Los estudiantes experimentan el dominio de la inteligencia musical de diversas maneras: cantando, tocando un instrumento, escuchando sonidos, interpretando, bailando o grabando.
Desde una edad muy temprana, los niños oyen música en casa, en la radio o en la tele. Los más pequeñitos ya tienen rudimentarios elementos de la música, sus balbuceos se incluyen como experimentación melódica y musical en tanto que responden a pautas rítmicas y tonales. Los niños pequeños cantan y repiten consonantes de forma espontánea mientras juegan, creando canciones sencillas que llevan marcando el compás del ritmo dando expresión.
Las medidas clásicas de musicalidad están sobre todo centradas en la capacidad del niño para percibir las diferencias de ritmo y tono.
La música aporta una alegría única al aula. Algunos estudiantes tocan instrumentos, otros cantan o bailan, otros son capaces de leer la música. Casi todos cantamos, más o menos, bailamos, escuchamos, actuamos en directo, grabamos o compartimos música. Aunque solo cantemos en la ducha, ya es algo, porque eso significa que la música nos acompaña, aunque solo sea durante un periodo de nuestro día.
Sea como centro de las interpretaciones artísticas, fiestas y otros eventos, la música forma parte de la vida. Pero muy pocos reciben una enseñanza formal, quizá porque no consideramos la necesidad o porque la cultura occidental lo considera “un talento natural”.
Los estudiantes van a explorar los conceptos de tono, ritmo y timbre al tiempo que participarán en ejercicios de notación sencilla y de composición. Las actividades musicales, además, también las vamos a utilizar con instrumentos sencillos de percusión (propios o fabricados). De los primeros serán los triángulos, los tambores, los bloques de madera, los papeles de lija, la pandereta, etc. Después vendrán los instrumentos melódicos sencillos, como las campanas, los xilófonos infantiles, los teclados, los vasos o la botella afinándose.
Las actividades que proponemos pueden servir de complemento al programa que ya se realiza en el aula o adaptarse también al gusto del alumno. Para enriquecer su experiencia, podemos poner grabaciones musicales o permitirles que lleven auriculares con la música que más les gusta. Dejar que seleccionen con total libertad las grabaciones que se adaptan a sus intereses musicales y a su nivel de comprensión musical. Estas grabaciones también pueden representar instrumentos particulares, grupos de instrumentos, tipos de voces y estilos o periodos musicales.
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