La transformación que está viviendo el mercado turístico internacional es reflejo y consecuencia del cambio en el orden económico mundial que se inició hace dos décadas.
Para 2025, cuando la globalización económica haya adquirido toda su dimensión, el sistema de relaciones internacionales no tendrá nada que ver con el que hoy conocemos.
Por supuesto, esta transformación tendrá su proyección en los flujos turísticos internacionales y, en general, en el sector del turismo. Surgirán nuevos hábitos en la forma de consumir, nuevos agentes que irrumpen en un sector en el que se imponen nuevas tendencias y fórmulas de hacer turismo donde el uso de la tecnología es un imperativo.
Según las previsiones del informe “El Turismo hacia 2030” publicado por la Organización Mundial del Turismo (OMT), ese año se alcanzarán los 1.800 millones de turistas viajando por el mundo.
El turismo internacional seguirá creciendo de manera continuada en las dos próximas décadas, siendo los países emergentes de las áreas Asia y Pacífico los que previsiblemente crecerán más, tanto desde el punto de vista de recepción como de emisión de turistas.
El informe calcula que los países de Asia y el Pacífico crecerán a un ritmo del 5 por ciento anual y generarán una media de 17 millones de turistas internacionales más cada año.
Además, el crecimiento de las llegadas de turistas internacionales a destinos de economías emergentes doblará al de las llegadas a países desarrollados (4,4 por ciento frente a un 2,2 por ciento anual). Un 58 por ciento de las llegadas de turistas internacionales se registrarán en países emergentes de Asia, Latinoamérica, Europa central y oriental, de Oriente Medio y de África.
Por otro lado, para 2030, el Noreste Asiático será la subregión más visitada del mundo.
Según ese mismo estudio, la emisión de turistas con origen en los países de Asia y el Pacífico crecerá a un ritmo anual del 5 por ciento, generando una media de 17 millones de llegadas internacionales adicionales cada año.
Europa ocupará el segundo puesto en el ranking de países emisores, aportando a las cifras globales una media de 16 millones de llegadas más al año. Los otros 10 millones de llegadas anuales adicionales las generarán las Américas (5 millones), África (3 millones) y Oriente Medio (2 millones).
Los motivos predominantes de los viajes internacionales tendrán que ver con el ocio y las vacaciones. No se prevé un gran crecimiento en los viajes de negocio.
En cuanto a los medios de transporte más utilizados, el informe señala que la mayoría de las llegadas de turistas internacionales en 2030 se producirán por transporte aéreo (el 52 por ciento), mientras que el 48 por ciento de estas serán por tierra.
En definitiva, de este informe se deduce que el turismo internacional tiene todavía un gran potencial de expansión del que podrán beneficiarse tanto los destinos consolidados como los emergentes.
Llamamos destinos emergentes a aquellos cuyo turismo no está aun plenamente desarrollado, ya sea por falta de las infraestructuras adecuadas, porque en el país no hay una estabilidad política o económica, o simplemente porque aún no existe una oferta turística consolidada.
Son destinos que poseen atractivos naturales, culturales o de otra índole de interés turístico y con un gran potencial, pero que aún tienen pendiente desarrollar una oferta competente y saber cómo promocionarla y venderla en el exterior.
Los ingresos por la actividad turística en estos países aún no suponen un input tan significativo para el global de su economía, por lo que se hacen necesarias políticas de desarrollo turístico encaminadas hacia la sostenibilidad.
Los destinos maduros son aquellos que ya tienen años de experiencia en la recepción de turistas y cuentan con una oferta completa, diversificada y rentable. Estos destinos corren el riesgo de perder su preponderancia en el mercado turístico internacional si no ponen en marcha políticas de innovación turística que les permitan diversificar, mejorar y hacer más competitiva su oferta turística.
Es lo que está sucediendo, por ejemplo, con los destinos europeos, que en el medio plazo mantendrán su posición como principales mercados emisores, pero que tendrán que renovar sus estrategias para mantener su liderazgo en cuanto a lo que a la recepción de turistas internacionales se refiere.
A día de hoy, Europa sigue recibiendo más de la mitad de los viajeros internacionales. Sin embargo, las autoridades europeas están preocupadas por el descenso porcentual producido durante los últimos años.
En 1980 el porcentaje de turistas internacionales que atravesó las fronteras de la UE fue del 63 por ciento. Ese porcentaje bajo al 51% en 2010 y las previsiones apuntan que podría quedarse en torno al 30 por ciento en 2030.
Tal y como se anunciaba en el European Tourism Forum, celebrado en octubre de 2014 en Nápoles (Italia), el aumento de los competidores fuera de la Unión Europea, la demanda de nuevos destinos, desconocidos y exóticos, y la estacionalidad son algunos de los retos prioritarios a los que tendrá que enfrentarse la industria turística europea en los próximos años.
Con anterioridad a la celebración de este foro, la Unión Europea realizó dos consultas públicas, entre diciembre de 2013 y marzo de 2014, para conocer qué visión tienen sobre el turismo europeo del futuro los diferentes grupos de interés del sector turístico. Algunas de las conclusiones obtenidas de las consultas apuntan al desarrollo de la tecnología aplicada a los servicios turísticos y a la potenciación de mercados como la tercera edad, el turismo doméstico y el mercado familiar como posibles soluciones.
El número de turistas internacionales progresa a un ritmo anual de 6 por ciento en la zona Asia-Pacífico. Alcanzó en 2013 unos 248 millones de personas, la cifra más elevada de todas las regiones del mundo, según la Organización Mundial del Turismo (OMT).
El boom del turismo en Asia está impulsando la construcción de nuevos aeropuertos para satisfacer la llegada de turistas a destinos como China, India, Filipinas o Indonesia.
China, India y los Estados del Golfo Pérsico son los mercados emergentes que destacan por encima del resto en cuanto a oportunidades de crecimiento en los próximos años.
Configura la oferta de turismo islámico o halal todos aquellos servicios que se adecuan a los requerimientos de los viajeros que practican la religión musulmana. Halal es una palabra árabe que hace referencia a lo permitido. Se usa normalmente aplicada a la gastronomía para hacer referencia a los alimentos permitidos para los musulmanes según lo establecido en El Corán.
El auge de los viajeros musulmanes es una de las grandes tendencias del sector, que ha conseguido despertar el interés en la industria turística a nivel global con una media de gasto medio por turista muy por encima de otros segmentos.
El turismo halal es un segmento con un potencial de crecimiento digno, que ha alcanzado un 4,7 por ciento, por encima del resto del turismo en el mundo. Este mercado alcanza los 103.000 millones de euros en el mundo (el 13 por ciento del gasto global) y se prevé que llegue a 141.000 millones en 2020.
Singapur, Indonesia, Malasia, Emiratos y Arabia Saudí se sitúan entre los 20 países con mayor crecimiento de gasto turístico en el exterior. Ante tales cifras, países como Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda o Japón están ajustando su oferta a los hábitos de los viajeros musulmanes que residen en Asia, Oriente Medio, Norte de África y América.
Entre los potenciales consumidores del turismo islámico se encuentran también los 14,2 millones de musulmanes que residen en Europa. Según el informe “International Religious Freedom Report 2012” elaborado por el gobierno de EEUU, la población que practica la religión musulmana en Europa se concentra principalmente en Francia (6,2 millones); Alemania (4 millones) y Reino Unido (3 millones).
Los destinos preferidos por los turistas musulmanes han sido hasta la fecha Egipto, Malasia, Turquía, Qatar o Emiratos Árabes Unidos. Cadenas y grupos hoteleros internacionales como Kempinski, Best Western, Rezidor Hotel Group ya han apostado por crear una línea de establecimientos compatibles con los preceptos contemplados en la Ley Islámica o Sharia y están abriendo hoteles halal en países como Dubai, Malasia, Bahrein y Omán.
En Dubai, Almulla Hospitality previeron abrir 150 hoteles halal para el año 2015 en Medio Oriente, Europa y América del Norte como solución a la escasa oferta hotelera que satisfaga las necesidades de estos viajeros.
No se trata tan solo de ajustar los servicios de restauración a las exigencias de alimentación de la religión musulmana, sino que la oferta turística halal precisa incorporar otras prácticas relativas a su cultura y costumbres como pueden ser reservar áreas específicas, tranquilas y con la privacidad adecuada para la oración en grupo, o indicar en las habitaciones la dirección de la Meca, para que los huéspedes puedan rezan en privado si lo desean.
Para asegurarse de que los destinos elegidos cumplirán con sus expectativas y necesidades, los turistas islámicos toman como referencia el sello halal, una certificación conocida a nivel internacional que se aplica a productos de alimentación (comida y bebida), pero también en los servicios de turismo.
Los hoteles respaldados por el sello halal deben cumplir con todos los requisitos que se aplican a los productos de alimentación y locales de restauración halal. No se trata solo de no servir bebidas alcohólicas o recetas elaboradas con cerdo, sino que las inspecciones verifican la calidad de los alimentos, los métodos de preparación de los platos, la manipulación de los utensilios de cocina y la realización de los ritos religiosos por parte de los cocineros. Además, deberán establecer un protocolo de trazabilidad que permita controlar todas las etapas del proceso del servicio halal.
Incluso hay hoteles destinados a este segmento de clientela que dedican un porcentaje de sus beneficios netos como zakat, la tasa de solidaridad o limosna islámica que se considera obligatoria para todo musulmán adulto con ingresos.
Otros servicios turísticos como transportes y agencias de viaje deberán cumplir también con estas condiciones. En el caso de las agencias de viajes se exige que cuenten con paquetes turísticos Halal, donde incluyan restaurantes, hoteles y servicios certificados.
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