La inteligencia lógico-matemática aúna a dos capacidades estrechamente relacionadas entre sí. Extrae las virtudes de ambas habilidades para concebir un tipo de inteligencia único, eficaz y eficiente para la resolución de problemas.
La inteligencia lógico-matemática es aquella que permite solventar problemas lógicos y matemáticos. Da uso del pensamiento lógico-matemático para utilizar la coherencia, racionalidad, deducción, números, símbolos, figuras geométricas y otros elementos propios de la lógica y las matemáticas para proponer soluciones, crear ideas y establecer conclusiones.
Es uno de los tipos de inteligencia dentro de la teoría de las inteligencias múltiples, un modelo creado por el psicólogo estadounidense Howard Gardner, el cual fue publicado en el año 1983.
Las dos habilidades (lógica y matemática) no siempre están al mismo nivel, es decir, que una capacidad puede ser mayor que la otra.
Combina aspectos del pensamiento lógico (capacidad racional, deductiva y argumentativa) con aspectos del pensamiento matemático (capacidad numérica, simbólica y abstracta) para encontrar soluciones, generar ideas y componer hechos de forma congruente.
La forma de aprender de las personas con inteligencia lógico-matemática se basa en el empleo de sus habilidades: resolver problemas matemáticos, establecer patrones y relaciones, trabajar con elementos abstractos, utilizar el razonamiento deductivo, justificar algo con argumentos sólidos, etc.
Este tipo de inteligencia se empieza a manifestar desde la infancia, por lo que, los primeros indicios de este pensamiento se dan en los niños, y cuyo desarrollo va avanzando conforme el infante crece. Esto se va representando a medida que la persona utiliza nociones cada vez más complejas.
Incita a la experimentación.
Fomenta el pensamiento crítico.
Permite abordar y resolver problemas matemáticos y/o lógicos de manera efectiva.
Estimula la curiosidad.
Mejora la agilidad mental y, por tanto, la velocidad para resolver problemas.
Optimiza la capacidad argumentativa.
Mejora la habilidad deductiva.
Utiliza experiencias pasadas para solucionar problemas actuales.
Capacidad para plantear escenarios mentalmente.
Mejora el pensamiento analítico.
Desarrolla destrezas para la investigación.
Optimiza la capacidad de raciocinio.
Ordena las ideas y conceptos de forma coherente.
Llevar a cabo ejercicios que permitan mejorar la capacidad de raciocinio: emplear las preguntas correctas, fomentar hábitos de lectura, dividir la información en pequeñas secciones para que sean más fáciles de asimilar y practicar videojuegos de inteligencia (ajedrez, cubo de rubik, rompecabezas, sudoku y otros puzles similares.).
Aprender a identificar un problema, saber establecer un plan de acción, ejecutarlo y evaluar los resultados para sacar conclusiones.
Plantearse metas simples en la cotidianidad. Por ejemplo: arreglar la cama o practicar un idioma durante un periodo corto de tiempo.
Realizar ejercicios para desarrollar el pensamiento crítico, como: cuestionar todo aquello que se afirma como verdadero, buscar información para despejar dudas y contemplar las cosas desde una perspectiva objetiva.
Estimular la memoria mediante actividades de memorización, para ello, se puede empezar con tareas simples, tal como memorizar números telefónicos, y luego ir subiendo la dificultad gradualmente, como tratar de recordar los detalles de un logo de una marca (colores, letras, formas, estilos tipográficos, etc.).
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