El marketing social surgió en la década de 1970 como una rama del marketing tradicional, pero enfocada en promover el bienestar social en lugar de vender productos o servicios. Fue conceptualizado por Philip Kotler y Gerald Zaltman, quienes propusieron aplicar las técnicas del marketing comercial para influir en comportamientos que beneficien a la sociedad.
Por tanto, el objetivo de este tipo de marketing, como su propio nombre lo sugiere, es abordar problemas de carácter social, tales como:
Salud pública y prevención de enfermedades.
Educación y concienciación ambiental.
Promoción de estilos de vida saludables.
Campañas contra el acoso escolar y ciberbullying.
Seguridad vial y prevención de accidentes.
Prevención de la violencia y promoción de la paz.
El marketing social es un enfoque mercadotécnico que, en vez de buscar la venta de un producto o servicio (como tradicionalmente siempre se ha hecho), pretende más bien influir en el comportamiento de las personas en beneficio de la sociedad.
Por ende, emplea mensajes persuasivos, campañas de concienciación y educación para motivar a las personas a adoptar hábitos saludables, cuidar el medio ambiente, apoyar causas sociales o actuar de manera responsable en la comunidad.
No pocas veces hemos visto en televisión o en redes sociales campañas que buscan, por ejemplo, desincentivar el consumo de tabaco o alcohol, promover prácticas de reciclaje, o fomentar la donación de sangre.
Tal como sucede con el marketing convencional, el marketing social emplea tácticas propias de este ámbito, como:
Investigación de mercado.
Segmentación de mercado.
Publicidad.
Campañas.
Uso de influencers y líderes de opinión.
Estrategias de comunicación.
Promociones.
Storytelling.
Etc.
Campañas anti-tabaco que muestran los efectos negativos del consumo de cigarrillos.
Programas de reciclaje que educan a la comunidad sobre la importancia de reducir, reutilizar y reciclar.
Campañas para reducir el consumo de alcohol y promover la conducción responsable.
Programas que incentivan el uso del cinturón de seguridad, la importancia de no usar el teléfono móvil mientras se conduce, y otras medidas para reducir los accidentes de tráfico.
Campañas que animan a la población a incorporar el ejercicio regular en su rutina diaria para mejorar la salud física y mental.
Programas que educan sobre prácticas sexuales seguras, la importancia del uso de preservativos y la realización de pruebas de detección.
Normalmente, los principales autores en llevar a cabo estrategias de marketing social, son: organizaciones no gubernamentales (ONG), gobiernos, instituciones de salud (tanto públicas como privadas), entidades educativas (escuelas y universidades), y fundaciones.
En cualquier caso, para que una estrategia de marketing social sea efectiva, es necesario contar con perfiles capacitados en marketing (así como perfiles de otras disciplinas relacionadas), ya que al fin y al cabo, aunque no se busque la venta de productos, es preciso captar la atención del público y persuadirlos de alguna forma.
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