La crisis ecológica es un estado del medio ambiente que se distingue por un desequilibrio entre la sociedad y la naturaleza. Se trata alteraciones del equilibrio de la degradación del medio ambiente, de la incapacidad de las instituciones estatales para tomar medidas eficaces para resolver los problemas vigentes. El principal impacto negativo sobre el estado del medio ambiente lo causa el ser humano.
Entre las causas de la crisis ecológica se encuentran:
La crisis se manifiesta en forma de contaminación por radiación, deterioro del aire atmosférico, degradación de las tierras agrícolas. Otro signo de la crisis medioambiental es la falta de agua potable.
En la sociedad no ha existido hasta hace poco un consenso sobre la situación ecológica del planeta. Existen 3 criterios: la humanidad ya está en una catástrofe, acaba de entrar en crisis, y hay zonas locales prósperas, pero son muy pocas. La solución debe comenzar con el reconocimiento del problema y la formación de una imagen precisa de la situación. De momento, la situación no es grave en todas partes. Pero si no se hace nada, la humanidad llegará seguramente a una catástrofe ecológica.
Hay que distinguir una situación de crisis de una situación catastrófica. En el primer caso, los procesos son reversibles, susceptibles de ser corregidos, en el segundo no. Tanto Bill Gates como los presidentes de otros países llaman a la situación ecológica un problema global de nuestro tiempo para toda la humanidad. En la medida en que sea posible hacer frente a sus manifestaciones, hay que hacerlo.
Los especialistas en medio ambiente identifican 4 elementos que constituyen el estado de crisis. Estos son:
Estos factores son los que han creado la situación actual. Por ello es que no se deben ignorar, ya que las consecuencias pueden ser graves y muy peligrosas.
Los signos de crisis ambiental que señalan el estado crítico del planeta son muchos. Uno de ellos, al que ya nos hemos acostumbrado, es el cambio constante del clima. Cada vez son más visibles e indican graves problemas en la atmósfera.
El siguiente aspecto es la destrucción de la capa de ozono. Esta situación es característica de la mayoría de los territorios actuales, y es particularmente común en los polos. Durante las últimas décadas, la capa de ozono ha sido contaminada por metales pesados. En ella se introducen sustancias orgánicas complejas, elementos radiactivos y productos petrolíferos refinados. Los océanos se están saturando gradualmente de dióxido de carbono.
Los caudales de los ríos están cambiando debido a las presas que se están construyendo y a las que ya existen. Esto afecta a las rutas de reproducción de los peces. Los vínculos entre las cuencas hidrográficas de la tierra y los océanos se están interrumpiendo. Se liberan sustancias tóxicas a la atmósfera, se contamina. En consecuencia, la lluvia ácida, químicamente agresiva, se hace más frecuente (afecta a los ecosistemas de todo el mundo).
Todo lo anterior provoca la degradación de la capa fértil del suelo. Los suelos cambian su composición original y se vuelven inadecuados para el uso agrícola. Los procesos erosivos activos acompañados de cambios específicos convierten las tierras fértiles prácticamente en desiertos.
Los accidentes provocados por el hombre, como el entierro de residuos radiactivos, también conducen a la contaminación de territorios considerables, su eliminación de la rotación de cultivos. En la actualidad, los residuos domésticos e industriales ocupan grandes superficies.
La crisis medioambiental mundial puede superarse, pero para ello es necesario un enfoque integral. Hay que empezar por educar a los distintos sectores de la sociedad, introducir una disciplina adecuada en las escuelas medias y superiores, así como atender el tema en los medios de comunicación.
Lo segundo por atender es la creación de una legislación eficaz y viable en materia de conservación de la naturaleza. Las leyes nacionales regularán las relaciones entre el Estado, los ciudadanos y las empresas, pero esto no es suficiente para avanzar seriamente.
Es obligatoria la aplicación de soluciones técnicas y científicas inteligentes de vanguardia, lo que requiere, entre otras cosas, una financiación integrada. Finalmente, cada ciudadano de nuestro planeta debe tomar conciencia de que la amenaza a la seguridad ambiental proviene de él mismo. Comenzando por nosotros mismos, ya estamos cambiando el mundo.
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