“El liderazgo es el eje de cualquier organización, ya que es el enlace entre las personas que la componen y la misión/visión de la propia organización.”
En el enfoque que presentamos, liderazgo se asocia más con la capacidad de influencia interpersonal, como guiar, conducir o mostrar el camino.
Los aspectos más importantes que una organización debía cuidar en su búsqueda del éxito eran la remuneración, como instrumento de motivación, y la formación y desarrollo de sus empleados. A estos se ha unido en las últimas décadas el desarrollo del liderazgo. Tanto es así, que el liderazgo se identifica hoy en día como el agente del cambio dentro de la organización.
A su vez, conviene aclarar que los líderes de hoy en día son cada vez más conscientes de la falta de confianza que separa a directivos y trabajadores, un factor muy importante al que el liderazgo trata de poner solución.
Cuando alguien es nombrado líder dentro de una organización, las personas comienzan a seguirlo porque es su obligación, porque tiene el poder de disponer sobre la contratación, retribución, promoción o despido. El líder debe romper con este poder coercitivo y ayudar a las personas a desarrollar y desplegar todo su potencial humano y profesional. El liderazgo se basa en el interés por las personas y, en este sentido, un buen líder tiene que ser capaz de construir una buena relación personal con su equipo, preocupándose por ellos, respetándolos, conociendo e, incluso, compartiendo sus inquietudes y preocupaciones y siendo capaz de motivarlos.
No podemos olvidar que el concepto de liderazgo debe ir unido al de resultados. Es entonces cuando el liderazgo se complica, ya que resulta difícil hablar de este sin asociarlo a la cuenta de pérdidas y ganancias de la organización. Pero el líder debe ser capaz de ir más allá, no debe quedarse en una eficacia a corto plazo. Si se preocupa por añadir valor a la organización y a las personas de forma simultánea, entonces recibirá de su equipo lealtad y conseguirá implantar un buen clima laboral en la organización.
Cuando el líder consiga sacar lo mejor de su equipo, lo cual se traducirá en un aumento de la productividad y el desarrollo y crecimiento de la organización y, por qué no, de su cuenta de pérdidas y ganancias.
El líder o los líderes deben tener claro hacia dónde se dirige la organización, y deben ser capaces no solo de transmitirlo al resto, sino de facilitar la consecución de los objetivos tanto de equipo como individuales.
El liderazgo se debe entender como un concepto, y no como la competencia clave de un solo individuo. En ocasiones puede existir un solo líder que guíe a un equipo reducido de personas. No obstante, en organizaciones más grandes, la existencia de un modelo de liderazgo basado en unos valores compartidos es una cuestión clave para el éxito de la misma.
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