Hay rasgos comunes que son característicos de un equipo de trabajo saludable:
Los empleados, inspirados por un objetivo común, se orientan hacia un trabajo en equipo más consciente. Se preocupan por tener éxito a nivel individual y contribuir al éxito de la organización en su conjunto. El crecimiento individual afecta la autonomía, lo que permite a los empleados desarrollar de forma independiente formas de lograr resultados.
Los esfuerzos conjuntos son naturales y necesarios para obtener beneficios y resolver problemas. La contribución de cada persona es aceptada y valorada en consecuencia. En un buen equipo, las personas tienden a intercambiar constantemente información, recursos y todo lo que contribuye al progreso.
Los esfuerzos conjuntos son naturales y necesarios para obtener beneficios y resolver problemas. La contribución de cada persona es aceptada y valorada en consecuencia. En un buen equipo, las personas tienden a intercambiar constantemente información, recursos y todo lo que contribuye al progreso.
Un pilar clave de cualquier comunidad es la interdependencia adecuada, que se basa en la confianza y la comprensión. La confianza ayuda a los empleados a entablar relaciones cercanas y crear un entorno en el que se escuchen todas las voces y se pongan en práctica las mejores ideas.
Los equipos saludables son propensos al aprendizaje grupal, lo que mejora aún más la colaboración y permite la rápida difusión y escalamiento del conocimiento adquirido en toda la organización. Con el aprendizaje colaborativo, el equipo puede adaptarse rápidamente al cambio.
Los empleados que pueden comunicarse de manera honesta y constante tienden a brindar retroalimentación rápida entre ellos y con sus clientes. Dicho equipo identifica rápidamente oportunidades y riesgos, y luego responde rápidamente a ellos.
Los miembros de una comunidad sana pueden compartir sus éxitos y fracasos sin miedo a la alienación, el castigo o las consecuencias negativas. El desafío para los líderes es ayudar a crear un entorno en el que los empleados puedan rendir cuentas por sus acciones. Ayuda a aprender y crecer como profesional.
Los líderes de equipo asumen el papel de entrenadores, utilizando la influencia en lugar del control estricto. Esto significa que el equipo puede tomar decisiones, planificar y asignar roles según lo requieran las circunstancias, en lugar de simplemente guiarse por las instrucciones del jefe.
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