"La conversación es la habilidad social de hablar informal y cotidianamente, cara a cara, con diferentes personas, sobre una variedad de temas.”
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Ahora trasladamos las características y la problemática de la comunicación humana al mundo de la empresa. Como es más que evidente, las empresas están compuestas por individuos, todo lo que ocurre al interior, desde el trabajo diario hasta las relaciones profesionales debe entenderse en términos de comunicación. Mediante la comunicación es posible dar órdenes, fijar y conseguir objetivos, enseñar, corregir a los colaboradores, motivar, informar, trabajar en equipo, establecer relaciones con agentes externos como clientes, proveedores, gobierno, entre otras más.
Siendo la comunicación un factor importante de integración de cualquier colectivo luego entonces, en la empresa es el elemento integrador por excelencia. La estructura de las empresas se cohesiona o debilita según sea el grado e intensidad de la comunicación al interior. Aceptar esta dinámica requiere la implicación de todos los integrantes de la organización, lo contrario, los fallos en la comunicación, provocan temor por la imprevisibilidad de lo desconocido creando un clima de desconfianza, donde abundarán los conflictos, habrá confusión, disminuirá el rendimiento, disminuirá la motivación y no será posible obtener el compromiso por parte de los colaboradores.
Desde el ámbito empresarial se pueden reconocer dos grupos de comunicación:
1. Comunicación interna: nos centraremos en los tres primeros tipos, ya antes tratamos los demás.
Cuando los niveles superiores emiten mensajes a los niveles inferiores. Se transmiten políticas, estrategias, objetivos de la empresa, instrucciones de trabajo, procedimientos, formación, información, motivación y evaluación.
La comunicación descendente se lleva a cabo mediante notas informativas, circulares, manuales de procedimientos, reuniones informativas y boletín de noticias.
La eficacia de este tipo de comunicación depende de que se cumplan los siguientes requisitos: creer en su necesidad, sensibilidad comunicativa, veracidad, credibilidad (transparencia, exactitud y calidad), oportunidad, periodicidad, posibilidad de responder.
Entre las barreras a superar en la comunicación descendente tenemos: ineptitud o falta de formación de los mandos, falta de sensibilidad, falta de interés, el estilo de dirección (distancias jerárquicas), temor a perder influencia o poder, la cultura de la empresa.
Las formas son múltiples como, el buzón de sugerencias, las encuestas de opinión, los boletines internos, las reuniones, los círculos de calidad y las entrevistas de evaluación y las entrevistas formales o informales. El medio o circuito que con mayor frecuencia se utiliza es el jefe inmediatamente superior.
La comunicación ascendente facilita el acercamiento a los problemas permitiendo el diagnóstico con miras a su resolución y control, fomenta la participación, permite la mejora de procesos y de la productividad, permite conocer las motivaciones y aspiraciones de los trabajadores y mejora las relaciones personales.
En la realidad este tipo de comunicación suele ser escaso, en la mayoría de las empresas. Este déficit se debe a múltiples razones de entre ellas: la carencia de esta comunicación, ausencia de ganas de escuchar por parte de los superiores y si la gente no se siente escuchada termina por no comunicar; el miedo a decir la verdad, falta de continuidad en los programas y acciones de comunicación.
El éxito de este tipo de comunicación tiene relación con la comunicación descendente, si existe un nivel adecuado de confianza y hay persistencia en el empeño, sobre todo de los directivos.
Los aspectos a tener en cuenta en este tipo de comunicación son: el lenguaje técnico, informático, jurídico, contable, etc. La personalidad de los sujetos, las relaciones interpersonales existentes; los estilos de dirección; el clima laboral y la organización.
Las habilidades comunicacionales en términos generales y en especial, en la empresa son:
Para muchos directivos dar retroalimentación o feedback no es una tarea fácil, de hecho, dar y recibir críticas son dos habilidades que pueden traer dificultades a cualquier persona en una organización.
De un lado, se encuentra el directivo quien da la retroalimentación, en la mayoría de los casos no se pone interés en cuidar la forma, ni mucho menos se tiene idea del impacto que puede causar en sus colaboradores. Del otro lado, está la persona que recibe el feedback, a nadie le gusta escuchar hablar de que sus esfuerzos no han sido suficientes o sobre la necesidad de repetir una tarea porque está mal.
Hay mucho que aprender sobre cómo ser constructivos para dar retroalimentación y también, cómo recibir un feedback negativo de manera agradecida.
El siguiente caso nos da luz sobre la dinámica de dar y recibir críticas: “Ignacio es un ingeniero senior que dirige un proyecto de desarrollo de software, esta mañana presentó al vicepresidente de desarrollo de productos de la compañía el resultado de meses de trabajo intenso con los miembros de su equipo. Con él se encontraban dos miembros de su equipo con los que había trabajado “codo con codo” durante semanas y quienes se sentían orgullosos por los resultados obtenidos y con gran entusiasmo por presentar el producto fruto de su labor.
Cuando terminó la presentación, el vicepresidente le espetó irónicamente: “¿Cuánto tiempo hace que terminó su carrera?... sus especificaciones son ridículas. Ni siquiera vale la pena echarles un vistazo”. Después de eso Ignacio, completamente abatido, permaneció sentado y en silencio.
El resto de la reunión, mientras tanto, sus dos compañeros hicieron un alegato, algo hostil, sin orden ni concierto en defensa de su proyecto. Finalmente, el vicepresidente recibió una llamada telefónica que puso fin bruscamente a la reunión, se levantó y salió de la sala dejando a Ignacio y sus colaboradores sumidos en un halo de ira y amargura.
Durante las dos semanas siguientes Ignacio estuvo obsesionado con los comentarios del vicepresidente. Estaba desalentado y deprimido, convencido de que nunca más le asignarían un proyecto de importancia, consideraba, incluso, abandonar la empresa.
A pesar de la sombra, Ignacio, creía que habían hecho un buen trabajo, este pensamiento le impulso finalmente, a visitar al vicepresidente. Cuando estuvo con él comentó: “Estoy algo confundido, con lo que usted trataba de hacer. No comprendo cuáles eran sus intenciones. ¿Le importaría decirme qué era lo que pretendía?”.
El vicepresidente se quedó perplejo, pues no tenía la menor idea de que sus observaciones hubieran tenido un efecto tan devastador. De hecho, en modo alguno había desestimado el proyecto, sino que, por el contrario, opinaba que era prometedor, pero que todavía debía seguir perfeccionándose. Y lo que menos había pretendido era herir los sentimientos de nadie. Luego, tardíamente, pidió perdón por lo ocurrido.”
Es evidente que este caso demuestra un problema de feedback, un problema de dar información exacta necesaria (por parte del vicepresidente) para que la otra persona o personas Ignacio y su equipo), sigan por determinado camino.
Retomando la teoría de sistemas, el feedback, es el intercambio de datos sobre cómo está funcionando una parte del sistema, si en una empresa todo el mundo forma parte del sistema global, se entiende que un cambio en alguna de las partes puede afectar a la totalidad.
La retroalimentación, crítica o feedback, es el intercambio de información que permite a las personas saber si están haciendo bien su trabajo o si, por el contrario, se deben identificar áreas de mejora, efectuar cambios o reorientar completamente.
De acuerdo con Goleman (1997). “Sin la retroalimentación la gente permanece en la obscuridad y no tiene la menor idea de la forma cómo debe relacionarse con su jefe o con sus compañeros, lo que se espera de ellos y qué problemas empeorarán a medida que pase el tiempo”.
La retroalimentación es una de las funciones más importantes de todo directivo y como antes mencionamos, es una de las cuestiones más temidas y a la que poca importancia se da.
La deficiencia en esta habilidad de comunicación tiene un coste extraordinario en la salud mental de las personas que colaboran en una organización y de las que se espera un compromiso absoluto para con la misma.
La forma de expresarlas y recibirlas es determinante en la satisfacción de los empleados en su trabajo, en su relación con sus compañeros, sus superiores y en el clima general de la organización. De hecho, la crítica constructiva, es uno de los elementos clave, en la motivación de las personas, aspecto en el que más adelante profundizaremos.
Algunas líneas de acción para desarrollar el arte del feedback positivo:
También, algunas líneas de acción para quienes se encuentran en el polo receptivo de la crítica, esto es cómo recibir la crítica negativa de forma agradecida:
La escucha activa: escuchar es mucho más que oír un mensaje, cuando se interpreta de forma que se coincide con lo que el emisor ha querido decir, la comunicación ha sido exitosa. Para lograr esto, la capacidad de escuchar activamente es fundamental.
La premisa es: las personas tienen necesidad de ser escuchadas y comprendidas.
En el proceso de comunicación, escuchar de forma activa implica no solamente prestar atención a las palabras también, es necesario concentrar la atención en los aspectos no verbales. Para esto se accionan todos los sentidos, mediante la observación activa, la empatía, preguntas y la paráfrasis. El siguiente cuadro sintetiza la técnica de escucha activa.
La acción de escuchar implica tres fases: oír, valorar lo oído e interpretarlo. Estas son estrategias para la escucha activa:
desde el principio, por lo que el otro quiere decirnos.
En general, es aconsejable llevar a cabo las siguientes acciones para la escucha activa:
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