Los trastornos del habla son una categoría distinta de los trastornos mentales. Entre ellos se encuentran no sólo los problemas de comunicación verbal, sino también las anomalías en las habilidades motoras y otras áreas relacionadas. El nivel de gravedad de la deficiencia va desde la mala pronunciación de los sonidos hasta la incapacidad del paciente para comprender a través del oído las palabras de otras personas.
Los antecedentes del trastorno resultan diferentes para los niños y los adultos. Dentro de la primera categoría, las causas pueden ser hereditarias, complicaciones durante el embarazo y el parto. Con respecto a la segunda categoría, puede desarrollarse como resultado de neoplasias malignas o benignas del cerebro, infecciones o accidentes cerebrovasculares.
Una función superior es el habla; está íntimamente vinculada a la capacidad de sentir, recordar y pensar. El ser humano sólo puede pronunciar correctamente los sonidos cuando el cerebro funciona adecuadamente. También intervienen el sistema articular (labios, dientes, garganta y lengua) y el sistema respiratorio.
La formación de esta función se debe a dos mecanismos. A partir de ahí, se distinguen estos tipos de habla: la impresiva y la expresiva. Cada uno de ellos tiene sus propias características y cuadro clínico de afectación.
El habla impresiva determina la capacidad de una persona para percibir las palabras escuchadas, comprender las frases leídas. El cerebro se encarga de procesar instantáneamente todos los componentes sonoros de la palabra hablada y, de ese modo, se entienden las palabras.
En este caso, los trastornos del habla se asocian a alteraciones de los analizadores visuales y auditivos, así como a anomalías cerebrales. Hay pacientes que pueden oír una sola palabra, pero no entender su significado. Las palabras dirigidas a ellos son ignoradas y los sonidos son sustituidos en la reproducción de estas frases. Esto lleva a una pérdida de comprensión del paciente por parte de los demás. La persona también puede sentirse desorientada en la comunidad que la rodea.
El habla expresiva incluye la capacidad de hablar, escribir palabras de forma independiente y formar frases. La alteración del habla en esta forma se manifiesta por el escaso vocabulario del paciente. La pronunciación se ve afectada y es incapaz de formar frases y hacer conexiones lógicas entre palabras y frases. Dicha patología está relacionada con problemas psicológicos de la personalidad, trastornos del aparato articulatorio y del cerebro.
Los siguientes signos pueden ser un indicador de que una persona tiene un trastorno del habla, o lo ha tenido desde la primera infancia.
Tales pacientes requieren un examen exhaustivo y un tratamiento oportuno. Por ello es importante que al detectar alguno de estos síntomas se busque ayuda médica. El médico realizará un examen, hará un diagnóstico preliminar y le remitirá a un estudio más exhaustivo.
Las deficiencias del habla impiden al paciente comunicarse plenamente con los demás. Complica significativamente los aspectos sociales, profesionales y personales de la propia vida, por lo que es necesaria su atención cuanto antes posible.
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