El salario emocional. Como es sabido, en el actual mercado laboral escasea la oferta de mano de obra cualificada debido, entre otros motivos, a factores demográficos, así como a la aparición de nuevos sectores más complejos que demandan este tipo de personal. Esto hace que el talento sea cada vez más exigente ante la oferta que le puede hacer una empresa que quiere incorporarlo a su plantilla o retenerlo.
Por otro lado, las necesidades de la empresa también evolucionan, no siendo ya suficiente alguien que se limite a cumplir su horario o simplemente hacer lo que se le manda, sino que buscan empleados que se identifiquen con los objetivos, que sean capaces de innovar, de aportar al trabajo su creatividad y otro tipo de habilidades solo las técnicas; en definitiva, que sientan la empresa como suya.
En principio, para alcanzar esa vinculación, el dinero pero ello no es suficiente, por lo que, si lo que se busca es un compromiso emocional, parece claro que el empleado debe obtener por su trabajo, además una recompensa también emocional, vinculada al concepto moderno de contrato psicológico o emocional.
Tradicionalmente, las empresas basaban las ofertas que hacían a los potenciales candidatos únicamente en una compensación dineraria, olvidando que ésta era sólo una parte de lo que aquellos iban a obtener por su trabajo.
Esto hace que aumenten las posibilidades que tiene la empresa para conseguir que su propuesta se adapte a las características ó expectativas de los empleados, si bien para ello deberá averiguar qué es lo que busca cada uno en su trabajo:
También debería saberse qué es lo que le impide desempeñar su trabajo perfectamente:
A través de las respuestas a estas preguntas, la empresa habrá recorrido una buena parte del camino para poder crear el verdadero salario emocional, consistente en transmitir al empleado que lo que realiza es fundamental para la empresa, para crear una sensación de pertenencia a la compañía.
La motivación de los profesionales también se ve aumentada cuando se les involucra y puedan participar en la gestión de la empresa, en sus decisiones, así como cuando tienen información de sus objetivos y planes estratégicos sintiéndose partícipes del logro de los resultados.
Otro aspecto a través del cual se puede “rentabilizar” el salario emocional, al que cada vez están dando más importancia no sólo la sociedad en general, sino las empresas en particular, es el compromiso social.
En muchas empresas, la apuesta por esos valores suele quedar reflejada en un código ético que hace público su compromiso a actuar y decidir defendiendo unos criterios no sólo de rentabilidad a corto plazo.
En tal sentido, el ciudadano como tal, está dispuesto a premiar, a reconocer a las empresas socialmente responsables, es decir, que prestan una labor desinteresada con su actividad diaria, como puede ser apoyando proyectos sociales, financiando mejoras del entorno donde desarrolla su actividad a través de patrocinios, mecenazgos, etc.
Los programas orientados al compromiso social pueden abordarse por la propia empresa apoyando causas justas o a través del trabajo y las iniciativas de los empleados. Esta es la forma en la que éstos perciben que están trabajando por una causa justa y, por tanto, la que tiene más impacto sobre el salario emocional.
Por lo tanto, es importante impulsar y seguir aquellos valores que guían tanto a la empresa como a sus empleados, como son: la ética, la responsabilidad social, el medio ambiente, el servicio al cliente… Pocas cosas destruyen tanto el salario emocional como la sensación de que, con el propio trabajo, se están traicionando o atacando los valores que uno persigue.
Siendo importantes los aspectos que hemos mencionado, hay otro que, como ya hemos comentado, está siendo el hilo conductor de muchas decisiones a la hora de cambiar de empleo o de aceptar o rechazar ofertas de trabajo a veces muy tentadoras desde el punto de vista económico, que es el relativo a la existencia o no de políticas que favorezcan y faciliten armonizar la vida personal con la profesional, que concilien trabajo y familia. Dado que lo habitual es que el trabajo ocupe una gran parte de nuestras vidas, traspase la barrera del horario laboral, llegando incluso a invadir el tiempo que deberíamos dedicar a la vida personal y familiar, el salario emocional implica también que el trabajo interfiera lo menos posible el desarrollo y disfrute de ésta, consiguiendo así un adecuado equilibrio o conciliación.
Como hemos dicho, en los últimos años está siendo éste un aspecto de los que más pesan a la hora de reclutar, fidelizar y motivar a los empleados, sobre todo a las generaciones jóvenes.
Sin duda en ello ha influido la definitiva incorporación de la mujer al mundo laboral, con el consiguiente sentimiento de abandono de lo que, tradicionalmente, se entendían como tareas domésticas o familiares, que pasan a ser una responsabilidad que compartir y ejercer por los miembros de la pareja.
Son muchas las ventajas que obtiene la empresa cuando sus empleados pueden disfrutar de una vida ordenada y equilibrada, todas ellas basadas en el principio de que un empleado feliz, satisfecho, contribuye a un buen ambiente laboral y, sin lugar a duda, produce mucho más.
No es discutible que dicha conciliación es más difícil de conseguir en sectores donde la competencia es muy marcada y exige mayor nivel de flexibilidad y que se renuncie a aspectos personales, o, con carácter general, en organizaciones en que se valoran mucho las jornadas laborales especialmente largas sin importar que, además de no facilitar la vida en familia, van a reducir el necesario descanso para afrontar la jornada laboral del día siguiente.
Una de las actuaciones que contribuyen a conseguir armonizar ambos ámbitos personales, es la flexibilidad en el trabajo, que permite elegir tanto el tiempo que se dedica a cada cosa, como el lugar en que desarrollar la actividad laboral, conocida como teletrabajo.
Respecto a este tipo de flexibilidad, hay que advertir que no es posible en todos los puestos -por ejemplo, los de atención al público - ni en todas las culturas corporativas - en aquellas que se guían por valores como el control y la desconfianza- ni pueden beneficiarse todas las personas, pues trabajar bajo esa modalidad exige una cierta capacidad para organizarse, tomar decisiones, etc.
Asimismo, hay que tener en cuenta que no todo son ventajas, pues el empleado que trabaja en su domicilio puede llegar a tener un cierto sentimiento de desvinculación, de pérdida de contacto con sus compañeros, de no ser tenido en cuenta cuando surge alguna oportunidad de promoción, etc.
Como factor integrante del salario emocional hay que citar asimismo el reconocimiento. No es ningún secreto cómo valoramos cuando se nos reconocen actuaciones o comportamientos de nuestra esfera personal o privada o del ámbito laboral, profesional, etc.
Necesitamos que nuestras aportaciones sean valoradas y reconocidas. Ese reconocimiento, ya sea económico o no, bien administrado, sirve de estímulo para seguir desarrollando el trabajo con entusiasmo y dedicación -a veces una palmada en el hombro del jefe cuando se está con los compañeros, se agradece mucho más que una gratificación.
SI ESTÁS INTERESADO EN DESARROLLAR TUS CAPACIDADES EN EL CAMPO DE RECURSOS HUMANOS, ENTRA EN CEUPE E INFÓRMATE SOBRE NUESTROS MÁSTERS Y CURSOS EN RECURSOS HUMANOS.
Suscríbete a nuestro Magazine
Recibe Artículos, Conferencias
y Master Class
RRHH
RRHH
RRHH
Comentarios