Cuando se trata de saber si una empresa está ganando o perdiendo dinero, no es solo cuestión de revisar un saldo bancario. Las empresas tienen métodos mucho más complejos para entender su situación financiera, y para eso se valen de diferentes herramientas y reportes que les dan una visión clara de lo que está pasando con su dinero.
Primero, las empresas se apoyan en los estados financieros. Imagínalos como las “radiografías” que muestran la salud financiera de un negocio. Los tres principales son: el estado de resultados, el balance general y el flujo de caja. Juntos, estos documentos ayudan a ver cuánto dinero entra y sale, y también cómo se está manejando todo a lo largo del tiempo.
El estado de resultados (o estado de pérdidas y ganancias) es como el “boletín” de la empresa donde se refleja si está ganando o perdiendo dinero en un periodo específico, digamos un trimestre o un año. Aquí se listan todos los ingresos de la empresa, ya sea por ventas de productos, servicios o cualquier otra fuente de ingresos. Luego, se restan los costos directamente asociados a esas ventas (como materias primas, costos de producción) y otros gastos operativos como salarios, alquiler, y publicidad.
El resultado es la utilidad operativa, pero aún no terminamos. De ahí, se restan otros gastos no operativos, como intereses de deudas o impuestos, para llegar a la utilidad neta. Si después de todas estas restas queda algo positivo, estamos hablando de una ganancia neta. Si no, la empresa está en pérdida.
Para entenderlo mejor, imagina una panadería: vende pan por $10,000 al mes. Los costos directos del pan (harina, levadura, salarios del personal) son $6,000. Luego, tienes otros gastos como el alquiler del local, la luz y el agua, que suman $2,000. De los $10,000 iniciales, te quedan $2,000 después de restar todos esos costos y gastos. Esa es la ganancia neta.
El balance general es una fotografía de la situación financiera de la empresa en un momento dado. Se divide en tres partes: activos, pasivos y patrimonio neto.
Activos: Todo lo que la empresa posee y que tiene valor. Esto incluye efectivo, cuentas por cobrar, inventarios, propiedades, y equipos.
Pasivos: Todas las deudas y obligaciones financieras. Puede incluir préstamos bancarios, cuentas por pagar a proveedores, o cualquier otro tipo de deuda.
Patrimonio neto: Lo que realmente pertenece a los propietarios de la empresa después de pagar todas las deudas. Es básicamente la diferencia entre activos y pasivos.
Por ejemplo, si una empresa tiene $1 millón en activos (dinero en el banco, equipos, inventarios) y debe $400,000 en préstamos y otras deudas, su patrimonio neto sería de $600,000. Este balance no únicamente muestra cuánto vale la empresa, sino también cuán dependiente es de la deuda para operar. Si el pasivo es muy alto en comparación con los activos, puede ser una señal de alerta.
Aunque el estado de resultados puede mostrar ganancias, esto no siempre significa que hay efectivo disponible. Ahí es donde entra el flujo de caja, que mide exactamente eso: el efectivo que entra y sale durante un periodo determinado.
El flujo de caja se divide en tres actividades principales:
Operativas: Aquí se muestra el efectivo generado o usado en las operaciones diarias del negocio, como cobrar por ventas y pagar a proveedores.
Inversión: Incluye el efectivo usado para comprar o vender activos a largo plazo, como maquinaria o propiedades.
Financiación: Muestra el efectivo obtenido o utilizado en actividades de financiación, como la emisión de acciones o la obtención y pago de préstamos.
Supón que tienes muchas ventas a crédito y no cobras de inmediato. Puedes estar mostrando una gran ganancia en tu estado de resultados, pero si no cobras rápido, podrías quedarte sin dinero para pagar tus propias cuentas. Un buen flujo de caja operativo es fundamental porque es lo que realmente permite pagar sueldos, cubrir deudas y seguir invirtiendo en el negocio.
Más allá de los estados financieros, las empresas usan indicadores para analizar más profundamente su desempeño. Algunos de los más comunes son:
Margen de ganancia bruta: Mide la eficiencia en la producción o prestación de servicios. Es el porcentaje que queda después de cubrir los costos directos de los ingresos totales.
Ratio de liquidez corriente: Mide la capacidad de la empresa para pagar sus deudas a corto plazo con sus activos actuales. Un ratio de 1 o más generalmente indica buena salud financiera a corto plazo.
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