Hay una diferencia entre quedar atrapado en un sentimiento y tomar conciencia de ello. Sócrates sentenció: “conócete a ti mismo”. Esa es la piedra angular de la Inteligencia Emocional, la conciencia y el dominio de los propios sentimientos en el momento en que se expresan.
Las tensiones de la vida moderna, la extremada competencia que se genera tanto en el terreno individual como en el empresarial, la presión que ejerce el tiempo, la exigencia de un elevado perfeccionismo profesional, entre otras son situaciones que tienden a alterar el estado emocional de la mayoría de las personas, llevándolas al borde de sus propios límites físicos y psíquicos. El resultado, a menudo, es un desequilibrio emocional.
Existe otra realidad asociada a las emociones, cada uno de nosotros influimos en el estado anímico de los demás. Es perfectamente natural influir en el estado emocional de otra persona, para bien o para mal; lo hacemos constantemente, “contagiándonos” las emociones como si fueran el más poderoso virus social. Comúnmente se habla de lo contagiosa que es la risa, o la desolación que se siente por el duelo de otra persona, por poner meros ejemplos.
Si pensáramos en el nivel técnico que debe de tener un buen gestor de equipos podríamos seguir la definición planteada por Hay McBer como un gran referente a nivel mundial: Dirección de personas implica la intención de hacer que otras personas actúen según nuestros deseos utilizando apropiada y adecuadamente el poder personal o la autoridad que el puesto nos confiere. Incluye el “decir a los demás lo que tienen que hacer”.
El estilo varía según lo requieran las circunstancias o las personas, desde firme y directivo hasta exigente o incluso amenazante.
Esta persona:
Para triunfar profesionalmente, competir o desarrollar una empresa, se requiere un control emocional adecuado, que nos permita tener una interacción armónica en nuestro ambiente laboral: socios, colegas, empleados, proveedores, clientes, etc. Las facultades de la inteligencia emocional son sinérgicas con las cognitivas; los trabajadores excelentes, los orientados al alto desempeño, poseen las dos.
La inteligencia comúnmente se define como habilidad, destreza y experiencia y se encuentra en diferentes grados en todas las personas. En la actualidad el término inteligencia, como tradicionalmente se ha estudiado no logra explicar, según Gardner todas grandes áreas de la actividad humana. De ahí surge su teoría de las inteligencias múltiples en 1983. La inteligencia pasa a ser definida como un conglomerado de aptitudes distintas y válidas para todas las culturas y momentos históricos. Así se clasifica la inteligencia como: verbal-lingüística, lógico-matemática y visual-espacial que se corresponden con las tradicionales inteligencias académicas, pero además se definen otras: la musical, la naturalista, la corporal-kinestésica (habilidad de los movimientos corporales complejos), la intrapersonal (capacidad de auto comprensión), y la interpersonal (aptitud para comprender a los demás). Ésta a su vez se subdivide en cuatro habilidades: liderazgo, capacidad de cultivar relaciones, mantener amistades y resolver conflictos.
En los últimos tiempos, Howard Gardner, ha continuado con el estudio de la inteligencia, atribuyéndole un importante papel al conocimiento de uno mismo y a la sensibilidad frente a los otros, lo que denominó inteligencia intrapersonal e interpersonal. Las considera como una forma de inteligencia más amplia, nueva, destinada a asumir el control sobre las inteligencias de “orden primario”. La suma de ambas inteligencias estaría muy próxima al concepto de inteligencia emocional tal y como se entiende en la actualidad.
La combinación de la intrapersonal (capacidad de auto comprensión) y la interpersonal (aptitud para comprender a los demás) de Howard Gardner es la primera aproximación dentro del campo del estudio que se hace al concepto de inteligencia emocional.
El término inteligencia emocional fue introducido por Peter Salovey y John Mayer (1990) siendo hoy muchos los investigadores que han profundizado en este concepto referido a la capacidad de manejar las emociones y hacerlas que trabajen regulando el propio comportamiento. A principios de los noventa, Salovey y Mayer acuñaron el término inteligencia emocional, la cual abarca cualidades como la comprensión de las propias emociones, la capacidad de saber ponerse en el lugar de otras personas y la capacidad de conducirse para mejorar la calidad de vida.
La inteligencia emocional es la capacidad de controlar y regular los sentimientos de uno mismo y de los demás y utilizarlos como guía del pensamiento y de la acción. La inteligencia emocional se concreta en un amplio número de habilidades y rasgos de personalidad: empatía, expresión y comprensión de los sentimientos, control de nuestro genio, independencia, capacidad de adaptación, simpatía, capacidad de resolver los problemas de forma interpersonal, habilidades sociales, persistencia, cordialidad, amabilidad y respeto. (Salovey y Mayer)
Este término se ha popularizado gracias al libro del periodista Daniel Goleman “Inteligencia Emocional” publicado en 1995.
La inteligencia emocional es un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y competencias que determinan la conducta de un individuo, sus reacciones, estados mentales, etc. y que puede definirse, según Goleman, como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones.
Este término incluye dos bloques de macro competencias, siguiendo a dicho autor:
Las competencias intrapersonales que hacen referencia al modo en que nos relacionamos con nosotros mismos. A su vez, esta competencia comprende tres áreas de desarrollo fundamentales para un correcto desempeño laboral. A saber:
Quien trabaja por desarrollar este bloque de competencias es un profesional con altas cualidades personales. Uno de los grandes problemas de los líderes que dirigen personas, equipos es ser conscientes de quiénes son en realidad teniendo una imagen distorsionada de su persona.
“Conócete a ti mismo” rezaba en las puertas del templo romano de Delfos como máximo exponente de la sabiduría humana (ya lo mencionábamos anteriormente). Como futuros directores de equipos o profesionales del área de recursos humanos debe de ser un propósito y objetivo fundamental de nuestro desarrollo.
Continuación...
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Comentarios 1
Muchas gracias.
Muy buen articulo para meditar y actuar, colocando en el caminar de las acciones Positivas ante las negativas, y obtener un Liderazgo con mayor Éxito.