La capa de ozono es la más ligera y fina de la atmósfera y contiene una concentración relativa de ozono (hasta el 0,001%). La capa de ozono protege a nuestro planeta de las peligrosas radiaciones ultravioletas que pueden causar importantes daños a la vida en la Tierra.
No obstante, la capa de ozono no sólo cubre nuestro planeta. También se encuentra en la superficie de la tierra: se utiliza para blanquear la pulpa de papel, desinfectar el agua potable y eliminar los malos olores de los alimentos.
El ozono es una modificación alotrópica del oxígeno. La luz ultravioleta divide las moléculas de oxígeno, convirtiendo el O2 en O + O. Una vez dividido, el O se une a otras moléculas de oxígeno para formar ozono (O3 = O + O2).
Las modificaciones alotrópicas son sustancias similares en su composición, pero distintas en su estructura química y, por tanto, en sus propiedades físicas.
El ozono y las moléculas de oxígeno absorben alrededor del 97 al 99% de la radiación ultravioleta dañina, convirtiéndola en calor.
La capa de ozono se encuentra entre 10 y 50 km por encima de la superficie de la Tierra, en las capas superiores de la atmósfera. La ozonosfera (o escudo de ozono) se encuentra a diferentes niveles en distintas latitudes del planeta. La capa de ozono se encuentra a una distancia de 25 a 30 km en latitudes tropicales, de 20 a 25 km en latitudes templadas, y aún menos en el círculo polar, de 15 a 25 km.
La capa de ozono se considera la más fina de la atmósfera. La concentración de ozono en las capas superiores se mide en unidades Dobson. Una unidad Dobson son 10 micrómetros de ozono puro a una temperatura de 0 °C y una presión atmosférica estable. Se considera que una concentración normal de ozono es de 300. De ello se deduce que la capa de ozono sólo tiene un grosor de 3, 000 micrómetros (3 milímetros).
El principal objetivo de la capa de ozono es proteger al planeta de las peligrosas radiaciones del sol.
Las dosis bajas de radiación UV son buenas para el cuerpo humano porque están directamente relacionadas con la producción de vitamina D.
Este tipo de radiación se utiliza en la medicina moderna para tratar la psoriasis, la osteoporosis, la ictericia, el eczema y el raquitismo. También se tienen en cuenta los riesgos de efectos adversos durante el tratamiento, por lo que cualquier uso de esta radiación está bajo estricta supervisión médica.
La exposición prolongada a la radiación solar ultravioleta puede provocar enfermedades agudas y crónicas de la piel, los ojos y el sistema inmunológico.
Las quemaduras solares se producen como resultado de una exposición prolongada de la piel a la radiación UV. Puede provocar cambios degenerativos en las células de la piel, el tejido fibroso y los vasos sanguíneos. El cáncer de piel y las cataratas son las consecuencias más graves o frecuentes de la exposición a los rayos UV.
La capa de ozono sirve de escudo natural de la Tierra y protege a la humanidad de la radiación UV, que también provoca mutaciones en el ADN.
Años de estudio del escudo protector han demostrado que la capa de ozono ha comenzado a diluirse sobre la superficie de la Tierra en algunas zonas. La primera brecha se descubrió sobre la Antártida.
La causa del daño y el adelgazamiento de la capa de ozono de la Tierra se ha atribuido a las sustancias sintéticas y artificiales producidas por las actividades industriales.
Uno de los causantes del agotamiento de la capa de ozono son los clorofluorocarbonos (CFC), un grupo de compuestos orgánicos que incluyen átomos de flúor, cloro y carbono. Estos compuestos no son tóxicos, son estables y, al interactuar con el aire, no forman sustancias explosivas.
El freón (refrigerante) es un representante destacado de estos compuestos e incluye más de 40 sustancias diferentes. El alcance de la aplicación del freón abarca casi todos los ámbitos de la actividad humana. Los clorofluorocarbonos se utilizaron por primera vez en aparatos de refrigeración (frigoríficos, acondicionadores de aire), en sustitución del amoníaco y el dióxido de azufre, tóxicos y explosivos. Más tarde, los clorofluorocarbonos se utilizaron ampliamente en latas de aerosol, agentes espumantes y disolventes, así como en las industrias alimentaria y de perfumería.
Pero ahora se sabe que los clorofluorocarbonos se descomponen en la atmósfera cuando se exponen a la radiación solar y forman sustancias que destruyen eficazmente las moléculas de ozono. Y aunque los CFC no son una amenaza para la vida en la Tierra, en la estratosfera están destruyendo activamente el sistema de defensa de nuestro planeta.
La problemática del agotamiento de la capa de ozono en el planeta está estrechamente relacionada con la amenaza del calentamiento global. Se especula que la restauración de la capa de ozono ralentizará el derretimiento del hielo.
Los gobiernos y muchas grandes empresas industriales desempeñan un papel importante en el uso de los recursos de la Tierra. Si la conservación se convierte en una prioridad para todas las naciones, quizá se minimice el impacto destructivo sobre nuestro hábitat.
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