Conocer la cultura del país o países donde se piensa establecer una corriente de negocios es un aspecto central para asegurar el éxito, más aún en un mundo de apertura global donde cada vez cobra mayor importancia lo local.
Recomendación leer:
La cultura es un proceso en el cual interactúan formando un todo coherente, una serie de elementos como: conocimientos, creencias y valores, arte, leyes, educación y toda clase de habilidades y hábitos adquiridos por los seres humanos, en tanto miembros de una sociedad en particular.
De acuerdo con Usunier (2005), existen cuatro elementos esenciales de la cultura: el lenguaje, las instituciones, las producciones materiales y los símbolos.
El lenguaje que aprendemos en la comunidad donde hemos nacido y crecido, conforma y estructura nuestro punto de vista sobre el entorno que nos rodea. En este sentido podemos afirmar que el lenguaje es el elemento fundamental en la cultura.
Tomemos el siguiente caso: Un distinguido estudiante norteamericano de una Maestría en relaciones interculturales, en una presentación, describe una conversación con un colega suyo, oriundo de Latinoamérica, ésta versa sobre el uso del inglés y en español en las relaciones de negocios.
Su amigo afirma: “la palabra business, negocio en inglés, implica un sentido positivo, al denotar el hecho de que una persona se ocupa en algo, busy (doing things). Expresiones como: getting down to business, pone de manifiesto el hecho de que una persona se ocupa del negocio.”
Más adelante, el estudiante norteamericano agrega: “en español, la palabra negocio lleva implícita la palabra “ocio”, la cual connota, tiempo libre, serenidad y diversión, el sentido dependerá de lo que cada persona asuma de acuerdo a sus circunstancias. Cuando esta partícula “ocio” se agrega para formar la palabra negocio, el significado subjetivo, resulta menos positivo que en inglés.”
Este ejemplo muestra cómo, a través de las palabras, un determinado grupo lingüístico, expresa y define su visión del mundo. Algunos lingüistas y antropólogos, como Benjamín Lee Whorf (1956), van más allá, agregando que el lenguaje estructura la manera en que actuamos e interactuamos con los otros.
Lo anterior, refleja el impacto directo e indirecto del lenguaje y la comunicación en las interacciones entre personas de diferentes culturas en general y particularmente, en el contexto de los negocios internacionales.
Dada una gran variedad de naciones y lenguajes regionales, no cabe esperar que una persona hable y escriba en todas las leguas de manera eficiente. Incluso para aquellos quienes con mayor frecuencia se desenvuelven en contextos multiculturales, se les escapan ciertos matices y sentidos que los nacionales dan a cada expresión verbal o no verbal.
Es poco probable dominar todas las lenguas a la perfección, por eso es necesario tener consciencia de las partes de realidad que podrían estar ocultas cuando no somos nativos.
Los aspectos a resaltar sobre el lenguaje, son:
El lenguaje hablado tiene un papel preponderante en la comunicación porque es más explícito y conciso, aun cuando se asevera que es la comunicación no verbal la que ofrece más información acerca de nuestro interlocutor.
El idioma es una forma de representar la realidad del que habla, la interpretación de esta realidad se ve afectada por el uso de frases y formas verbales las cuales dependen del nivel de educación y del contexto cultural de los interlocutores.
Las diferencias lingüísticas son, precisamente, la causa de los malos entendidos en la comunicación intercultural. Cuando las diferencias en proceso de codificación y decodificación son ignoradas por los comunicadores, éstas persistirán en todo el proceso de interacción.
Por eso es importante identificar dos componentes que definen los significados de las palabras: la denotación y la connotación.
La denotación es el significado explícito que se da a las palabras. Es la asociación básica que tiene una palabra para la mayoría de los que conocen el idioma.
La connotación. Es la asociación secundaria que tiene una palabra para uno o más miembros de una comunidad lingüística. Es el significado emocional y de valor que la palabra sugiere.
En general, los negociadores se enfrentan a la tarea de identificar tanto la denotación como la connotación de las palabras utilizadas para desarrollar una comunicación efectiva.
De acuerdo con Edgard T. Hall, antropólogo norteamericano (1940), el contexto en la comunicación implica que los mensajes son reinterpretados según el contexto cultural de los interlocutores. En el lenguaje simple o denotado, las palabras y frases, tienen un significado preciso, sin embargo, en el proceso de comunicación hay una serie de mecanismos incorporados:
Contexto: en muchos casos la comunicación depende del contexto: quién habla, en dónde y cuándo dice algo.
Los siguientes son componentes del contexto: situación, la gente involucrada, su edad, si es hombre o mujer, el estatus social y profesional al que pertenece, entre otros. Es precisamente, Edward Hall, quien introduce los conceptos de alto contexto (AC) y bajo contexto (BC) en la comunicación. Desde el punto de vista del contexto cultural, la comunicación puede ser de bajo o alto contexto.
La comunicación de bajo contexto cultural, es aquella que se limita a utilizar formas verbales y no verbales, muy claras y específicas, con expresiones gramaticales completas y poca interpretación subjetiva. Este tipo de comunicación es típico de países como Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, y refleja la forma clara y precisa que tienen las personas originarias de estos países para expresarse.
La comunicación de alto contexto cultural, es aquella donde la información se maneja de forma vaga y poco precisa, y las actitudes y circunstancias son más importantes que las propias formas de comunicación. Este tipo de comunicación se centra en la persona y sus sentimientos. Las personas pertenecientes a culturas como la latinoamericana, la japonesa y la árabe, tienden a expresarse de esta manera.
En general, los malos entendidos entre interlocutores pueden darse por las diferencias de opiniones. Las personas provenientes de culturas de alto contexto en la comunicación son proclives a invertir más tiempo en conversaciones acerca de las generalidades de la vida con el objeto de conocer más a su contraparte.
Por el contrario, las personas de culturas de bajo contexto en la comunicación, prefieren ir directamente a la discusión de los detalles de la negociación que desperdiciar tiempo en conocer a la contraparte.
Además de las consideraciones acerca del bajo o alto contexto en la comunicación, también, se debe prestar atención al estilo de la comunicación verbal, esto es, el tono de voz, la frecuencia y la naturaleza de la conversación, la velocidad del discurso, el énfasis en hablar o escuchar, entre otros. El estilo está determinado por normas culturales, las cuales implícitamente definen lo que es apropiado o no entre los miembros de una comunidad cultural. De acuerdo con Usunier, existen tres áreas en donde el estilo en la comunicación cobra gran importancia:
En este sentido, el silencio cobra especial relevancia, como elemento contextual. Hay muchos mensajes implícitos en el silencio. Sirva de ejemplo un fragmento de la novela Shiosai del escritor japonés, Yukio Mishima: es acerca de un joven pescador, Shinji, quien solía dar su paga a su madre, viuda. El salario de Shinji, era la única fuente de recursos de la familia.
El autor cuenta, que a Shinji le gustaba dar el dinero a su madre, dentro de un sobre sin decir una sola palabra. Como su madre entendía lo que significaba para su hijo, siempre hacía como no recordar cuándo era el día de pago. Ella se mostraba sorprendida, porque sabía que a su hijo le gustaba verla así.
Lo anterior demuestra diferentes aspectos determinantes para una buena comunicación dentro de una comunidad cultural.
Continuación...
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