El rendimiento de una empresa está directamente relacionado con una adecuada elección y construcción de una estructura organizativa. Es preciso definir los niveles de gestión, los repartos funcionales y los procedimientos de interacción entre las unidades verticales y horizontales. Una estructura organizativa bien construida permite la ejecución eficaz de los procesos empresariales, la consecución de los objetivos fijados, la generación de beneficios y su desarrollo. Y para ello en este artículo te compartimos los 6 elementos principales de la estructura organizativa de una empresa.
Uno de los principales elementos del sistema organizativo de toda empresa es la jerarquía de autoridad o vertical de poder que va desde la dirección (por ejemplo, desde el director general) hasta los encargados de aplicar las metas y objetivos fijados (el personal). Este sistema de delimitación ayuda a comprender quién informa a quién en una organización determinada.
Este punto define el número de empleados que el directivo puede gestionar de forma productiva al mismo tiempo. Teniendo en cuenta que cuanto mayor sea la actitud de los empleados hacia el directivo, mayor será la responsabilidad y el área de control.
Este aspecto permite responder a la pregunta de quién toma las decisiones en una empresa concreta. Cuando existen varios centros de poder al mismo tiempo, el sistema organizativo se considera descentralizado, mientras que si hay uno, es centralizado.
Es el grado en el que las actividades de una empresa se distribuyen en diferentes puestos y trabajos específicos. En las empresas con un elevado grado de especialización, los empleados pueden, con el paso del tiempo, ocupar un puesto de experto en el campo correspondiente y encargarse de tareas específicas. Esto se suma a las ventajas de la empresa en su conjunto (mayor calidad de los productos/servicios vendidos, mayor productividad de los empleados, etc.). Mientras que, en las empresas con escasa especialización, los empleados tienen que realizar una gran variedad de tareas.
Tanto la formalización como la especialización son componentes que definen la estructura del funcionamiento de las organizaciones. Su única diferencia es que el elemento en cuestión muestra hasta qué punto las tareas y el trabajo del empleado en su conjunto se rigen por normas y otros mecanismos. La estructura formal de gestión organizativa de una empresa sirve sobre todo para separar al individuo de su puesto. Lo que quiere decir que los empleados de una organización consideran cualquier puesto de trabajo de la misma manera, independientemente de quién lo ocupe en un momento dado. El sistema de gestión informal implica un enfoque en el individuo, que le permite desarrollar sus propias habilidades y al mismo tiempo poner algo cualitativamente nuevo en el puesto que ocupa.
Se trata del proceso de asignación de diversas actividades y reservas a las unidades de producción adecuadas para el posterior cumplimiento de las metas y objetivos organizativos establecidos. Cuando la empresa está estrictamente departamentalizada, los grupos tienen poca o nula interacción entre sí en el curso de sus actividades. Si existe una departamentalización poco estricta, los empleados de los distintos sectores suelen coincidir en su trabajo e incluso se ayudan mutuamente cuando es necesario. Conviene señalar que, con bastante frecuencia, un componente definitorio de la estructura organizativa global es el tipo de departamentalización (la característica que divide la plantilla de una organización en sus grupos de especialistas). Por ejemplo, digamos que los empleados se dividen por el tipo de función que desempeñan (ventas, marketing, etc.) por lo que podemos concluir que la empresa tiene una estructura organizativa funcional.
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