El salario que se paga de acuerdo al desempeño del trabajador y/o a las metas conseguidas, sin tener en consideración el tiempo empleado, es llamado salario variable.
El salario variable es la remuneración que varía según lo que el trabajador logra. Es decir, es un tipo de retribución que no está sujeto al tiempo, sino a objetivos alcanzados. Dichas percepciones pueden ser comisiones, premios o bonos.
Por lo general, esta retribución variable se combina con una remuneración fija, dando lugar al salario mixto.
Un ejemplo simple serían las comisiones por ventas. En este caso, el trabajador recibe un cierto porcentaje de dinero por cada venta realizada.
Pongamos el caso de un vendedor de autos, en el que por cada unidad vendida se lleva un 5% en comisiones. Digamos que en un mes el trabajador logró vender 6 vehículos de $15 000 por cada unidad, logrando un total de $90 000, de los cuales $4500 le pertenecen al vendedor por conceptos de comisiones.
Por tanto, si el trabajador no tiene una remuneración base, su salario, ese mes en particular, si situó en $4500. Este monto variará mensualmente dependiendo de la cantidad y los tipos de vehículos que venda.
Es un pago cuyo monto se desconoce de antemano por su particularidad variable.
Suele integrarse junto con una retribución fija para formar el salario mixto. Aunque existen salarios únicamente con una percepción variable.
Es un concepto de pago habitual, especialmente en aquellos negocios que dependen del rendimiento de sus trabajadores para conseguir ganancias.
Este sistema puede emplearse para ofrecer recompensas tanto a nivel individual como a nivel grupal.
Para poder implementar una política de retribución variable, es necesario integrar un sistema capaz de medir los resultados del negocio, así como el rendimiento de los trabajadores.
Fomenta la productividad en los trabajadores.
Se ajusta mejor a los profesionales con mayor experiencia en un determinado campo (agentes de bienes raíces, corredores de bolsa, agentes de seguros, etc.).
Es un mecanismo para premiar a los empleados por los objetivos conseguidos, y una forma para que se sientan valorados por su trabajo.
Incrementa la motivación laboral, dado los intereses económicos que se plantean.
Al complementarse con un salario fijo, ayuda en la retención de talento.
Permite que los trabajadores tengan la posibilidad de conseguir ingresos más altos.
Mejora el clima laboral.
Orienta a que los empleados trabajen en aquello que es importante para que la empresa cumpla con los objetivos planteados.
Puede generar mayor presión y estrés, si es que el trabajador posee un sueldo del tipo variable sin una parte fija que le asegure una percepción económica mes a mes.
En caso de que el trabajador posea un sueldo base junto con sus percepciones variables (lo que sería un salario mixto), esta retribución fija, en ocasiones, puede llegar a ser relativamente baja. Por lo que, si no cumple con los objetivos mínimos de un mes, sus ganancias pueden verse muy limitadas.
Si el sistema de retribución variable no está bien implementado, puede causar rivalidad entre los empleados de una organización, haciendo que el rendimiento individual se ponga por encima del rendimiento colectivo. Ello podría impactar negativamente en la consecución de los objetivos de la empresa.
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