En realidad, aprender rápidamente no es tan difícil como parece. No requiere años de formación, estudio de técnicas avanzadas ni el dominio de prácticas extrañas. Lo único que hay que hacer es reflexionar sobre el proceso de aprendizaje y estructurarlo adecuadamente. Estás a punto de aprender lo que esto significa.
Así pues, te compartimos esta serie de pautas que te pueden ayudar a optimizar el aprendizaje:
Antes de sumergirte en el proceso de aprendizaje, diviértete un poco para entrar con ánimo en el trabajo. Sólo hay que accionar el cerebro un poco. Puedes hacerlo resolviendo un par de problemas sencillos, memorizando un poema, encontrando una docena de sinónimos de una palabra, etc. Al igual que el cuerpo necesita un calentamiento antes de un entrenamiento, el cerebro también necesita una preparación antes de empezar a utilizarlo.
El ambiente en el que se estudia es importante. Es necesario estar cómodo, y para crear ese confort hay que trabajar en un entorno limpio y ordenado. Si estás estudiando en casa, elimina el desorden, despeja tu escritorio y aprovecha al máximo tu espacio de trabajo. No descuides el cambio de entorno del que ya hemos hablado. Lo único que no debes hacer es intentar aprender algo mientras estás acostado en la cama. Tu subconsciente lo asocia automáticamente con el sueño y, aunque te empeñes, te costará concentrarte y al final incluso querrás dormir.
Cuando aprendes algo, es probable que tomes notas. Pero no escribas hojas enteras en tu cuaderno. Por ejemplo, Tim Ferris, autor de varios libros sobre el aprendizaje y el trabajo eficaz, dice que cuando se toman notas y se memoriza el material, hay que ser lo más breve posible. Lo mejor es condensar toda la información importante en una o dos páginas utilizando abreviaturas, símbolos y rimas. Resulta también eficaz acompañar los apuntes con mapas mentales, diagramas, gráficos y tablas, ya que etas ayudan a minimizar la cantidad de datos y también son mucho más fáciles de asimilar, recordar y reproducir con mayor precisión.
Cuanto más variadas sean las fuentes de las que se aprende, mayor será el ritmo de asimilación. Aquí es donde entra en juego el principio de la activación de las diferentes partes del cerebro: si todas ellas están comprometidas y trabajan en conjunto, la información se percibirá y recordará mejor y más rápido. Lee libros, manuales y artículos, ve vídeos, escucha materiales de audio, toma notas, escribe y habla en voz alta. Por supuesto, no es necesario que lo hagas todo al mismo tiempo, simplemente alterna entre los diferentes formatos. Al cabo de unas horas notarás que empiezas a entender y recordar mucho más.
Este término puede describirse como una persona que es consciente de su propia forma de aprendizaje. Esto significa que analiza su proceso de pensamiento, determina su capacidad para realizar las tareas que se le encomiendan, establece y evalúa los objetivos que podrían ser adecuados para ello.
Cuando trabajes con un material incluso muy complejo, no prestes atención a las primeras impresiones, sino que evalúa tu capacidad para dominarlo y asimilarlo. Si el aprendizaje no se produce con la rapidez deseada, si hay algún problema, busca la manera de resolverlo: aprende nuevos métodos, diversifica el proceso, consulta a un especialista, revisa blogs, etc. Cuanto mejor conozcas tus propias formas de asimilar la información, más productivo será tu aprendizaje.
Lo más probable es que la información que aprendas sobre un tema no sea nueva, sino que simplemente se añada a la que ya tienes. Por ello, no consideres los nuevos conocimientos como algo independiente y fundamentalmente nuevo, sino que trata de relacionarlos con lo que ya sabes. Si adquieres el hábito de comparar y relacionar mentalmente lo que estás aprendiendo y lo que ya has aprendido, conseguirás aprender con mayor eficacia y rapidez. La teoría y la práctica tienen que ser la suma de toda la experiencia en una gran imagen holística en tu mente.
Una gran mayoría de personas comete el error de ignorar por completo la aplicabilidad de los conocimientos que adquieren. El resultado es que se convierte en un equipaje inútil, apolillado y olvidado, por lo que hay que aprender, estudiar y repetir sin cesar. Si necesitas recordar algo durante mucho tiempo, intenta proyectar lo que sabes en el ámbito de la acción. Las fórmulas y los teoremas se verifican fácilmente mediante la resolución de problemas, los hechos se establecen mediante la referencia a enciclopedias o empíricamente, las habilidades se afinan mediante la repetición. Si sabes dónde y cómo puedes aplicar algo, y más aún si lo pruebas por ti mismo, el aprendizaje estará firmemente arraigado en tu memoria.
No esperes a una prueba, un aprobado o un examen. En cuanto hayas aprendido y estudiado algo, empieza a autoevaluarte de inmediato. Piensa en pruebas para ti mismo, pide a tus amigos, familiares y conocidos que te hagan una pequeña encuesta, utiliza Internet: hoy en día puedes encontrar allí preguntas y pruebas en muchos ámbitos diferentes. Este enfoque te mostrará tus puntos débiles y te dirá lo que todavía tienes que aprender, lo que tienes que dominar, lo que tienes que practicar un poco más. Es importante no sólo memorizar mecánicamente, sino comprender y digerir profundamente. Y la introspección contribuye a ello en la medida de lo posible.
Aprender o dominar algo puede ser bastante aburrido. Pero encontrar personas afines puede hacer que el proceso sea mucho más interesante. Si estás estudiando en la escuela o en una organización, fórmate con tus compañeros de clase; si estás desarrollando tus habilidades en el trabajo, haz que tu colega se involucre; si sólo estás aprendiendo algo para ti, haz que un amigo o tu pareja se interesen. El trabajo en equipo, aunque esté formado por sólo dos personas, siempre resulta más fácil, permite concentrarse mejor y organizar el proceso con mayor eficacia. Además, al tener un compañero, siempre puedes tomarte 10 o 15 minutos para distraerte, reírte, hablar de temas ajenos.
Por último, quizá el consejo más importante: nunca tengas miedo de aprender y empezar cosas nuevas. Aunque algo te parezca complicado e imposible, ponte a trabajar. Cualquier información puede ser aprendida y comprendida, cualquier habilidad puede ser dominada con la debida diligencia. Son de fundamental apoyo la actitud y la mentalidad personales. Si crees en ti mismo y te esfuerzas por alcanzar tus metas, nada podrá detenerte. Y, por supuesto, de paso desarrollarás tus habilidades, entrenarás tu cerebro, aumentarás tu inteligencia, etc. El autodesarrollo te permitirá potenciar tus capacidades y mejorar sus resultados.
¿Quieres saber más sobre el proceso de aprendizaje? Revisa nuestra Maestría en Creatividad Educativa
Suscríbete a nuestro Magazine
Recibe Artículos, Conferencias
y Master Class
Psicología
Psicología
Psicología
Comentarios 3
Gracias por la informacion.
Gracias por esas palabras que necesito en mi vida, de aprender...
Muy buena información, gracias