En la oficina, en una fábrica ruidosa, en tu propio sofá o incluso en la playa: hoy en día, el trabajo se puede realizar en diferentes lugares, de diferentes maneras. Al mismo tiempo, es difícil encontrar una persona que trabaje independientemente de otras personas. Cada trabajador, en mayor o menor medida, está obligado a cooperar con otras personas. Todas estas personas crean el ambiente laboral en el que nos encontramos la mayor parte del día, y que, en cierta medida, afecta no solo a nuestro bienestar, sino también a nuestra implicación en el trabajo.
Por ambiente de trabajo positivo entendemos lo siguiente: rodearnos de personas solidarias y positivas, establecer vínculos y relaciones personales con ellas, incluyendo la formación de pertenencia a un equipo, un ambiente agradable. Estas cómodas condiciones de trabajo son uno de los impulsores emocionales clave del compromiso de los empleados. Esto afecta la participación de los empleados en el trabajo, la participación en los asuntos de la empresa.
Quizás la mayoría de nosotros diga inmediatamente que los empleados. Obviamente, esto es cierto, pero no solo los propios empleados son responsables de cómo es el ambiente en el equipo, cuáles son las relaciones entre ellos, qué tan cómodos se sienten en su sociedad. La gestión de las relaciones en el equipo es una de las tareas del líder. El ambiente en el trabajo es consecuencia de las acciones de los empleados, de la dirección, pero también de la propia cultura empresarial.
La inteligencia emocional es fundamental para gestionar las relaciones en el trabajo. Consiste en: empatía, el poder de persuasión - es decir, como la capacidad de evocar ciertas emociones o reacciones en los demás; asertividad, liderazgo, así como la facilidad de cooperación - en la simplificación- como la capacidad de establecer contactos, construir relaciones e interactuar con otras personas.
La misma actitud y respeto por el gerente tiene una gran influencia en el bienestar de los empleados. La relación en el equipo puede ser buena, pero si sienten que uno de los miembros del equipo será percibido como especial, privilegiado, la relación en el equipo puede romperse. Los sentimientos de injusticia conducen a conflictos. A veces, esta política pone a los empleados privilegiados en una posición incómoda.
Cada equipo tiene conflictos de vez en cuando. En circunstancias ideales, los propios empleados son capaces de hacer frente a los problemas, saben cómo resolverlos de forma constructiva. Cuando usted, como líder, ve una situación de este tipo entre los empleados o se entera de una situación de conflicto en un equipo que los empleados no pueden resolver por sí mismos, debe intervenir.
La gestión de las relaciones laborales es, ante todo, trabajar con personas que ya trabajan en la empresa y están asignadas a un equipo específico. Cuando un gerente todavía tiene esa oportunidad de participar en el proceso de reclutamiento, uno debe pensar si corresponderá a un candidato en particular, si se adaptará a este equipo, la cultura corporativa de la empresa.
La forma en que se comunica con los empleados, cómo se dirige a ellos, se convierte en la atmósfera que reina en el lugar de trabajo. Cuando el propio líder a menudo contribuye a la creación de un ambiente nervioso, por ejemplo. a través del lenguaje de la rivalidad, es difícil crear condiciones de trabajo cómodas y construir relaciones. Si se convierte en estándar en la empresa dirigirse a los subordinados de manera grosera a través de la gerencia, este comportamiento también puede trasladarse a otros niveles de la empresa.
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