La inteligencia artificial es la capacidad que tiene un sistema informático en emular (y superar, en muchas ocasiones) las habilidades humanas.
La concepción de inteligencia artificial es muy variada, por lo que no existe una definición aceptada por todos. No obstante, la IA posee ciertas características que definen muy bien su naturaleza tecnológica y futurista.
La inteligencia artificial se caracteriza principalmente por su imitación al modo de pensar del ser humano. Posee su propio campo de estudio, el cual se conoce como computación cognitiva. Se basa esencialmente en el reconocimiento de patrones, la minería de datos y en el procesado del lenguaje natural para simular el cerebro humano.
La automatización de tareas es una de las cualidades más significativas de la IA. Esta tecnología permite que actividades redundantes, largas y exhaustivas sean ejecutadas por máquinas o programas, en vez de personas.
De hecho, mediante la combinación de la automatización robótica de procesos (RPA) y la inteligencia artificial (IA), surge lo que se denomina como la automatización inteligente (AI).
Por lo tanto, la AI es la composición que une las virtudes de ambas tecnologías para crear un elemento altamente potente. Por su utilidad, es utilizada ampliamente por las empresas, esencialmente para automatizar tareas manuales y conseguir procesos eficientes.
Otro rasgo que las caracteriza es su capacidad de funcionar las 24 horas del día en los 365 días del año. La IA nunca descansa y, por tanto, nunca se detiene. Esto permite que los programas inteligentes puedan avanzar a un ritmo impresionante, sin interrupciones.
Además, es especialmente importante en aquellas actividades donde se requiere personal permanentemente activo y funcionando correctamente.
La alta confiabilidad que se le otorga a la inteligencia artificial es debido a su gran precisión para ejecutar tareas. Las probabilidades de fallas en estos programas son muy bajas. Por supuesto, su grado de precisión depende íntegramente del diseño del software, ya que, al fin y al cabo, la IA es una fiel representación de la creación humana.
Sin embargo, estos sistemas tienden a equivocarse cada vez menos, puesto que, son los propios errores los que permiten la mejora constante de estos diseños.
Un rasgo esencial de la IA, es la capacidad de manejar cantidades ingentes de información. Es aquí donde el Big Data entra en juego. El Big data hace referencia al volumen de datos tan amplio, que es necesaria la utilización de herramientas especializadas para tratar correctamente a esta cantidad de información.
Y es la inteligencia artificial la responsable en manejar los datos que el Big data pone a su disposición. Dicho de un modo fácil, el Big data es el combustible, y la IA es la máquina que lo aprovecha.
La importancia de la combinación de ambas tecnologías se ve reflejada con la creación de herramientas especializadas para ello, así como la formación de nuevos perfiles profesionales para llevar a cabo estas actividades.
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Comentarios 1
Es impresionante como vamos avanzando el mundo de la tecnología, pero hay q tener cuidado es posible que esas inteligencias repercuten sobre los seres humanos en todos los aspectos