La comunicación eficaz es una de las habilidades más importantes que se pueden desarrollar en la vida. Cada uno de nosotros alcanza un nivel diferente de destreza en ello: uno es incapaz de ponerse de acuerdo con sus familiares y decidir quién va a sacar la basura, y otro, en plena calle, puede vender a un desconocido hasta un elefante.
Se puede aprender todo, y la habilidad de comunicarse con los demás no es una excepción. ¿Por dónde empezar? Obsérvate a ti mismo cuando te comuniques con la gente y aplica los métodos que te contaremos más adelante. Por supuesto, hay más de nueve, pero incluso con estos, el resultado será muy bueno. En este artículo nos centraremos en los principios clave.
Sin embargo, a la hora de actuar, nos fijamos más en lo que hablamos que en lo que decimos con nuestro cuerpo. Y a menudo puede decir mucho más que las palabras.
Le dices a tu interlocutor que estás abierto al diálogo, pero ni siquiera miras en su dirección. Le aseguras que estás interesada en él, pero de vez en cuando consultas tu teléfono y te muestras impaciente. Las señales no verbales revelan más de lo que crees.
Sé consciente de que te estás comunicando con una persona, aunque no digas una palabra en ese momento. Es difícil mantener el control de todo el cuerpo, así que empieza por las manos. Cuando hables, asegúrate de que tus manos y tus dedos transmiten y completan el significado del mensaje, en lugar de dejarlos suspendidos. Aprende también a leer el lenguaje corporal de tu interlocutor: será mucho más fácil captar su estado de ánimo.
Supón que la mayoría de veces te quedas perplejo ante la pregunta: "¿A qué te dedicas?". Es desconcertante, y empiezas a tartamudear y a pronunciar un discurso incoherente salpicado de chistes ridículos. Es hora de acabar con la incomodidad. Dedica un tiempo a reflexionar y anota las respuestas a las preguntas que te resulten especialmente difíciles. Puedes escribir diversas versiones de tu texto, dependiendo de con quién vayas a hablar.
Las historias tienen un poder especial. Activan el cerebro del interlocutor, hacen que las presentaciones sean atractivas, nos permiten ser persuasivos e incluso ayudan en las entrevistas de trabajo.
Muchos de nosotros tenemos al menos una buena historia que contar. Además, si se alimenta con metáforas, expresiones coloridas, una culminación, el interlocutor nos escuchará con doble interés.
Algunas personas se niegan a hacer preguntas por miedo a parecer molestos o ridículos. De hecho, se trata de una poderosa herramienta para que se interesen y para demostrarles que tú estás interesado.
Vuelve a repetir las últimas palabras de forma interrogativa para animarle a que te cuente más. A las personas sociables, la mayoría de las veces saben hacer preguntas y escuchar con atención.
Mantenerse distraído con el teléfono durante una conversación es una gran manera de estropear tu relación con los demás.
Pero no sólo es el teléfono lo que distrae: puede ser cualquier cosa que se interponga en la conversación. Por ejemplo, un obstáculo, el ruido o un entorno incómodo.
En efecto, no hay nada más aburrido que la interminable narración de un interlocutor que no tiene nada que ver con los asistentes.
Los grandes oradores siempre cuentan historias relacionadas con sus interlocutores. Dejan claro que se trata de un diálogo, no de un monólogo. Si es necesario, interrumpen la historia y escuchan la de quienes participan.
El acrónimo BRIEF significa:
Este principio fue diseñado para escribir correos electrónicos, pero sirve para la vida real.
La conversación es una vía de doble sentido. A la inmensa mayoría de las personas no les interesa lo que el interlocutor tiene que decir, y por eso son tan pocos los que tienen éxito en la comunicación. Cuando te interesa el punto de vista de la otra persona, ya has tenido éxito en la comunicación en muchos sentidos.
El desarrollo de la empatía permite percibir cuándo el interlocutor está cansado y quiere hacer una pausa, cuándo es mejor guardar silencio y cuándo hacer una broma. No existe una receta precisa: sólo hay que mostrar empatía, escuchar y observar. De este modo, podrás reaccionar adecuadamente a las palabras, las pausas y el lenguaje corporal de su interlocutor.
Independientemente del número de orden, este es el principio más importante a seguir. Si hay un consejo sobre cómo ser un buen conversador, es éste. Estamos tan ensimismados que somos completamente ajenos a lo que dice una persona. En casi todos los diálogos, el yo es nuestro principal enemigo. Es un trabajo duro que requiere paciencia, pero es la capacidad de escuchar lo que hace que la gente diga de una persona: "¡Es el mejor conversador que he conocido!".
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