El impacto ambiental que generan los seres humanos sobre el planeta tierra puede ser medido, tanto de forma individual como grupal. A esta evaluación se le denomina huella ecológica.
Es un medio de indicador de sostenibilidad para contemplar y analizar el choque ambiental que está teniendo la humanidad.
La finalidad esencial de este indicador es medir, controlar y reducir los efectos negativos que inciden sobre la tierra las actividades humanas.
Concepto de huella ecológica
La huella ecológica o huella medioambiental se define como la medición del impacto que tiene la humanidad sobre el planeta tierra. Indica los recursos que una persona consume para realizar sus actividades diarias.
No obstante, la huella ecológica también puede medir el impacto de actividades humanas a gran escala, como regiones, ciudades y países.
La unidad de medida se calcula en hectáreas, obtenida de la superficie productiva ecológica que requieren las distintas poblaciones o individuos para sustentarse y llevar a cabo sus actividades.
La superficie productiva son los cultivos, pastos, bosques, y ecosistemas acuáticos.
A su vez, mide la superficie necesaria para absorber los residuos que se producen a partir del consumo de los recursos.
En resumen, la huella medioambiental es un indicador que muestra la sustentabilidad de las actividades humanas.
Características de la huella ecológica
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Describe el equilibrio ecológico de los humanos con los recursos de su entorno.
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Cuantifica en hectáreas la superficie necesaria para las actividades humanas, así como la absorción de los residuos generados.
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El concepto de huella ecológica es creado por William Raes y Mathis Wackernagel en el año 1996.
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La huella ecológica se mide en hectáreas globales (HAG) por año. Es decir, los recursos consumidos en superficie productiva en un periodo de 1 año.
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Revela el nivel de contaminación que produce cada individuo o población en concreto.
Consecuencias de la huella ecológica
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Agotamiento de los recursos naturales.
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Deforestación.
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Desequilibrio ecológico.
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Sobreexplotación de los recursos
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Pérdida de biodiversidad.
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Erosión del suelo.
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Aumento del ritmo del cambio climático.
Importancia de la huella ecológica
La huella ecológica ayuda a medir el impacto que tienen las personas sobre la tierra, permitiendo reflejar el nivel de gasto real de sus acciones sobre las áreas productivas (área generadora de recursos y área de absorción de residuos).
Al mostrar con números muy aproximados el coste de actividades y su impacto ambiental de las personas sobre la tierra, permite contemplar reflexivamente sobre las responsabilidades ambientales que cada humano ejerce durante su tiempo vital.
La huella medioambiental es una herramienta para concientizar a la población de sus acciones, manifestando su nivel de impacto y ofreciéndoles alternativas que sean más respetables con la naturaleza.
En la mayoría de los casos, los cambios reales se empiezan a generar cuando existen datos que respalden la veracidad de los hechos, y más aún cuando el cálculo se puede medir de forma individual, dónde la responsabilidad se manifiesta de manera personal.
Es así, cuando un estudio demuestra el daño que una determinada población ejerce sobre un medio ambiente, el sentimiento de culpabilidad no es tan fuerte como cuando el impacto es calculado a nivel personal.
¿Cómo calcular nuestra huella ecológica?
Para medir nuestra huella ecológica, lo mejor es utilizar calculadoras destinadas para este único propósito. Para ello, recomendamos utilizar la Calculadora de la Fundación de Vida Sostenible.
¿Cómo reducir mi huella ecológica?
Hay varias cosas que podemos hacer para reducir nuestra huella ecológica. Veamos cuáles son:
En primer lugar y lo más elemental, debemos medir nuestra huella ecológica para ver cuál es nuestro impacto real sobre la tierra. Una vez sepamos nuestros efectos sobre el medio ambiente y los causantes de los mismos, podremos tener una idea más clarificadora y detallada para reducir nuestra huella medioambiental.
No obstante, existen una serie de pautas que podemos seguir para reducir la huella ecológica, aún sin haberla calculado previamente:
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Emplear fuentes de energías renovables, tal como la energía minieólica, que es una alternativa muy asequible para uso doméstico.
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Utilizar electrodomésticos de bajo consumo eléctrico.
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Optar por medios de transportes menos contaminantes cuando las distancias son cortas, como las bicicletas.
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Favorecer la compra de productos ecológicos, como artículos de limpieza biodegradables.
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Reducir el consumo de carne, ya que la industria cárnica representa uno de los sectores que más contaminantes genera a nivel mundial.
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Optimizar el uso del agua a la hora de bañarnos, cepillarnos los dientes, lavar la ropa, etc. Con el propósito de ahorrar el gasto de innecesario.
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Aprender a reciclar para disminuir la contaminación del aire y del agua.
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Separar la basura dependiendo de sus materiales, clasificándolos en: cartón y papel, plásticos, y metales.