Todo software que busca a propósito corromper un sistema informático, es conocido como malware, software malicioso, programa maligno o código maligno.
El término “malware” se emplea para referirse a un programa maligno, independientemente de su tipología.
Un malware es cualquier software que efectúa acciones maliciosas dentro de un sistema informático. Es diseñado intencionalmente con fines delictivos y se caracteriza por ejecutarse sin el consentimiento del usuario.
El software malicioso no debe confundirse con el software defectuoso, el cual por errores en su código tiene también la capacidad de causar daños en un sistema, pero no ha sido desarrollado deliberadamente con malas intenciones.
Son los antimalwares los encargados de contrarrestar los programas maliciosos, mediante su prevención, detección y remoción. A menudo, antimalware y antivirus son usados indistintamente para describir a un software protector de amenazas cibernéticas, a pesar de que el término “antivirus” aluda únicamente a los virus informáticos (un tipo de software maligno).
Troyano: Aparenta ser un software lícito e inocuo, pero detrás se esconde un código malicioso.
Gusano informático: Actúa replicándose a sí mismo en diferentes sitios del dispositivo infectado, y también hacia otros sistemas a través de conexiones de red.
Ransomware: Se manifiesta bloqueando parcial o totalmente un sistema informático, restringiendo su usabilidad. En este ataque, los ciberdelincuentes exigen un rescate a cambio de eliminar este bloqueo.
Spyware: Programa que permanece oculto en el dispositivo del afectado para recopilar información confidencial sin el consentimiento del usuario y enviarla hacia un lugar externo.
Adware: Procede mostrando publicidad no deseada en el dispositivo, caracterizada por ser molesta e intrusiva. Además, reúne información sobre el comportamiento del usuario sin su autorización para mostrar publicidad personalizada y aumentar los beneficios del atacante.
Virus informático: Posee la función de propagarse y anexarse a otros programas. Tiene como fin modificar el comportamiento de un sistema operativo, programa o software. Además, puede causar daños en el lugar donde se aloja o destruir datos almacenados en el dispositivo. Algunos virus, sin embargo, no generan daños en el sistema, sino que se limitan a producir molestias al usuario.
Es diseñado intencionalmente. Es decir, la programación de su código nace con el objeto de generar algún tipo de ciberataque.
Engloba a cualquier clase de software malicioso.
Realiza acciones sin el consentimiento del usuario.
Busca adentrarse de forma sigilosa al sistema objetivo.
Su actividad en el sistema puede pasar desapercibida.
Los ataques generados con malware son ilegales y, por tanto, penados por la ley.
A continuación, se presenta un listado de softwares malignos que generaron repercusión en su día:
WannaCry: Ransomware.
Emolet: Troyano.
Stuxnet: Gusano.
Fireball: Adware.
CoolWebSearch: Spyware.
Mientras que un malware abriga a cualquier tipo de software malicioso (en el que se incluyen los virus); un virus es catalogado como un tipo de malware, poseyendo características propias que lo diferencia de otros programas malignos. Por tanto, el primero se usa para hablar en términos generales, y el segundo para referirse a un software maligno en concreto.
No obstante, es habitual que los términos “malware” y “virus” sean usados por igual para hacer referencia a todo programa con código malicioso.
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