“El alcance de la dirección estratégica es mayor que el de cualquiera de las áreas de dirección operativa de la empresa”
Conducir una empresa hacia el cumplimiento de sus objetivos no es suficiente si éstos no le reportan una posición de ventaja respeto a sus competidores o si no garantizan su sostenibilidad por tanto se hace necesario el conocer el cómo se genera una ventaja competitiva y qué es lo que se precisa hacer para alcanzarla en valor y plazo.
Dirigir implica conocer perfectamente nuestras capacidades, estar atento a lo que afecta a nuestro negocio de una forma directa o indirecta, tener intuición para adelantarse o para reorientar la actividad y tener el rigor en la acción y la flexibilidad necesaria para entender la realidad de cada momento.
La Dirección Estratégica:
Pues de un modo sencillo diríamos que es un proceso de reflexión para conocer las posibilidades que están al alcance de nuestro negocio y que se consolidarán luego en un plan de acción.
¿Pero qué es en sí misma la dirección estratégica? ¿Cuál es la definición óptima?
Son muchas las definiciones que podemos encontrar en la extensa bibliografía disponible y, lógicamente, hemos podido constatar diferentes visiones a lo largo del tiempo. Sin embargo, la esencia o el núcleo de la propia palabra “estrategia”, no ha variado con el paso de los años.
Veamos la definición de la RAE:
Estrategia (Del latín strategĭa, y este del griego strategos):
Y la síntesis de las tres definiciones se podría condensar en dirigir, arte o habilidad y garantizar la decisión óptima. Como primera idea podemos entender la estrategia como el arte de dirigir un proceso que nos ayudarán a tomar las decisiones óptimas en cada momento o en su defecto a reducir sus riesgos.
Hay otras muchas definiciones del concepto de estrategia, entre las que podemos destacar:
Fredmund Malik, el mayor experto en Management en Europa según Peter Drucker, comenta que el capital de la nueva sociedad no es ya el dinero, sino el conocimiento.
¿Cómo afrontamos entonces esta nueva realidad? ¿Sirven los valores tradicionales y preestablecidos para desarrollarnos profesional y personalmente? ¿Sirven los modelos económicos que teníamos definidos? ¿Cómo deben afrontar las organizaciones estas modificaciones? y ¿cómo deben afrontarla las personas?
La respuesta a estas cuestiones pasan por domesticar en la medida de lo posible la incertidumbre, en dotar de una mayor tasa de éxito a nuestras decisiones y en reemplazar las iniciativas de competitividad hasta ahora en boga por otras nuevas ya que las economías de escala reducen su margen, el control y reducción de costes tienen un futuro concreto, donde el mercado del dinero se ha vuelto más accesible al igual que adquirir tecnología.
En este contexto se va viendo que solamente el conocimiento es una fuente constante e inagotable de valor por tanto, adquirirlo y ponerlo en práctica es una manera eficaz de afrontar el futuro para las personas y organizaciones.
Algunas de las ventajas de la estrategia:
La estrategia está relacionada con el éxito y el triunfo y aunque su estudio a nivel empresarial pueda parecer bastante reciente, muchos de sus conceptos y teorías tienen sus antecedentes en la estrategia militar que se remonta a los principios enunciados por personajes tan conocidos como Julio César, Alejandro Magno, Sun Tzu o Napoleón Bonaparte. Basta con recordar que la palabra estrategia procede de la palabra griega strategos que está formada por stratos (ejército) y –ag (dirigir).
La aplicación de los principios de la estrategia militar a los negocios es un tema en continua discusión, pero sea como sea, podemos decir que una estrategia es un plan global para establecer una posición favorable mediante el despliegue de los recursos disponibles y una táctica es un plan para una acción concreta. Mientras que las tácticas estudian las maniobras necesarias para ganar batallas, las estrategias están relacionadas con ganar la guerra.
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