras entrañas, pasa por la afectividad... es preciosa para realizar acciones que se encarnan plenamente.
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