Las empresas, si no tuvieran una adecuada planeación financiera, no podrían mantener una posición de progreso. Y lo que es más importante, tampoco lograrían aumentar su rentabilidad. Una compañía de éxito, además de esfuerzo, trabajo y experiencia, requiere la fijación de objetivos claros y eficaces. Del mismo modo, es fundamental que la dirección de las operaciones se establezca de un modo eficiente.
La planeación financiera se trabaja determinando las mejores opciones y recursos de los que dispone la empresa. Trata de considerar factores como el tiempo, la actividad que se realiza o el riesgo. También factores de crecimiento o inversión.
Así, se convierte en un recurso fundamental a la hora de establecer las operaciones de la empresa. Esto se debe a que proporciona esquemas que serán los que guíen, coordinen y controlen las actividades de la misma.
La principal función que debe llevar a cabo el profesional es planificar y administrar el flujo de efectivo de la empresa. Del mismo modo, debe tener capacidad para supervisar, crear, distribuir y, finalmente, conservar el mismo.
De este modo, la meta es garantizar la solvencia de la empresa, cumpliendo sus obligaciones financieras de la forma más eficaz posible. El principal objetivo que el empresario debe tener en cuenta es tratar generar un flujo de efectivo positivo.
Para ello, hay una serie de técnicas fundamentales que se deben seguir. Básicamente, son las siguientes:
Además, debido a que el correcto funcionamiento de una empresa está muy ligado a la adecuada coordinación entre los diferentes sectores de la misma, el profesional debe ser capaz de trabajar correctamente en equipo. Es fundamental mantener una correcta relación entre los distintos niveles de la empresa para lograr conjuntamente alcanzar las metas establecidas.
Como se ha explicado anteriormente, la planificación financiera, junto a la elaboración del presupuesto empresarial, son herramientas con las que cuenta el empresario para el buen funcionamiento del negocio. A grandes rasgos, con ellas estructura la administración de los recursos económicos en una organización.
Por este motivo, debido al carácter fundamental de la labor que ejercerá el profesional, es muy importante que este haya adquirido una buena base teórica y práctica previa. Haberse formado y especializado en el ámbito de la planeación financiera y flujo de efectivo supondrá una ventaja competitiva para la persona que desee entrar a formar parte del sector.
Formarse en el sector aportará a la persona conocimientos clave acerca del diseño de una herramienta que permite la adecuada toma de decisiones empresariales. El profesional aprenderá a basar el trabajo en datos objetivos como, por ejemplo, la cuenta de resultados prevista o el presupuesto de tesorería.
En concreto, se busca que el alumno establezca una verdadera toma de contacto con el dominio de diferentes modelos de planteamiento, elaboración y control de presupuestos. Es importante tener en cuenta que, a la hora de trabajar, tener claras las ventajas y limitaciones que en cada caso puedan presentarse será un factor que marcará el futuro de la empresa.
Asimismo, durante la formación habrá que abordar los conceptos relacionados con los presupuestos. Para ello, una base teórica y conceptual previa será imprescindible para conseguir un avance real y sólido. En general, esta se irá conjugando con el planteamiento de casos y ejercicios prácticos, basados en hechos de la realidad empresarial actual.
De este modo, se conseguirá formar un perfil profesional de calidad. El alumno podrá afrontar con confianza un futuro laboral complejo gracias a los conocimientos adquiridos en todo lo relacionado con la planeación financiera de la empresa y el flujo de efectivo.
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