Una marca se configura como un signo distintivo, que indica que ciertos bienes o servicios han sido producidos o proporcionados por una persona o empresa determinada. Las marcas configuran un sistema de registro y ayuda a los consumidores a identificar y comparar productos o servicios que por sus características y calidades son muy similares.
En la actualidad, las firmas crean expectativas en los individuos y generan espacios basados en las sensaciones que son capaces de generar mediante experiencias de marca, bien a través de la comunicación, bien a través de las acciones de marketing preparadas para conectar con sus públicos.
Las empresas deben orientar sus decisiones a ofrecer productos y servicios atractivos que además tengan un valor adicional basado en aspectos emocionales, que conforman la diferencia con sus competidores frente a los consumidores.
Previa a la irrupción de Internet en la vida cotidiana de los consumidores, las protagonistas de la vida comercial eran las Marcas. Éstas enviaban mensajes a sus consumidores a través de unos medios, más o menos masivos, para hacer llegar a los consumidores sus mensajes.
En esta situación, los consumidores estaban alrededor de los medios y las marcas, y eran éstas el centro de atención de todas las actuaciones que las organizaciones realizaban.
El escenario cambió, y el consumidor se convirtió en el protagonista de todo, él tiene el poder y son las marcas las que tratan de lograr entrar en su círculo de conocimiento.
Las marcas deben darse a conocer por los clientes y conseguir una percepción positiva, para ello dichas marcas mandan mensajes, que evocan a los sentimientos y experiencias de los clientes, intentando dialogar con ellos y lograr su atención y empatía.
Para poder saber el impacto que los mensajes enviados tenían, tradicionalmente las marcas lo han hecho a través de encuestas y entrevistas muéstrales, de esta manera se obtenía una visión, más o menos general, de la percepción del mercado ante una marca. En la actualidad, también es posible valorar las marcas en un nuevo universo, el que conforma Internet. Gracias a la Red se puede obtener una información muy valiosa y mucho más fidedigna.
Es el estudio de las técnicas del uso de Internet para promocionar y vender productos y servicios. Estas estrategias y tácticas se plasman dentro de un plan de mercadotecnia en línea que incluyen la publicidad de pago por clic, los anuncios en páginas web, los envíos de correo masivos, la mercadotecnia en buscadores (incluyendo la optimización en buscadores), la utilización del Social Media Marketing o redes sociales y la mercadotecnia de bitácoras o blogs.
El entorno digital brinda nuevas técnicas de publicidad, es decir, herramientas que construyen y refuerzan la imagen de marca en el mercado. Estas acciones de marketing deben estar correctamente planeadas y mantener una coherencia con las que se hace en el mundo offline. Un plan integrado de marketing online y offline es fundamental.
Esta hace referencia a las percepciones, buenas o malas, que los consumidores pueden tener sobre una marca corporativa, de sus productos o de sus servicios. La percepción sobre algo nos llega a través de imágenes, impresiones o sensaciones externas.
El investigador en reputación social Miguel del Fresno define la reputación como; “la construcción social alrededor de la credibilidad, fiabilidad, moralidad y coherencia que se tiene de una persona, ente, organismo, institución, empresa, etc. Esto es, la reputación sólo es parcialmente controlable ya que se crea y recrea a partir de las percepciones que conforman un estado de opinión, consideración y valoración de otros, a partir de las decisiones y comportamientos ético-morales y/o profesionales. Asimismo, se puede sostener que la reputación es una construcción social, un producto creado y acumulado de forma colectiva y que de manera inevitable tiene efectos positivos o negativos sobre el despliegue social, económico, etc. al tener una evidente connotación pública”.
En el seno de las empresas siempre ha sido de gran importancia la reputación que tienen las marcas comerciales, si bien es verdad que con la aparición de técnicas de gestión de reputación (Branding), dentro de la ciencia del marketing en los años 30, esta disciplina adquiere mayores niveles de repercusión dentro de la empresa y en su estrategia global.
Internet ha cambiado considerablemente la situación de las empresas en términos de imagen de marca, de notoriedad y de reputación.
La reputación online no es más que el reflejo digital del prestigio o estima que las personas tienen sobre una marca.
En la nueva democracia participativa que surge por los medios sociales de internet, la reputación y el valor que se le da a la marca en la Red pasan a tener gran valor y conforman una variable de gran peso en la ecuación del éxito de una organización.
En pocas palabras, si no se cuida la reputación online de una marca, pueden originar serios problemas.
La reputación en Internet es cada vez más importante para todos: marcas, empresas, directivos, empleados y autónomos. Porque a medida que todos somos cada vez más digitales, la reputación de la marca en Internet se convierte en la reputación de la marca en el mundo real.
Sea cual sea el tipo de crisis a la que se enfrenta una organización o marca, es importante que se analice y se determine la gravedad de dicha crisis. Se hace mediante una exhaustiva monitorización, que permita conocer la evolución de las opiniones sobre la marca y el motivo de las quejas, de manera que se pueda detectar rápidamente comentarios que tienen potencial de convertirse en una crisis más compleja.
Aunque todo depende de la situación específica y de cada caso, estudiado de forma aislada, ante una crisis se puede llegar a decidir no actuar (de forma pública), para no alimentar, por parte de la marca, el debate y su posible dispersión. Se han dado casos en los que una marca, por intentar aplacar el debate, lo ha sacado de su micro-contexto y elevado su intensidad y relevancia.
Como el comentario se hace de forma pública es recomendable, en muchos casos, dialogar y solucionar en público también. Si se logra una solución satisfactoria para todas las partes, seguramente el usuario que había criticado también comentará dicha solución, dejando una sensación de buena atención al cliente y escucha por parte de la empresa.
Hay una cuarta posibilidad, que confluyan las tres variables a la vez, esta es una crisis de grandes magnitudes.
En el segundo caso se conocerá gracias a contar con una herramienta de monitorización.
Todas las herramientas de monitorización online profesionales cuentan con tecnología semántica, gracias a la cual detectan los comentarios sobre la marca y realizan una clasificación de forma automática, dividiendo dichos comentarios entre positivos/neutros/negativos. Incluso hay herramientas que clasifican la ‘importancia’ relativa del comentario según sea el peso específico de la página o el foro en donde haya aparecido.
Esto solo es el principio, ya que para ofrecer una respuesta adecuada se tendrá que investigar más sobre si el comentario es ‘espontáneo’ o ‘malintencionado’.
Por comentario espontáneo entendemos aquellos que se producen de una forma natural y hecha por un usuario para expresar la decepción, mala experiencia, disconformidad o crítica del producto o marca. Estos comentarios malintencionados responden a un deseo patente de dañar la reputación de la marca.
Para evitar llegar a una crisis de reputación, en los casos de comentarios espontáneos, hay un principio que es recomendable seguir, aunque los comentarios no sean; ‘dar una respuesta personalizada en un plazo breve de tiempo a los comentarios negativos recibidos’.
Más problemático son aquellos comentarios con fines malintencionados que solo buscan dañar y socavar la imagen de una marca, su inicio no surge de una manera natural, sino de forma planificada y con ánimo de crear daño.
Estos comentarios los suelen llevar a cabo los que se conocen como “troll“, este término describe a una (o varias) persona que sólo busca provocar intencionadamente a los usuarios o lectores de una comunidad, creando controversia, provocar reacciones predecibles, etc., con fines diversos, desde el simple divertimento hasta interrumpir y provocar crisis de marca.
Sea cual sea el troll que ataque a la marca, en la estrategia reputacional online no puede faltar una batería de comportamientos y un arsenal de respuestas a disposición de Community Manager.
Para todos los casos que se exponen en este punto, es de una importancia capital el tener previsto una política de comunicación online gestionada eficientemente por un community manager bien formado y trabajando en sincronía con otros departamentos como pueden ser; marketing, atención al cliente, ventas, informática, etc., de la empresa.
Toda esa política de comunicación debe estar apoyada en una buena herramienta de monitorización que mantenga a la organización informada, en tiempo real, de la conversación que se está produciendo en torno a la marca.
No es nada nuevo, pero en la era del Social Media toma una nueva dimensión. Los casos anteriormente citados de crisis reputacionales, no hubieran pasado de meras críticas si no hubiera sido por el poder de difusión que dan las redes sociales.
Pero la viralidad no solo contribuye a la crisis, sino que bien gestionada, una campaña puede tener mucha viralidad y con ello se aumente la visibilidad del mensaje que la empresa pretenda difundir.
Con marketing viral conseguimos el mensaje “cobre vida por sí mismo” ya que sólo se tendrá el control sobre su lanzamiento. El resto queda al arbitrio de los usuarios que lo compartan: si gusta, si ofrece mensaje, si hace sentir algo, será “imparable”, si nos ha sorprendido, etc.
El marketing viral es una de las herramientas de marketing más eficaces que hay, con la que se asume poco riesgo, alta recompensa y de gratificación instantánea. Pero no es fácil de crear, ya que es el usuario el que decide si lo viraliza o no.
Son las personas que navegan en la red las que deciden si un contenido es digno de ser viralizado o no, por lo que las empresas quedan, en cierta forma, al margen de la capacidad de aumentar dicho potencial, sí que seguir ciertas pautas para lograr crear un contenido viralizable.
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