El tiempo de entrega es el que transcurre desde la aparición de un pedido hasta su entrega final. El término se utiliza sobre todo en la gestión de la cadena de suministro, pero también en la gestión de proyectos.
Lo único que hay que hacer es conocer el tiempo que tarda cada uno de los procesos necesarios desde la recepción del pedido hasta su completa ejecución y luego sumar todos los resultados.
Con frecuencia, cuanto más corto es el tiempo de entrega, más comentarios positivos recibe la empresa (pero, por supuesto, no hay que olvidar la calidad del trabajo realizado), ya que es un claro indicador de que la empresa puede reaccionar rápidamente ante cualquier cambio.
No obstante, los plazos de entrega cortos no siempre resultan favorables para el cliente, ya que pueden suponer mayores costes de entrega. Así, los plazos de entrega más cortos no siempre se traducen en mayores beneficios, pero casi siempre aumentan la satisfacción del cliente.
Actualmente, la métrica del tiempo de entrega es la responsable de determinar los plazos del proceso. Este es un concepto importante para el aspecto organizativo de la empresa. El tiempo de espera hace posible mejorar la eficiencia de las operaciones producidas y también conduce a una mejor tasa de retención de clientes.
Si los plazos de entrega de tu empresa son mucho más largos que los de los competidores directos o simplemente de las organizaciones que trabajan en el mismo campo, es posible que quieras prestar atención y evaluar la eficiencia de tus recursos.
Por otra parte, la reducción de los plazos de entrega mejora la productividad general, lo que a su vez se traduce en un aumento de los ingresos.
Los plazos de entrega de las cadenas de suministro suelen medirse en días. Además, desde el punto de vista de la planificación, resulta importante porque la mayoría de las decisiones deben tomarse con antelación si se quiere obtener el resultado deseado a tiempo o conseguirlo de forma constante (por ejemplo, mantener la calidad del servicio).
Para mejorar esta métrica, no se trata de acortar el plazo de entrega en sí, sino de dar al cliente una idea adecuada de la fecha de entrega prevista. Así pues, definimos el significado básico del tiempo de entrega para las empresas.
Para cualquier empresa es fundamental conocer su plazo de entrega porque refleja directamente el rendimiento de la organización, lo que a su vez indica si la empresa necesita y puede optimizar su flujo de trabajo.
El tiempo de entrega puede también servir de indicador de la agilidad de la empresa. Las empresas con plazos de entrega más cortos suelen ser más flexibles. De este modo, pueden realizar cambios en el flujo de trabajo con rapidez.
Existen dos aspectos principales de la empresa en los que el tiempo de entrega desempeña un papel fundamental:
Al cliente a menudo le interesa recibir su pedido lo antes posible. Es especialmente evidente si el negocio está relacionado con el comercio electrónico, donde los vendedores se esfuerzan por entregar los pedidos en cuestión de días o incluso el mismo día del pedido.
Esto tiene sentido, ya que conseguir que el pedido se cumpla rápidamente tiene un gran impacto en la actitud de los clientes.
Todo esto sólo es posible por una rápida reposición de las existencias. Una estimación adecuada de los plazos de entrega ayudará a la empresa a evitar la escasez y a eliminar la rotación de personal.
Si, por el contrario, las existencias no se utilizan, la empresa no está funcionando de forma eficiente.
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