Entre la década de los 50 y los 70, coincidiendo con el desarrollo de la sociedad del bienestar y la mejora en la capacidad adquisitiva de las clases medias especialmente en países como Estados Unidos, Japón o Alemania, se produce el verdadero boom turístico internacional.
Según los datos de la Organización Mundial de Turismo, entre 1950 y 1975 las llegadas internacionales turísticas se incrementaron en casi nueve veces (de 25 a 222 millones).
El turismo de masas se convierte en el motor económico del que dependen muchas economías, pero también comienza a mostrar su lado más oscuro...
La “democratización” de la actividad turística trae consigo algunos impactos negativos en el medio ambiente, las poblaciones locales y su cultura. De ahí que, en los 90, ya se empiece a hablar del turismo sostenible, el ecoturismo y, en definitiva, de la necesidad de generar modelos de negocio alternativos, más respetuosos con el medio ambiente y las poblaciones locales, al tiempo que económicamente viables.
Hace apenas seis años, cuando estalló la que ya se conoce como Gran Recesión, comenzaron a registrarse crecimientos negativos en la actividad turística a nivel global.
De forma general, la literatura del sector clasifica en dos grandes categorías los episodios críticos con consecuencias graves para el turismo: las crisis económicas y las de seguridad. Dentro de esta última categoría quedarían englobadas las crisis que tienen su origen en un conflicto bélico, en un atentado terrorista, en un incidente sanitario e incluso en un desastre natural.
Haciendo un análisis de acontecimientos de este tipo a posteriori, se puede afirmar que su impacto es intenso, localizado y, por lo general, poco duradero. Además, suelen traducirse en desvíos de tráfico de viajeros más que en disminución del número de viajes, de lo que se deduce que su repercusión económica se circunscribe al nivel regional o nacional, no global.
El sector inmobiliario se desplomó y muchos clientes dejaron de pagar sus hipotecas porque debían más por sus casas de lo que estas valían en el mercado. Aumentaron las tasas de morosidad y los desahucios bancarios de las fincas hipotecadas por impago.
Las cajas y bancos de otros países que habían financiado esos fondos y comprado participaciones a los bancos emisores por su alta rentabilidad, perdieron su confianza en el sistema.
¿Qué hicieron los gobiernos ante el pánico financiero? Rescataron a los bancos e inyectaron liquidez monetaria para que los bancos pudieran prestar dinero a empresas y consumidores, pero esto último no sucedió. Los bancos congelaron los créditos a los consumidores y a las empresas.
A diferencia de anteriores episodios de crisis, la actual ha tenido un impacto a nivel internacional, debido fundamentalmente a la globalización económica, tecnológica, social y cultural que se ha ido imponiendo desde la segunda mitad del XX.
La crisis también ha afectado notablemente a las variables precio y gasto por viajero, que son determinantes a la hora de planificar unas vacaciones. De momento esto se ha traducido en una mayor demanda de las opciones de alojamiento low cost, estancias más cortas y viajes a destinos más cercanos.
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