El término "morosidad" se utiliza para describir aquella condición de estar en situación de impago.
La morosidad es la situación en la que una persona o entidad no cumple con sus obligaciones de pago en el tiempo acordado.
Cuando esto sucede, el deudor puede incurrir en penalizaciones financieras, dañar su historial crediticio y/o enfrentar acciones legales por parte de los acreedores.
Debemos saber diferenciar entre morosidad e insolvencia. Morosidad, como ya hemos dicho, es cuando una persona o empresa no paga una deuda a tiempo, pero aún puede tener la capacidad de pagar en el futuro. La insolvencia, por su lado, es una situación más grave, ya que el deudor simplemente no tiene los medios suficientes para pagar sus deudas.
Por ejemplo, si alguien toma un préstamo para comprar un automóvil y luego se atrasa en los pagos mensuales, esa persona estaría en morosidad. Ahora, si esa misma persona pierde su trabajo y ya no puede pagar el préstamo en absoluto, estaría en una situación de insolvencia.
Entrar bajo el estatus de morosidad puede deberse a diversas causas, tales como:
Falta de conocimiento sobre la importancia de pagar a tiempo
Pérdida de empleo
Reducción de ingresos
Aumento repentino en los costos operativos de la empresa
Gastos inesperados (emergencias)
Malas decisiones de inversión
Incapacidad para administrar múltiples deudas
Cambios en las regulaciones gubernamentales que afectan a las operaciones comerciales
Cualquier persona natural o jurídica que brinde productos o servicios a crédito puede tener clientes potenciales con morosidad.
Es decir, pequeños empresarios, grandes corporaciones, bancos, prestadores de servicios, arrendadores, cooperativas de crédito y, en general, cualquier entidad que ofrezca crédito o permita que los clientes paguen después de recibir los bienes o servicios corre el riesgo de enfrentar situaciones de morosidad por parte de sus clientes.
Existen ciertas estrategias simples que pueden ayudar a estas entidades a disminuir la cantidad de clientes que no pagan sus deudas o facturas a tiempo (que entren en estado de morosidad):
Hazle saber al cliente de forma clara sobre las consecuencias de los pagos tardíos
Implementa un sistema para enviar recordatorios automáticos a tus clientes antes de que venza la fecha de pago
Verifica con detalle el historial crediticio y la salud financiera actual de un cliente antes de concederle crédito
Establece límites de crédito según la capacidad de pago de cada cliente (los que tienen un mejor historial crediticio, es posible otorgarles un límite de crédito más alto)
Brinda flexibilidad de pago (por ejemplo, permitir a los clientes dividir sus pagos en cuotas más pequeñas)
Ofrece al cliente diversas formas de pago (efectivo, transferencias bancarias, tarjeta de crédito/débito, etc.). Asimismo, concédeles la oportunidad de pagar en línea para su mayor comodidad.
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