El objetivo de la función financiera es la maximización del valor de la empresa para sus propietarios, por tanto, partiremos del mismo a la hora de estudiar cuáles son los ratios más utilizados.
La rentabilidad del accionista se mide a través de la rentabilidad de los recursos propios, también conocida como rentabilidad financiera, que es el cociente entre el beneficio después de impuestos (BDT) y los recursos propios (RP).
En definitiva, la rentabilidad sobre recursos propios es función de la rentabilidad de los activos de la empresa, por lo que será necesario llevar a cabo un análisis económico; un análisis de la forma de financiación (un análisis financiero); y del impuesto de sociedades, por lo que habría que realizar un análisis fiscal. Si además la empresa cotiza en bolsa, sería necesario un análisis bursátil, campo que también (además del análisis fiscal) sobrepasa el contenido de este tema. Abordaremos siempre estos análisis desde la perspectiva del riesgo y de la rentabilidad.
Los ratios ayudan a plantearse cuestiones, nunca las responden, por ello comenzaremos desde los ratios más generales y los iremos diseccionando hasta llegar a los más particulares. Existen numerosos nombres para un mismo ratio, por ello, lo de menos es el nombre que reciben los ratios y lo importante es el contenido de las magnitudes que se comparan.
Para llevar a cabo el análisis económico seguiremos el esquema siguiente, comenzando por el lado de la rentabilidad y continuando con el del riesgo.
Mide la generación de beneficios como consecuencia del despliegue de los activos sin considerar la forma en que éstos han sido financiados. Se refiere al beneficio de explotación (Beneficio Antes de Intereses e Impuestos, BAIT).
Así se elimina la influencia de las distintas formas de financiación y, además, permite comparar empresas sujetas a distintos regímenes fiscales. Da una medida de la eficiencia de la inversión, para ello se suele utilizar como ratio de medida el ROI (Return on Investment) o ROA (Return on Assets): BAIT / Activo.
Mide la variabilidad de los beneficios de la empresa sin tener en cuenta la forma de financiación, ya que el riesgo puede definirse como la posibilidad de que los beneficios de explotación no alcancen los previstos.
Se analiza a través del estudio del apalancamiento operativo o apalancamiento económico y del punto muerto operativo. El apalancamiento operativo o apalancamiento económico mide la variación porcentual que se produce en el BAIT ante una variación en las ventas. El apalancamiento operativo surge por los costes fijos que la empresa ya ha de soportar incluso antes de comenzar a producir.
Cuanto mayores sean los costes fijos, mayor será el apalancamiento operativo y, por tanto, mayor el riesgo económico en que incurre la empresa. Son ejemplos de costes fijos las amortizaciones, suministros, seguros, impuestos, sueldos administrativos, etc.
Por tanto, la empresa antes de empezar a producir tiene pérdidas, o sea, un BAIT igual a sus costes fijos. A partir de ahí, con cada unidad vendida va reduciendo sus pérdidas gracias al margen variable (precio unitario – costes variables unitarios) que gana con cada unidad. Son ejemplos de costes variables (dependen directamente de las ventas): los costes de materiales, mano de obra, comisiones, gastos de embalaje, etc.
Otra forma de analizar el riesgo económico es a través del punto muerto operativo o económico: el nivel de ventas que cubre exactamente los gastos de explotación, por tanto, las ventas para que el BAIT sea igual a 0.
El punto muerto, punto de equilibrio o umbral de rentabilidad (en inglés the Break-Even Point, BEP), es el número mínimo de unidades que una empresa necesita vender para que el beneficio de explotación en ese momento sea cero. O sea, es el momento en que los costes igualan a los ingresos totales por venta.
Unidades x precio venta unitario = costes fijos totales + (unidades x costes variables unitarios)
Despejando: Unidades x (precio de venta unitario - coste variable unitario) = costes fijos totales
Punto muerto operativo (unidades) = costes fijos totales/ (precio de venta unitario - coste variable unitario)
Solución: Costes Variables Unitarios = 1.450.000.000 / 35.000 = 41.428,57 €
Punto Muerto X = 300.000.000 / (90.000 - 41.428,57) = 6.176,47 unidades
Solución: Precio de venta unitario = 1.500.000 / 1.000.000 = 1,5€
Punto Muerto X = 600.000 / (1,5 - 0,5) = 600.000 unidades
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