Existen muchas definiciones del concepto, una de ellas puede ser la que indica que la Planificación Estratégica es el proceso por el cual los dirigentes ordenan sus objetivos y sus acciones en el tiempo.
No es un dominio de la alta gerencia, sino un proceso de comunicación y de determinación de decisiones en el cual intervienen todos los niveles estratégicos de la empresa. En cualquier caso, planificar significa, etimológicamente, establecer un plan con vistas al futuro. Si traspasamos esta definición general al ámbito de la empresa, planificar significa establecer un plan de previsión de necesidades para el futuro.
Los planes deberán ser expresados de forma que sean entendidos por todo el personal de la empresa en términos nominales, cuantitativos y gráficos; la planificación es el sistema más eficaz para comparar la realidad alcanzada con la estimada anteriormente y para corregir, si es necesario, las expectativas de la empresa.
El objetivo de la planificación estratégica se centra, a su vez, en objetivos factibles e investiga en qué negocio o área competir, en correspondencia con las oportunidades y amenazas que ofrece el entorno. La palabra objetivo viene del latín ob-jactum, que significa “a donde se dirigen nuestras acciones”.
Los objetivos que se establecen en el plan estratégico definen exactamente lo que debe hacerse para resolver el desajuste existente entre lo que es la empresa hoy y lo que va a ser en el futuro
Un objetivo es una definición específica pragmática y medible de lo que debe alcanzarse en el horizonte temporal cubierto por el plan.
Como debe saberse, no deben confundirse los objetivos con las estrategias, pues lo primero es un fin y lo segundo es un medio.
Debemos saber planificar sobre objetivos reales y alcanzables; así como establecer muy claramente el negocio o el área que queremos expandir y competir con nuestros competidores; todo ello, sin perder el horizonte y pisar sobre el terreno estando en pleno conocimiento de cuáles son nuestras oportunidades y amenazas que el mercado nos está creando continuamente. Ser previsores en última instancia de lo que puede sucedernos si emprendemos o desarrollamos una nueva área de negocio.
Para que lo veamos con un ejemplo, si somos una empresa que desea crecer, no podemos pretender expandirnos por el Sur de la península, si nuestra área de actuación es el centro y desconocemos los medios para poder llegar a, por ejemplo, realizar una inversión en suelo, si carecemos de los medios adecuados: conocimiento del medio, de los contactos, etc.
Desde el departamento de posventa de una empresa inmobiliaria cada periodo de tiempo definido (mes, trimestre) se le pasara al cliente un breve y sencillo cuestionario, obteniendo así su opinión sobre el funcionamiento y atención que reciben en las casetas de información. También se les preguntará acerca de los productos que resulten más interesantes en cuanto a relación calidad/precio (sobre las diferentes promociones). Con ello, lograremos la descripción detallada de las líneas de acción que se utilizarán para alcanzar el objetivo estratégico. Para ello se puede recurrir al control de los indicadores de medida derivados de los objetivos operativos.
A nivel de objetivos en el proceso de planificación estratégica, es importante resaltar que una empresa tendrá objetivos a varios niveles, de menos a más concreto serán los objetivos corporativos, los objetivos de la unidad de negocio y los objetivos operativos.
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