Una estrategia, en esencia, es una definición de cómo una empresa participa en la competencia. La estrategia crea posiciones sectoriales de la empresa y garantiza la coherencia interna de su política dirigida a alcanzar estas posiciones. Una estrategia no es un plan detallado que describe lo que hará una empresa, sino más bien determina la dirección del desarrollo y fija exactamente lo que la empresa no hará.
Michael E. Porter cree que la estrategia es crear una posición, abandonar ciertos tipos de acciones y acordar áreas de actividad seleccionadas:
La estrategia de una empresa puede considerarse en tres niveles: una estrategia corporativa o una estrategia de un conjunto de áreas de negocio; estrategia competitiva o estrategia para áreas comerciales individuales; estrategia funcional, o estrategia dentro de cualquier línea de negocio.
La estrategia corporativa es la definición de los valores de la empresa que se expresan con fines financieros y de otro tipo. Se basa en la identificación, creación o adquisición de recursos clave y capacidades de producción, además conlleva decisiones sobre en qué industrias pretende competir la empresa y cómo se relacionarán las diferentes líneas de negocio. La estrategia corporativa establece el procedimiento para distribuir recursos entre diferentes líneas de negocio, y debido a esto, queda claro qué debe hacerse y qué debe descartarse.
Una estrategia competitiva determina cómo una empresa pretende competir en una industria en particular. Una estrategia competitiva es cómo la empresa crea una posición ventajosa en la industria. Esto incluye la definición (explícita o implícita) del grupo de consumidores a los que se dirige esta y los métodos de promoción de bienes y servicios para ellos. Pero una estrategia competitiva es más que una visión de los consumidores y los métodos de comercialización. También es una combinación de ciertas actividades y procesos que permitirán a la empresa atraer y retener al grupo de clientes previsto. Por lo tanto, la estrategia también involucra la coordinación de varias áreas de las actividades de la compañía, gracias a lo cual se hacen todos los esfuerzos para fortalecer consistentemente las ventajas potenciales de la compañía en el mercado.
Las estrategias funcionales (estrategia de marketing, financiera, de producción, tecnológica y de investigación y desarrollo) refuerzan la estrategia competitiva de la empresa y determinan los tipos de actividades y procesos que pueden beneficiarse de ellas. Una descripción detallada y un análisis de las estrategias funcionales ayuda a determinar cómo y en qué medida corresponden a las competitivas, y permite centrarse en la coordinación de varias funciones.
El proceso completo de desarrollo de la estrategia implica el uso creativo de varias técnicas de análisis.
Los siete pasos del proceso que cubren los problemas críticos del desarrollo de la estrategia son los siguientes:
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