La composición de las rutas turísticas se lleva a cabo sobre la base de las disposiciones teóricas del ámbito del turismo y la hostelería. El orden de creación del producto turístico viene determinado por las tecnologías del mismo, los principios generales y el algoritmo, a los que se subordina la actividad de cualquier organización turística.
Es necesario tener en cuenta que el producto turístico tiene una especial particularidad, que se expresa en el hecho de que no puede ser tocado ni degustado con la ayuda de los órganos de los sentidos. El producto turístico sólo puede ser evaluado por las impresiones que los turistas obtienen al visitar nuevos lugares, consiguiendo ciertas emociones.
Un operador turístico tiene que formar un producto que no sólo responda a las peculiaridades de la zona en la que se va a vender, sino también a las necesidades de los consumidores. Con este fin, es necesario ser capaz de analizar el mercado de consumo, conocer las necesidades y los motivos de su público objetivo y formar un producto turístico concreto para él.
La implementación del producto turístico está sujeta a las reglas del marketing, que opera en absolutamente todos los ámbitos de la realización de productos y servicios. Así, el producto turístico debe cumplir los siguientes criterios:
El itinerario turístico es una ruta definida geográficamente, vinculada al terreno y a los objetos de una zona determinada, descrita con un grado de actividad diferente. Un itinerario, cuando se forma, tiene una característica breve, que se expresa no sólo en la descripción verbal, sino también en ilustraciones, mapa de ruta desarrollado, vídeos, diagramas, etc. Así, los apuntes del viajero son también el material que describe una determinada ruta de viaje.
Las rutas turísticas se clasifican en función de su finalidad, lo que supone su división en:
Las características de los itinerarios turísticos son la necesidad de determinar su complejidad. Las rutas turísticas no deberían ser lo suficientemente difíciles para los turistas, muchos de los cuales realizan un viaje por primera vez. Además, los itinerarios deben tener en cuenta los obstáculos naturales que puedan surgir en el camino.
Un modelo cartográfico de una ruta no es suficiente para tener en cuenta su complejidad. El clima que se establece en determinadas épocas del año en la zona donde se realiza el viaje debe ser considerado. Asimismo, conviene tomar en cuenta las características del paisaje, las posibilidades de desprendimientos, las avalanchas, etc.
Otra condición obligatoria es la disponibilidad de descanso y alojamiento para los turistas. Ya que permiten recuperar fuerzas, moverse con seguridad entre los sitios. Así mismo, debe tener en cuenta que en el camino puede haber retrasos imprevistos. Por lo tanto, al calcular el tiempo de viaje, hay que tener en cuenta la posibilidad de retrasos.
Un viaje seguro por la ruta también implica que los campistas y el guía deben tener a mano un botiquín de primeros auxilios en caso de emergencia. Si alguno de los turistas padece alguna enfermedad específica que implique la toma sistemática de medicamentos, también se le debe instruir sobre los peligros de incumplir este requisito durante el viaje.
Una peculiaridad más del turismo es su función educativa. Se trata de aprovechar los objetos del patrimonio cultural y natural como ayuda visual, lo que permite suscitar la actividad social, el respeto por su entorno, así como mejorar sus conocimientos y competencias en un área determinada.
En función de cómo se recorra la ruta, podemos distinguir los siguientes tipos de rutas:
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