El pensamiento creativo tiene un gran peso en las empresas, ya que este consiste en la habilidad de construir nuevas combinaciones de ideas para fomentar la continua innovación que ayude a ir por delante de la competencia.
El pensamiento creativo puede definirse como la habilidad de tomar rutas alternas a nivel cognitivo. El pensamiento creativo es potenciar lo que los entendidos llaman pensamiento lateral o divergente (el conocido “think outside the box“), es decir, dejar de lado las ideas preestablecidas.
Es importante que las personas con pensamiento creativo tengan un fuerte interés en la innovación en las cosas, ser buenos para desbordar la monotonía de pensar en actividades reales, así como tornar a identificar las cosas que son "perfectas" para progresar de manera estable y ordenada buscando nuevos hallazgos.
No existe un método y programa de pensamiento preparado para seguir en el pensamiento creativo, por lo que no hay un ámbito fijo para sus procedimientos.
Las propiedades antes mencionadas que son parte de la actividad del pensamiento creativo son similares a los quehaceres artísticos: las funciones artísticas son la aplicación completa de todos los talentos, incluido el uso de actividades irracionales como la intuición, la inspiración, la imaginación, los eventos superficiales de las labores artísticas y la imitación del proceso.
Las labores de pensamiento creativo comienzan a partir de actividades y objetos realistas, pero su dirección no es un elemento existente, sino un objeto potencial que aún no ha sido identificado y efectuado.
Pensar no siempre será un sinónimo de éxito, pues está sujeto a diversos factores que tienen la posibilidad de ser ineficaces e incluso obtener conclusiones erróneas.
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