Los gusanos informáticos son una forma muy común de malware. Para infectarse, puede ser tan fácil como hacer clic en un enlace en una página web o abrir un archivo adjunto de un correo electrónico.
Un gusano informático es un programa maligno capaz de replicarse y extenderse a otros sistemas informáticos. Así, este tipo de malware tiene la “habilidad” de realizar copias de sí mismo para infectar a otros equipos informáticos a través de conexiones de red.
Los gusanos informáticos (a diferencia de otros tipos de malware) son autónomos. Es decir, que pueden actuar sin necesidad de esperar una acción por parte del usuario. Es por eso que los gusanos, una vez han logrado infectar un equipo, se ejecutan inmediatamente.
Las formas más comunes de infectarse con un gusano informático incluyen la descarga de software malicioso, abrir correos electrónicos infectados, hacer clic en enlaces infectados, y conectarse a redes no seguras. Así mismo, los gusanos informáticos también pueden propagarse a través de dispositivos USB y otros medios de almacenamiento extraíble.
Teniendo esto en cuenta, los usuarios pueden reducir el riesgo de infección manteniendo actualizado su software de seguridad, evitando abrir correos electrónicos de dudosa procedencia, hacer clic en enlaces de fuentes desconocidas, descargar archivos poco confiables, o introducir en sus máquinas medios de almacenamiento extraíble sin tener mucho cuidado, como memorias USB o disco duros portátiles.
Hay 3 características en concreto que definen a un gusano informático:
Autorreplicante: Es capaz de copiarse a sí mismo.
De propagación rápida: Una vez que infecta un sistema, puede propagarse rápidamente a otros sistemas dentro de la misma red.
Autosuficiente: Los gusanos informáticos no necesitan de la ayuda de un usuario para activarse y propagarse, ya que su accionar es automático.
Es probable que un sistema esté infectado por un gusano informático si presenta algunos de los siguientes síntomas:
Sistema que se congela o bloquea sin motivo aparente.
Equipo que está tardando más de lo normal en realizar tareas habituales.
Envío de mensajes extraños por correo electrónico a otros contactos sin tu consentimiento.
Navegador web que funciona de forma irregular, se cuelga o muestra errores.
Equipo que se reinicia sin ningún motivo.
Antimalware que muestra advertencias o mensajes de infección.
Programas que se abren sin que los hayas iniciado tú.
Mensajes de error por parte del sistema operativo.
Archivos que han desaparecido o se muestran de forma irregular.
Aparición de programas desconocidos en el escritorio.
Un ejemplo de un gusano informático es el gusano Conficker, que infectó millones de computadoras en todo el mundo en 2009. Este gusano explotó una vulnerabilidad en el sistema operativo Windows para propagarse automáticamente a través de redes informáticas.
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