Por narcisismo se entiende un rasgo de personalidad caracterizado por una exagerada valoración de sí mismo y un sentimiento de superioridad sobre los demás. El síndrome narcisista, en su forma hipertrofiada, entra en la categoría de los trastornos de la personalidad.
El 👉narcisismo es un término que proviene de un antiguo mito griego sobre un joven llamado Narciso. Este joven era increíblemente guapo y cautivó por su belleza en todo momento. Con altanería rechazó el amor de las muchachas hermosas, por lo que fue castigado por los dioses. Lo condenaron a una miserable y dolorosa aventura amorosa consigo mismo. Al ver su reflejo en el agua, el joven fue incapaz de apartarse de ella. Finalmente, murió de hambre y sed, y una hermosa flor creció en su lugar de reposo.
Las personas narcisistas tienen un carácter sumamente egocéntrico. Tienden a exagerar los propios méritos, a considerarse más inteligentes, más bellos, más talentosos que los demás. La arrogancia y la prepotencia dificultan en gran medida la comunicación con ellos.
Para los narcisistas, su grandeza y su exclusividad son evidentes. Por lo tanto, desprecian a los demás. Ellos creen que merecen un trato especial e incluso pueden exigirlo de forma agresiva. Prefieren comunicarse con los mismos elegidos, considerando a la mayoría de las personas indignas de tal honor.
Un rasgo llamativo de todos los narcisistas es la inmersión en fantasías sobre su deslumbrante éxito. Así compensan la falta de retroalimentación positiva. En sus ilusiones, estas personas son siempre más inteligentes, más bonitas, más influyentes de lo que realmente son.
Este tipo de personalidad es muy engreída, se esfuerza por ser el primero en todo. Y no les importa un resultado objetivo, sino el hecho del reconocimiento de su superioridad por parte de los demás. Así pues, al competir con alguien, pueden utilizar métodos deshonestos: hacer trampas, falsear los resultados.
Desde una perspectiva de relaciones interpersonales, los narcisistas suelen recurrir a la idealización y a la desvalorización. Los méritos y éxitos de la mayoría de las personas se devalúan para que sus propios logros parezcan más grandiosos. En el narcisismo los objetos de simpatía son idealizados, pero generalmente, no por mucho tiempo. Más tarde, sufren el mismo destino que todos los demás: el desprecio y la decepción.
Los narcisistas no son ajenos al sentido de la envidia. Y nunca admitirán que están celosos. Ellos pueden tener una explicación diferente para la aparición de emociones negativas asociadas con el bienestar y el éxito de otras personas. La mayoría de las veces la envidia se cubre de moralidad. Por ejemplo, al envidiar la riqueza de otra persona, ésta puede desacreditar a su propietario y dudar de la legitimidad de sus fuentes de ingresos.
Sin embargo, los narcisistas no dudan de que todo el mundo que les rodea les envidia. Todo lo negativo en su dirección, lo interpretan como envidia.
Este fenómeno es el doble de frecuente en los hombres que en las mujeres. Las manifestaciones iniciales pueden notarse ya en la adolescencia, cuando se está formando la personalidad.
Se distinguen tres tipos de narcisismo: clásico, vulnerable y perverso.
Cada tipo se divide también en dos subtipos: somático y cerebral. La primera se caracteriza por la fijación en el propio cuerpo, mientras que la segunda da prioridad a las capacidades mentales.
En la infancia se origina el problema de la aparición del narcisismo. Los niños tienen una visión egocéntrica del mundo. Ellos se perciben a sí mismos como el centro del universo alrededor del cual gira todo lo demás. En los tres primeros años de vida, esto es absolutamente normal y natural.
Desde los 5 años aproximadamente, el niño se aleja gradualmente de esta imagen. Se empieza a percibir a las personas como entidades independientes, en lugar de objetos diseñados para satisfacer las necesidades de una persona pequeña.
En esta etapa, algunos niños tienen dificultades en la transición. Por lo que se rebelan, se vuelven caprichosos e incontrolables, intentando por todos los medios mantener el estado actual. En este punto, si los padres actúan erróneamente, el comportamiento narcisista puede afianzarse.
Actuar erróneamente quiere decir complacer todos los caprichos del hijo, la sobreprotección y los elogios excesivos. El niño empieza a esperar la misma actitud de los demás. Por ello, no está preparada para las duras realidades del mundo. Las valoraciones negativas y la desaprobación de los demás se perciben de forma muy dolorosa. Conseguir la misma adoración del mundo que de los padres, se convierte en una idea fija. Evidentemente, inalcanzable.
Otro panorama es también posible. El niño no recibe la atención necesaria de mamá y papá, por lo que desarrolla patrones de comportamiento especiales. En su conciencia existe la idea de que sólo se puede recibir atención por determinados méritos. Por ejemplo, por las buenas notas, los logros deportivos, la distinción con respecto a otros niños. Esto forma una vanidad mórbida que persiste durante toda la vida.
Las siguientes condiciones también pueden contribuir al desarrollo del narcisismo:
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¡Gracias! ¡Buena publicación!