Actualmente, las profesiones asociadas al sector empresarial ofrecen infinidad de oportunidades de trabajo. De este modo, y dentro de este ámbito, la consultoría de empresas se ha convertido en una buena opción para el desarrollo profesional.
Los consultores, o analistas de gestión, trabajan para todo tipo de empresas y organizaciones. El principal objetivo de su labor es mejorar el rendimiento, la eficiencia y rentabilidad de la compañía. Para ello, deben buscar y recopilar información para, posteriormente, analizarla y diseñar estrategias específicas para sus clientes.
Estas estrategias pueden ser muy variadas y pueden implicar desde la puesta en marcha de nuevas políticas y prácticas, a la reorganización de la estructura comercial o la realización de cambios de personal. Es así porque en los últimos años, los campos de acción de la consultoría de empresas se han ampliado hasta abarcar casi todas las áreas de la empresa.
Los últimos estudios realizados indican que en España, en 2017, el sector daba empleo a más de 170 000 personas. Un sector que ese año movió una cifra de negocio cercana a los 13 000 millones de euros.
Pero, aunque bien remunerada, la consultoría es una profesión compleja y exigente. Requiere una alta cualificación, así como unas habilidades personales especiales, para las que la persona necesita haber recibido una completa y profunda formación. Un consultor, además de pericia y conocimientos técnicos, debe tener las siguientes cualidades.
La base del trabajo de un buen consultor es ser capaz de entender la situación a la que se enfrenta. Solo de esa forma podrá encontrar claves válidas para afrontar el problema. Y, para ello, debe preguntar y debe escuchar a todos los implicados, desde los propios trabajadores hasta clientes y proveedores.
El consultor debe investigar y debe tener en cuenta a todos los miembros de la organización. Pero también es fundamental que sea flexible y realice su labor interfiriendo lo mínimo en el día a día y el trabajo cotidiano de la empresa. Debe ser capaz de seguir el plan de trabajo marcado, pero adaptándose a la dinámica de la empresa.
El consultor debe analizar la situación de la empresa y debe aportar todas las posibles soluciones que considere eficaces. Pero su trabajo debe estar guiado siempre por la más absoluta objetividad. En la consultoría no tienen cabida los juicios de valor o consideraciones de índole particular que no tengan una base objetiva e independiente.
Para conseguirlo, el consultor debe ser capaz de obtener información analítica en las que sustentar con solidez sus propuestas. Debe investigar, generar datos y relacionarlos para diseñar soluciones y alternativas que sean factibles y tengan una base sólida en la que asentarse.
Un buen consultor también tiene que desarrollar habilidades comunicativas. Es importante que sepa escuchar y analizar, pero también es básico que sepa trasmitir sus propuestas y fundamentos para que el cliente los entienda y los acepte.
Y en todo ese proceso, la organización es fundamental. A la hora de presentar su trabajo y exponer conclusiones, pero, especialmente, en el proceso que lleva hasta ese punto. El consultor debe que ser capaz de descomponer su trabajo en fases, también de marcar plazos y repartir responsabilidades. La gestión del tiempo es fundamental.
Por lo general, la consultoría de empresas exige unos requisitos muy altos, tanto a nivel formativo como de habilidades personales, de relación y de comunicación con los demás.
En el momento de elegir qué estudios se deben iniciar, lo más recomendable es optar por la rama económica. Sin embargo, es cierto que la consultoría es un sector multidisciplinar y es posible entrar a formar parte del mismo desde diferentes carreras profesionales.
Son muchas las áreas que intervienen en el sector de la consultoría, desde marketing hasta recursos humanos. También personas que han cursado carreras relacionadas con la Administración, las Ciencias Políticas o la Psicología pueden llegar a ser consultores de empresa.
Para especializarse en el mundo de la consultoría de empresas es muy recomendable estudiar un postgrado. Además de otorgar los conocimientos necesarios, una formación adecuada será la clave para desarrollar las aptitudes más necesarias para crecer en el sector.
La Universidad de Alcalá ofrece un título propio que permite a los alumnos adquirir competencias imprescindibles para desarrollarse en el ámbito empresarial, en todas sus facetas. Un Máster en Dirección y Administración Empresarial y Directiva que se cursa en la modalidad online.
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Comentarios 1
Muy bien estructurado el programa