Motivar al personal de trabajo es una prioridad esencial en cualquier tipo de empresa. El éxito de muchos negocios se debe en buena parte a la suficiencia estratégica de mantener a sus colaboradores satisfechos con su rol profesional.
Normalmente, un trabajador es más dedicado y eficaz si se siente comprometido con los objetivos de la empresa, algo particularmente difícil de conseguir, pero altamente beneficioso.
La motivación laboral es la capacidad de estimular y mantener una actitud positiva en el trabajador, de modo que pueda encontrar gratificación en su actividad profesional.
Así, se espera que el empleado satisfaga alguna de sus necesidades personales y ayude al mismo tiempo a cumplir ciertos objetivos empresariales.
Incrementa la productividad de los empleados.
Mejora el clima laboral.
Refuerza la imagen de la empresa.
Reduce la tasa de despidos voluntarios.
Disminuye los conflictos laborales.
Aminora los accidentes de trabajo.
Evita el ausentismo laboral.
Existen dos tipos de motivación laboral: intrínseca y extrínseca.
Intrínseca: Surge por la satisfacción de realizar una actividad profesional que se disfruta incondicionalmente. Está ligado a la vocación y a la ambición profesional. En pocas palabras, es una forma de motivación propia que nace por la felicidad de desempeñar una labor de agrado personal.
Extrínseca: Se propicia por factores externos, como el reconocimiento, aumento salarial, ascenso laboral, mejora de procesos, incentivos y recompensas extras. Tiene el interés de premiar al trabajador posterior a algún logro significativo para la empresa. Aunque también puede emplearse antes para desencadenar esta motivación.
A continuación, se describen algunas estrategias para mejorar la motivación laboral de los empleados:
Crea un espacio de trabajo óptimo, manteniendo el lugar ordenado, despejado, limpio, con buena iluminación, y proporcionando sillas ergonómicas a los empleados para su mayor comodidad.
Fija objetivos más pequeños, de modo que la consecución de estos parezca más alcanzable. No se trata de bajar los estándares de la empresa, sino de dividir un gran objetivo en varios.
Conoce a tu equipo de trabajo, para implementar cambios y tomar decisiones en base a la personalidad individual de cada colaborador.
Implementa un programa de incentivos, recompensando el esfuerzo de los empleados. Estos incentivos, más allá de que sean económicos o no, tienen que tener significado real para los trabajadores.
Asigna tareas según las habilidades de cada trabajador. Evita que un trabajador realice una actividad con la cual no esté preparado y no se sienta a gusto.
Promueve la participación de todos. Así, cada empleado puede sentir que es parte fundamental de un equipo y sentirse más responsable de un proyecto, aumentando los niveles de compromiso.
Reconoce constantemente el trabajo de los empleados. Haz que tu equipo se sienta apreciado por el esfuerzo que hace.
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