Se dice que la posibilidad de supervivencia de una especie depende de su capacidad para adaptarse a los cambios del entorno. Así pues, la formulación de la estrategia de una compañía requiere un conocimiento profundo del entorno competitivo, así como de las capacidades de la propia empresa para poder responder y obtener una ventaja de los cambios que se producen en el mismo.
Para investigar cuáles son los factores del entorno general (macroentorno) que han tenido o tienen una especial influencia, así como para saber qué cambios se están produciendo y cuáles de estos cambios serán más o menos importantes en el futuro de la empresa y su competencia, se utiliza una herramienta básica de análisis llamada PEST por algunos o PESTA por otros.
Básicamente consiste en analizar los factores políticos que condicionan la forma en que se desarrollan los negocios, ya sea por la ideología del gobierno en cuestión o por aspectos electorales de la política que fomentan medidas que pueden favorecer o desfavorecer las estrategias de las empresas.
Una empresa que hoy en día esté operando en determinados países con regímenes conflictivos (Cuba, Venezuela, Bolivia, Corea del Norte, etc.) debe ser muy consciente de esta parte del entorno.
Se trata de una de las dimensiones más relevantes dentro del análisis del entorno general ya que los cambios económicos afectan por su propia naturaleza a toda la sociedad y modifican estructural o coyunturalmente las reglas de los mercados.
Tras la crisis económica y financiera vivida a partir del año 2008 en todo el mundo, las empresas han visto cómo la situación del entorno económico puede determinar sus movimientos estratégicos, siendo por ello, un factor clave para hacer frente a las amenazas o aprovechar las oportunidades que cada empresa ve en ello.
En la situación de crisis financiera, muchas empresas cierran por la falta de liquidez no sólo por los cambios en los tipos de interés, y eso, determina la capacidad de sobrevivir de cualquier empresa. La confianza de los inversores ante situaciones de crisis e incertidumbre merma y, con ello, las empresas carecen de los recursos necesarios para desarrollar sus estrategias de crecimiento o simplemente para evitar la quiebra.
La sociedad en la que vivimos está continuamente sometida a numerosos cambios, por ello, el modelo social está evolucionando y las escalas de valores están variando claramente. Otro factor clave es que en los últimos años la mujer se ha incorporado en pleno al mercado laboral, aunque en España todavía no con bases iguales como en los países nórdicos, por ejemplo, pero, sin embargo, esto ha generado un cambio social importante en las prioridades y los valores de las mujeres.
La mujer de hoy es mucho más independiente y ambiciosa, no está interesada a ser madre hasta una edad más madura, para poder llegar a tener una carrera. El valor del matrimonio también está disminuyendo y cada vez más las parejas jóvenes prefieren vivir juntos sin casarse, por ello, el modelo de familia igualmente está evolucionando, de hecho, el concepto de unidad familiar ya no sólo se entiende dentro de un matrimonio, sino que aparecen unidades monoparentales y otro tipo de estructuras sociales que son cada vez más relevantes.
El fenómeno de la inmigración que en el caso de Europa en general y en el caso de España en particular está suponiendo cambios en las formas de actuar y en las estrategias de las compañías. También, hay un incremento muy importante en el número de españoles que viajan al extranjero o cambian de residencia tanto al extranjero como nacionalmente sea temporal o indefinidamente. Se nota cada vez más que el campo se está quedando vacío, frente la sobrepoblación de las ciudades grandes. Todo esto crea una necesidad mayor de encontrar nuevas maneras de mantenerse en contacto con la familia, amigos y además con toda la gente nueva que se le cruza en el camino de uno. Los avances tecnológicos posibilitan redes de comunicación que en algún caso se ha dicho que está configurando un nuevo tipo de persona y que demandan una atención específica.
En la última década hemos presenciado un desarrollo espectacular de las nuevas tecnologías mundialmente. Eso y la globalización de los mercados han llevado a la creación de nuevas formas en las que la gente se relaciona, aprende, informa o compra. Como resultado el poder de la sociedad frente la empresa ha crecido y obligado a las empresas que busquen nuevas fórmulas empresariales y desarrollarse a un ritmo mucho más rápido. Por otro lado, la vida de hoy es mucho más acelerada y estresante, lo que ha creado nuevas necesidades sociales.
En general, existen muchos factores que determinan la evolución del entorno en su dimensión social y, como se ha indicado, todo ello influye en el posicionamiento y en las estrategias desarrolladas por las compañías.
Las tecnologías nos rodean y las empresas deben estar pendientes a los cambios tecnológicos pues pueden ofrecer nuevas oportunidades de negocio o bien pueden erosionar la ventaja competitiva que deja de ser sostenible (es el caso de KODAK ante la aparición de la fotografía digital).
Cada vez es mayor la preocupación de las personas, los gobiernos y las empresas por el cuidado del medio ambiente. Por ello, en una sociedad cada vez más sensibilizada por la necesidad de proteger el entorno en el que vivimos, las empresas deben colaborar por un desarrollo sostenible en los sectores de actividad donde participan y ser conscientes de que una política de defensa del medio ambiente puede ser un mecanismo de diferenciación frente a la competencia.
Igualmente, existen sectores donde la legislación exige el establecimiento de Sistemas de Gestión Medioambiental y el desarrollo de planes de acción para restablecer las condiciones iniciales del medioambiente que puedan haber sido alteradas por la propia actividad de la empresa, como puede ser el caso de las empresas del sector cementero. En otros casos, una legislación favorable al cuidado del medio ambiente puede propiciar grandes oportunidades para la aparición de empresas con modelos de negocio basados en dicha legislación, es el caso de las compañías de energías renovables.
Por ello, los directivos deben analizar los factores medioambientales y/o legales que deben ser tenidos en cuenta a la hora de desarrollar la estrategia de las compañías.
Aunque para algunos expertos esta dimensión está muy relacionada con el entorno político, aquí se ha preferido desligarla de aquel puesto que la legislación puede perdurar en el tiempo independientemente del color del partido político que en un momento determinado se encuentre en el gobierno.
A veces, como ocurre en el caso de la Unión Europea, se trata de leyes que afectan directamente a muchos países y donde la política no necesariamente determina la orientación de dichas leyes.
En general, un directivo debería identificar aquellos aspectos legales relevantes del entorno que más pueden afectar al desarrollo normal de la actividad de la empresa y desarrollar estrategias que le permitan aprovechar la legislación.
Uno de los agentes que más impacto tienen en esta dimensión es la figura del regulador, un ente que, promovido por el gobierno, busca fomentar un mayor grado de competencia o transparencia en los mercados, evitando situaciones de ineficiencia o desabastecimiento de los productos o servicios.
La existencia de un regulador puede suponer un catalizador para las estrategias de muchas compañías o bien un freno irreversible para otras que tienen una posición dominante en el mercado, por ello es importante tenerlo en cuenta antes de elaborar cualquier estrategia.
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